Mr. Jones

Independientemente de las mejorables actuaciones de los actores, del guión y del tempo de la película, SÍ 3existen personas con trastorno afectivo bipolar, y puedo asegurar que en peores situaciones. SÍ, pueden ser cultos, muy productivos, encantadores en fase maníaca, aunque esto es más probable en la hipomanía. Pasan por fases de euforia desmedidas y por fases depresivas, que pueden conducir al suicidio, sobre todo en los bipolares tipo II. Es una de las enfermedades mentales más graves en este sentido. El paciente es atiborrado de antipsicóticos atípicos que lo anulan y en las depresiones se añaden, entre otros, antidepresivos, que pueden conducirles a fases de manía o hipomanía. Hay un subgrupo, los "cicladores rápidos" que pueden pasar en horas de una fase a otra, aún con medicación. Lo más importante son las fases depresivas. Son personas muy sensibles, que sufren mucho, y NO SON LOCOS O CHIFLADOS; no hacen daño a nadie normalmente, pero son autodestructivos. La película puede estar más o menos conseguida, pero intenta retratar una ENFERMEDAD CRÓNICA, que afecta entre el 1-2% de la población, con altas tasas de suicidio, hasta un 20% de los bipolares tipo II. Los que no son "tan escandalosos, tienen estados de hipomanía que los hace muy productivos, se asocian a gran creatividad y son inteligentes y sensibles. Si alguien tiene curiosidad por esta frecuente enfermedad puede ver la película "Pollock", que protagoniza Ed Harris. No habléis de lo que desconocéis, cuestiones cinematográficas aparte, porque como sois grandes drectores, claro.

Gere resulta más que un maniacodepresivo un payaso incalificable en esta película en la que su psiquiatra se enamora incomprensiblemente de una suerte de payaso incomprensible que para nada recuerda a un enfermo de psiquiátrico. Las películas sobre enfermedades mentales, cualquiera de ellas, resultan más convincentes que esta y al menos intentan impugnar el concepto de enfermedad mental.
Lamentable, no sólo por las actuaciones, sino también por un guión tan malo y un resultado tan cochambroso.

Richard Gere no es un actor que me apasione, pero tampoco creo que sea uno de los peores actores que ha dado Hollywood. Aquí, el atractivo budista se ponía en la piel de un maníaco depresivo o, como se conoce hoy en día, bipolar, que lucha con esta condición mental en su día a día, a pesar de que sus subidas y bajadas pueden ponerle en peligro en más de una ocasión.

El director de la película es el inglés Mike Figgis, no muy dado a andarse con remilgos ni romanticismos a la hora de contar sus historias, como muy bien dejó claro en su "Leaving Las Vegas" y que, junto al guionista Eric Roth y a Gere, investigó a fondo este tipo de desorden psicológico.

Richar Gere estaba aquí guapo a rabiar y la cercanía y el sentido del humor con el que nos regala su interpretación del Sr. Jones hacen que la película se siga con interés.

Su psiquiatra no es otra que la sueca Lena Olin, actriz que, normalmente, me resulta algo fría pero que aquí me parece que está muy bien, el contrapunto perfecto para ese arrollador Jones y la relación que se establece entre ellos, los sentimientos que en ella van aflorando y su química le hacen mucho bien a la película.

Como correctos secundarios tenemos a la siempre elegante Anne Bancroft, el correcto Delroy Lindo y la encantadora Lauren Tom.
Bonita película para disfrutar durante la cuarentena.
Un saludo,
Tess
"No puedo...No puedo detener la tristeza".

Recuerdo que cuando la vi en su estreno me desconcertó que el protagonista, además un actor de la popularidad de Richard Gere, casi siempre en papeles de galán o al menos de héroe, véase su predecesor e interesante trabajo "Análisis Final" (1992), se descolgara en la piel de un tipo más o menos chiflado, el tal señor Jones. Figuraos que llegué a pensar que en realidad fingía porque de algún modo debía acercarse a la doctora Elizabeth Bowen (Lena Olin) para arrancarle un oscuro secreto o algo parecido. En fin, todo menos aceptar que se trataba de un drama entre médico y romántico.

Claro que antes hemos dicho que a Jones le falta un tornillo pero no es cierto. Hablando en serio, es curioso adivinar el trastorno que padece nuestro varonil enfermo. ¿Esquizofrenia? ¿Manía depresiva? ¿Simple locura? ¿Es superdotado o hiperactivo? Por mi parte, aposté por un trastorno bipolar profundo con alguna cosa más. Tranquilos, no soy psiquiatra así que el debate sigue abierto. Mientras tanto te queda la duda de qué clase de tratamiento debe recibir una persona así. La película, se deja ver, te intriga y no está mal rodada aunque se haga un poquitín anodina y el final sea flojete.

Sin dudar, este director creyó en este proyecto, que embarcó al principal actor con toda generosidad porque vieron una historia que con sensibilidad y al mismo tiempo con complacencia podían ofrecer al público , la historia de un personaje bastante original y peculiar.
Con un equipo técnico perfecto que nos dan un envoltorio apetecible y con unos actores todos ellos con su maestría, nos traen una película que puedes ver.