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Kubo y las dos cuerdas mágicas

Animación. Fantástico. Aventuras Kubo vive tranquilamente en un pequeño y normal pueblo hasta que un espíritu del pasado vuelve su vida patas arriba, al reavivar una venganza. Esto causa en Kubo multitud de malos tragos al verse perseguido por dioses y monstruos. Si de verdad Kubo quiere sobrevivir, antes debe localizar una armadura mágica que una vez fue vestida por su padre, un legendario guerrero samurái. (FILMAFFINITY)
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Críticas 92
Críticas ordenadas por utilidad
2 de septiembre de 2016
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Somos la suma de las vivencias que guardamos y recordamos.
Esto, que parece una reflexión obvia, no lo parece tanto en una época en la que nos interesa más posar frente a los demás, asegurar que siempre somos de una determinada manera, y que nunca cambiaremos por nuestras circunstancias (parecería que ser de otra manera nos hace débiles). Esto, parece casi un mito desde que las redes sociales o la aceptación popular han instaurado la dictadura del ahora, del solo disfrutar el momento, ocultando los errores pasados por no enmendarlos, o incluso fingir que nunca existieron aunque nuestro propio ser nos pida compartirlos.
Teniendo eso en cuenta, hay que celebrar la llegada a las pantallas de un milagro como la historia de Kubo. Hecha de plastilina y alambre, pero tremendamente humana, sangrante y material, con un cariño inmenso hacia las historias que nosotros mismos nos contamos, no tanto hacia las que sirven para olvidar como a las que sirven para recordar nuestro camino, y las fortalezas que aprendimos en él.
Es el homenaje particular de Laika a las historias: a su creación, a su desarrollo y a su continuación, entendiéndolas como experiencia humana o como ficción desbocada. Ellos también, como un Kubo del nuevo siglo, le han dado forma a esta para contarla a una audiencia que somos nosotros.

'Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas' empieza con una adecuada aura de misterio, sin miedo a continuarla durante el tiempo que sea necesario.
No es un gran problema porque mientras tanto deja que nos recreemos en paisajes fantásticos más allá de toda imaginación, pero sobre todo porque la técnica de origami de su protagonista nos mantiene tan embelesados como a los habitantes del pueblo al que cada día va a tocar su shamisen, una especie de guitarra tradicional japonesa que en este caso conjura figuras vivientes en trozos de papel.
Es un golpe maestro dejarnos en una relativa oscuridad frente a lo que va pasando: la historia se permite el lujo de contarnos que pasaría si no supiéramos un principio, un final, o un objetivo. Si no hemos pensado que está hueca es por los detalles que nos hablan de sus misterios, como una madre ausente perpetuamente observando el horizonte, o el intrigante parche que luce el pequeño guitarrista, señales de historias pasadas que todavía deberán encontrar su hueco en esta.

Kubo también admite este orden natural de las cosas, por lo menos de las cosas que conoce, y también concibe sus historias de origami como epopeyas épicas que nunca acaban, que siempre dejan a su público sin saber un final satisfactorio. Un detalle sutil dejando entrever que, para él, la vida es igual: algo repetido y carente de misterio, sin posibilidad de renovación.
Esa posibilidad, si la hubo, quedó atrás cuando su madre llegó huyendo del abuelo, del Rey Luna, el cual se enfrentó a su padre Hanzo, un poderoso guerrero samurái, y le arrebató la paz junto a su esposa. Lo siguiente fueron una madre y un hijo llegando a las costas de una nueva, incierta vida. Otra historia que debe encontrar su final.
Por mucha magia que parezca estar presente, por muchas historias que cuente, la vida de Kubo carecerá de un padre, porque es apenas un recuerdo que se afana por tomar forma en los ojos de su madre, sin nunca llegar a hacerlo. Y la falta de un recuerdo propicia un olvido, que es más difícil de calmar cuando se ve que cada habitante de la aldea cuenta con un ser querido al que dar gracias, al que recordar y honrar, por sus errores y aciertos que les han precedido.
Kubo casi no existe, porque nadie le ha contado su historia.

Sin embargo, una falta tan grande exige quizás una curiosidad mayor: basta decir que Kubo comete un error, aún sin saber su principio, por lo menos para saber cómo será lo que viene a continuación. Y es algo que se revela terrorífico, insondable, personificado en sus tenebrosas tías de máscaras blanco porcelana, por primera vez demasiado inabarcable para la sencilla magia de su shamisen.
El viaje iniciático que empieza en ese instante es crucial, porque es cuando por fin el pequeño sale de casa, fuera de la protección, y se embarca en algo desconocido que no puede dejar en suspenso hasta el día siguiente. Frente al inmovilismo, frente a las dudas y al miedo, hacerse valer es el primer paso de una historia, su historia.
En busca de las tres piezas que componen la armadura de su padre, bajo las cuales el Rey Luna nunca le podrá tocar, se topa con la Mona y el Escarabajo, seres sin pasado ni objetivo, que adquieren uno cuando pasan a formar parte de la búsqueda, como si hasta ese momento hubieran estado esperando una narración que continuara las suyas propias.
Ambos dos, sutilmente pero alto y claro, parecen decirnos que si olvidamos nuestras historias solo somos tristes seres vacíos, infinitos, condenados a repetirlas sin saber nada más allá de ellas. No será casualidad que la Mona y el Escarabajo vivan en la putrefacta carcasa de un animal y en un desierto de ídolos derrumbados respectivamente, perfecta metáfora de su condición espiritual.

(Continúa en Spoiler, sin desvelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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11 de septiembre de 2016
26 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, hay que decir que me encanta el stop-motion:esa técnica de mover cada objeto para fotografiarlo y de cada 24 fotos tenemos un segundo de película. Es fantático por lo "primitivo", por lo "manual", por la dificultad añadida, por todo en general. En este caso, la técnica es simplemente espectacular y hay momentos que parece que la animación está hecha con dibujos 3D. Una pasada.
Pero claro, no podemos basar toda nuestra crítica en la técnica. Si no hay detrás una buena historia o buen guión, no tenemos nada. Ese es el problema de esta peli.

Para empezar, no es una película para niños. No es plan de destripar cosas (lo haré en el spoiler) pero mis hijos salieron casi llorando de la sala, y eso que no entendieron mucho de la trama.
Segundo, los escasos "chistes" (o momentos graciosos, si quereis decirlo así), salen en el trailer. El resto de peli habla de sentimientos frustrantes y desazonadores.
Tercero. Los realizadores son los mismos que hicieron "Los Boxtrolls", "El alucinante mundo de Norman" o "Los mundos de Coraline". Sobre todo en esta última, el guión era perfecto y la historia estaba muy bien contada (en este caso, no obstante, la técnica no estuvo a la altura), pero en Kubo... Aunque la historia es bonita (para adultos), no está tan bien contada para mi gusto: La trama se va resolviendo lentamente, sin sobresaltos, con un estilo que podríamos llamar "a lo japonés", que a lo mejor en ese país hará furor pero que en nuestras mentes occidentales nos parece a cámara lenta.
El primer cuarto de hora está muy bien y el cuento de Kubo con sus papelitos de origami es genial, pero el tramo final es tan violento que creí que todo era un sueño del protagonista. El final es trágico y lacrimógeno.

Lo mejor: La técnica. Como dije, es inigualable y los de Laika han aprendido muy deprisa. ¡¡Aardman, tened cuidado que os pasan por delante!!
Lo peor: La manera de contar la historia. Lenta y plana.

De cabeza al spoiler a destrozar cosas:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
EL CACHORRO 2
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2 de noviembre de 2016
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor:
El universo fantástico que recrea. Sin duda te deja con ganas de ver más historias de ese mundo. Aunque no me gustan todas su pelis, soy un gran fan de LAIKA.

Lo peor:
La historia.. ¡con diferencia! Empieza genial pero se vuelve ridícula en cuanto empieza el 'nudo' de la narración.

Historia (2 de 10):
Es típica y previsible hasta lo ridículo; el final no tiene ningún sentido; los personajes son planos y tópicos; las ideas no están bien plasmadas ni desarrolladas para que sorprendan.. o se entiendan.

Estética (9 de 10):
Como todo lo que sale de Laika, es magnífica. Los diseños de personajes son espectaculares, la fotografía preciosa y la animación increíble.

Nivel de disfrute (5 de 10):
Como dibujante resultó muy entretenida. Disfruté el espectáculo visual aunque me horroricé con la historia.

Peli a la que se parece:
A todas las pelis de serie B de los 80, donde un chico emprende un viaje por un mundo fantástico para descubrir que es alguien especial.

Recomendación:
Si eres DIBUJANTE (y adoras los diseños de personaje) es totalmente OBLIGATORIA.. o también puedes ojear el libro de arte.
Javi Gamez
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27 de agosto de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La belleza de esta película no da tregua. Una tormenta en el mar, una mano manejando unos palillos... Desde lo más grande hasta el más insignificante detalle denota un mimo y una imaginación deslumbrantes. El dominio técnico del que puede presuir le rezuma por los poros, pero eso no es lo más importante.

Es una de esas raras ocasiones en las que han conseguido lo más dificil: que todos las piezas se fundan a la perfección para dotar al resultado de un alma. Una mitologia fascinante, una historia poderosa, una narración audaz, unos personajes encantadores, una música espectacular y de la animación ya ni te cuento... Esta película es mucho más que la suma de sus elementos; vive, respira y es tan auténtica como la pantalla en la que se proyecta.

Mientras la veía he pasado como de la m13rd/\ del crítico tiquismiquis que todos llevamos dentro, puesto que desde el mismo comienzo ha sido aplastado por la magia que captaban mis sentidos. No puedo asegurar que no tenga defectos ya que, si los tenia, me han pasado desapercibidos, me he olvidado de que estaba viendo una película. Eso es lo máximo a lo que puede aspirar una obra de arte: cautivarte de tal modo que te haga olvidarte de todo lo demás mientras la contemplas.

Ya sea un apacible rasgueo de guitarra, un precioso origami o el clímax de una lucha, el auténtico arte brilla con una luz que poco tiene que ver con la perfección académica; viene de aquello que no se deja explicar.
zinanox
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1 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con acordes de guitarras esta experiencia de cine oriental con sede en Oregón se presenta como una de las más ambiciosas y originales películas de animación de la temporada. Kubo es magia, portentosa metáfora de las emociones familiares con una profundidad que deja muy atrás a sus competidores más directos.

La cinta de stop motion cuenta la historia de Kubo, un joven muchacho que alberga en su interior una terrible maldición perpetrada por su propio abuelo. Para combatirlo solo contará con la protección de su madre y de un compañero muy particular en forma de escarabajo gigante. Los personajes se mueven en una suerte de sensibilidades fraternales para con Kubo trasmitiendo una calidez que traspasa la pantalla. Una calidez que se diferencia de los primeros acordes de la película, más fríos y desasosegantes. Los toques de humor hacen las delicias del público más infantil que no entenderá los matices metafísicos de una cinta que, sin abandonar lo buen rollista, muestra al espectador adulto una verdadera leyenda homérica sobre la intervención de los dioses en el mundo terrenal. Esta dicotomía entre oscurantismo épico y buenas intenciones infantiles va acompañada por un conjunto de imágenes y que revelan a Kubo como una de las grandes películas de animación del año.

Ambientada en el Japón medieval, Kubo ofrece una combinación entre sólidos preceptos de moralidad asiática, el arte del origami y samuráis tirando flechas. Una historia en planteamiento simple, con el héroe clásico que es acompañado por unos secundarios en un viaje que le lleva a encontrar su destino pero a esto hay que añadir una animación en stop motion que deja imágene impresionantes que reflejan el talento de su creador.

Travis Knight firma su primera y mejor obra de todo el estudio Laika, y lo hace en un momento en el que la animación estadounidense sufre de una multipolarización en lo que a temas y autores se refiere. Luz y oscuridad se unen con los acordes de la guitarra de un personaje valiente pero alejado del héroe común seguro y altivo. Kubo tiene miedos, siente la pérdida de sus padres pero es capaz de alzar el perdón como la gran paradoja de la película.
3Torralbo3
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