Morena Clara

Impresiona que en 1936 (pronto iba a empezar la guerra) se hiciera esta película que conserva su frescura y su valor. Claro que se apoya en tres pilares: el saber hacer de Florián Rey, con encuadres sugestivos y novedosos para su época; la simpatía y la voz de Imperio Argentina; la buena música andaluza. Algunos cantes auténticos para quienes gusten del flamenco.
Un blanco y negro que, para esa época, sin los medios técnicos que vinieron después, es prodigioso.
Además, los diálogos, directos, referidos a cosas y situaciones no a conceptos o a ideología, como vemos con tanta frecuencia en el cine de hoy. Con abundancia de metáforas, de juegos de palabras, de hipérboles, el diálogo es siempre vivo.
Y la gracia de Miguel Ligero. Y la cara de infinita pena de Manuel Luna.
“Que yo le echaré a la pava, azuquita, canela yclavo”.

De la mano de Cifesa, se presenta Florián Rey, quien es el gran especialista del cine en los años treinta y cuarenta, e Imperio Argentina su más apreciada musa, como prueban "Nobleza baturra" (1935) y "Morena Clara" (1936). Ni siquiera la Guerra Civil erradica la españolada del cine nacional. Este título también supone un hito en el cine español de la época al costar su rodaje medio millón de pesetas de la época, amortizando la inversión en poco tiempo, lo que da muestra de la buena salud de que goza entonces el género entre el público.

En su doble vertiente como actriz y cantante, Imperio Argentina rueda la primera versión de este título, estrenado tres meses antes del inicio de la Guerra Civil y basada en la comedia de Antonio Quintero y Pascual Guillén, con argumento ambientado en una trama judicial a la cual, por exigencias de la época, se añaden en el guión asuntos amorosos.

El filme consigue gran popularidad nacional e internacional, pero, en definitiva, la primera versión de " Morena Clara" (1936) como película es, salvo el momento del baile, y algún otro muy breve tomado en exteriores, es tan teatro como antes. Y todo ello, a pesar de siempre solvente Imperio Argentina, sin olvidarnos de Manuel Luna.

Reseñar la memorable banda sonora de Juan Mostazo y Rafael Martínez, este último hermano de Florián Rey.

Lo Mejor: además de realizar su primera intervención en cine a la que llega por casualidad, interpreta unas bulerías el luego incombustible actor Miguel Ligero a dúo con Imperio Argentina, "Échale guindas al pavo", por todos conocidas. Y después ella, una zambra inmortal, "Falsa monea" y también la canción "El día que nací yo", tema que años después vuelve a popularizar Juanita Reina. Estos temas son grabados por Discos Odeón.
Lo Peor: obra hoy menor de Florián Rey, si bien todo un acontecimiento en su época.

Del latín imperator, imperatoris, que ejerce el imperium sobre ejércitos o personas. Imperial esta "Morena Clara".
Basada en la comedia de igual título estrenada en 1935 con tres actos y un juicio oral, la cinta nunca pierde del todo el carácter teatral e histriónico de su origen.
Todo comienza en la Venta de los Platillos, "La alegría de los ingleses" según el reclamo publicitario, donde el gitano Regalito (Ligero) con la ayuda de su hermana Trini (Argentina) le levanta media docena de jamones al mesonero al que luego se los malvende.
Naturalmente caen en manos de la justicia y en las de un fiscal, Enrique (Luna), convencido que la "Agudeza, zalamería e ingenuidad" natural de los gitanos les permite "Nacer, vivir y morir al margen de la ley" con sus tambores, monas o cabras que se suben a farolas o escaleras. En su alegato en el juicio rechaza presentarse con la grandeza de espíritu del obispo del obispo Myriel de "Los miserables" de Víctor Hugo. Cita interesante.
Pero ahí está Trini, "Reina de los luceros", para hacerle cambiar de idea usando sus artes adivinatorias y astrológicas, "Cada mortal tiene asignado un planeta en el firmamento".
Como hemos dicho la cinta tiene un tono excesivamente teatral. El guion es flojo, no así la realización con buenos recursos escénicos y excelente fotografía. Ritmo desigual a ratos. Personajes bien perfilados e interpretados, fuera de alguna sobreactuación, tanto los protagonistas como los secundarios.
Imperio en el centro. Emperadora, imperial en la interpretación de una selectísima colección de coplas de la que destacamos "El día que nací yo", debilidad personal que muestra la inexorable fuerza del destino.
Destacan las escenas de los alegatos en el juicio del fiscal y de la abogada, la coreografía bajo la Cruz de mayo o el conjuro gitano de la "garabatosa blanca".
Curiosa la exclamación "¡A vacunarse, niñas!" para despachar una discusión, así como la recomendación de administrar amoniaco para despejar la borrachera.
Comedia amena y divertida con una banda sonora que incluye varias de las mejores coplas españolas.
Buena película. Recomendable.