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St. Vincent

Comedia. Drama Maggie (Melissa McCarthy) es una madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de 12 años, Oliver (Jaeden Lieberher). Al tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su nuevo vecino, Vincent (Bill Murray), un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol y a las apuestas. Pronto, una peculiar amistad florece entre ellos. Junto a una stripper embarazada llamada Daka (Naomi Watts), Vincent ... [+]
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Críticas 75
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2021
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Personajes anodinos como piezas de un rompecabezas parecen totalmente diferentes pero comparten algo que les une, un corazón de oro, se ensamblan entre ellos y conforman un precioso mosaico lleno de emociones.

Bill Murray lleva a buen término un papel complejísimo con multitud de matices y bajo una coraza dura y rugosa guarda una auténtica perla que brilla como el sol.

Jaeden Lieberher en su papel de niño nuevo en el barrio resulta absolutamente encantador y Naomi Watts aunque interpreta un papel menor no pasa desapercibida aportando el fulgor de su increíble belleza.

Una película muy especial que consigue conmover al espectador.
shortcut
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9 de noviembre de 2021
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"St. Vincent" es la "Gran Torino" (Clint Eastwood, 2008) de Bill Murray.
Comedia amarga firmada por Theodore Melfi que navega, saliendo más a flote de lo esperado, en los peligros mares de la película políticamente incorrecta hecha para toda la familia. Vale que lo hace más por su gran corazón que por su para nada mucho cerebro, pero lo hace. Y es lo que importa.
El boquete por el que más agua se le cuela a "St. Vincent" reside en el camarote de Naomi Watts. Vale que, de un tiempo a esta parte, me he hecho bastante intolerante a la actriz. No se muy bien porqué, pero ahí estoy. Pero mi problema hoy no viene tanto por ahí, que puede que también, sino más bien porque el personaje que le han dado no le va nada. Una caradura prostituta de la Europa del este embarazada y que, a pesar de ello, aún ejerce. Lo siento Naomi, pero no. No sé si fue culpa tuya o de tu agente, pero ahí había algo que no funcionaba.
Pero por lo demás he echado un buen rato con "St. Vincent".
Isaac Paskual
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30 de abril de 2015
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El abuelo de Heidi, quizás con un poco más de personalidad, pero sin aportar el punto de gamberrismo o de incorrección política que necesita una película que revisa por enésima vez la misma fórmula. Gran Torino no dejó muchas migas que recoger y hay un no sé qué forzado en toda la relación que intentan vendernos los intérpretes o el guión o el director, que huele a "vamos a hacer un producto familiar que no lo parezca o vamos a hacer un producto irreverente que en relidad sea un producto comercial". Puede que sea el hastío el que me hace cabecear a poco que me intenten vender como novedades los mismos tópicos pero yo le pongo un 2 sobre 5.
javiguerrero
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20 de septiembre de 2016
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La cinta es algo típica en el planteamiento y un pelín sensiblera, a pesar de los tintes de maquillaje canalla que Murray le impregna.
Pero lo cierto es que tiene momentos de magia y buen humor, y eso se agradece, y por supuesto cuenta con un reparto de auténtico lujo que la viste de la cabeza a los pies.

En definitiva, no es para tirar cohetes pero se deja ver bastante bien.
carlospulido
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29 de septiembre de 2017
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Tradicionalmente se ha considerado la comedia como el género más difícil de cuantos conforman el universo del séptimo arte, lo que no es óbice para que la industria recurra persistentemente a la inmersión en unas pautas tan trilladas como faltas de imaginación; por ello la llegada de un nuevo título como este San Vicente, apenas aporta unas gotas de animación en la paciente inanición de los espectadores aficionados a las películas destinadas presuntamente a provocar una sonrisa, aunque sea escueta.
El planteamiento no resulta especialmente original: un misántropo al borde de la edad provecta, alcohólico y jugador, que mitiga su soledad y su libido mediante un encuentro semanal con una embarazada y embarazosa “dama de la noche” (a la que da vida una inaudita y casi irreconocible Naomi Watts) se ve abocado a ejercer como canguro de un nuevo vecino llegado para alterar su esquemática existencia, y cuya sensibilidad acabará por redimir al lobo del cuento. Aunque el esforzado y mejorado Bill Murray no sea Jack Nicholson (mejor imposible igualar los matices de un huraño insociable y egoísta) transmuta las debilidades de su personaje en acciones de una empresa a priori difícilmente rentable, y aunque los dividendos no alcancen cotas memorables, al menos la película consigue su objetivo básico de entretener, equilibrando el drama con la emoción y la sensiblería con el comedimiento; lo que no consigue es sorprender y superar la previsible evolución de la historia.
Al final, el personaje de Bill Murray es canonizado como St. Vincent, pero lo más discutible es el tufillo ideológico del “american way of life” que desprende esta pretendida fábula: colegios con clases de religión católica de esencia casi decimonónica apenas tamizada por gotitas de tolerancia espolvoreadas en el guión, asistencia sanitaria para quien la pueda pagar, trabajo a demanda según necesidades y con horarios inacabables… Y aquí es donde entra en función el verdadero santo de la función, la oronda mujer que cuida, sustenta y educa sola a su pequeño, que trabaja sin descanso a costa de sacrificar su tiempo de atención; a pesar de tanta dificultad irradia una vitalidad y optimismo rebozados con la desbordante humanidad que la actriz Melissa McCarthy imprime a su personaje en cada plano, en cada palabra, y que constituye lo mejor de esta comedia demasiado predecible en su desarrollo argumental.
St. Vincent supone una tarjeta de presentación demasiado ligera para el guionista y director Theodore Melfi, otro debutante cuya carrera cinematográfica resulta del todo imprevisible, y cuyo mérito más reseñable está en haber conseguido ensamblar un proyecto como el que nos ocupa; ya constituye una proeza convencer a un puñado de productores para confiar en un completo desconocido y, aún más, hacer que con estos elementos de partida al menos la película resulte entretenida. No es poco.
Pepe Alfaro
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