La oveja Shaun: La película

Lo digo porque su humor es tan blanco e inocente cómo la propia lana de la ovejas de Aardman Animation. No hay referencias escatológicas ni sexuales, ni dobles sentidos o metáforas que puedan llevar a pensar en algo más de lo que simplemente es, una película para niños con la que algunos adultos disfrutarán, no cómo otras que a base de marketing nos venden una peli infantil en la que se rien los padres a mandíbula batiente mientras lo hijos los miran con cara circunspecta. Resumiendo, una agradable sorpresa y un canto a la técnica del Stop Motion, y no estaría de más que al final nos mostrasen unos segundos de cómo se realizan las animaciones, muchos aprenderían a apreciarla más todavía.

Seguramente los mil y un prejuicios que TODOS los cinéfilos y cinéfafos de uno u otro tipo o pelaje, nos hagan recular ante una película de animación "para niños", sobre un personaje de una serie de animación "para niños" y para más inri, con muñecos de plastilina y no con los últimos avances de esa diosa omnipresente en que se ha convertido la animación digital.
Seguramente.
No es mi caso.

Me declaro fan incondicional de la animación. De topo tipo de animación, de cualquier nacionalidad y destinada a cualquier tipo de público.
Gracias a que ese no es uno de mis prejuicios frente al cine, no me he perdido esta delicia que nos brinda Aardman Animations, el estudio responsable de "Chicken Run", de "Wallace y Gromit", o de la menos interesante "Piratas".

En realidad, esta película lo tiene todo en su contra: su halo de infantilidad, su animación "stop motion" con un acabado no demasiado perfeccionista ni perfecto, la ausencia de diálogos (y por lo tanto de grandes estrellas poniendo sus voces) y una falta absoluta de alardes. En su contra sólo aparentemente, porque todo eso se convierte en sus principales y más sólidas bazas.

Un simple cameo de esta oveja ingeniosa y presumida en un corto de wallace y Gromit, fue suficiente para que los responsables de Aardman vieran su potencial

"La Oveja shaun" se construye con unos personajes ya definidos, con sus caracteres ya forjados por su larga trayectoria, y se mantiene fiel a esos caracteres.
Se cimienta sobre una historia sencilla, sabida y sin sorpresas, pero contada con acierto y con mimo.
Una historia que se desarrolla suavemente, que avanza con tempo moderado, que aprovecha todos sus momentos y que no busca una artificiosa y deslumbrante traca final ni escenas tan apabullantes como vacías.
Una historia que se enriquece con un elegante sentido del humor. Una efectiva mezcla de sutiles detalles, con mamporros y castañazos, de lugares comunes con toques de genialidad, con homenajes y cotidianidad , que busca más la sonrisa que la risa y el deleite que la sorpresa.

Con su punto justo de "buenismo" y moral burguesa, de mala leche, de sátira, de aventura y de inmovilismo.

Ni los personajes, ni las situaciones provocadas al sacar a estos personajes de su entorno natural, ni la historia que se teje con estas situaciones resultan, ni pretenden ser originales. Tampoco esos personajes resultan demasiado elaborados físicamente, ni especialmente atractivos. Y aún así, son curiosamente entrañables.

La originalidad de esta película radica precisamente en su honradez, en su falta de pretensiones y en su tono discreto. En el trabajo bien hecho. En su vocación de entretenimiento y su resultado tan universal que sin utilizar una sola palabra pueden disfrutar y saborear por igual mi sobrino de nueve años, la hija de la frutera o un sargento renegado de la China comunista.

Eso sí, si te avergüenza entrar a una sala de cine para verla, alquila un niño, y si no espera a disfrutarla en cualquier soporte físico o digital en la intimidad de tu casa, sin temor a que nadie descubra que tienes tu corazoncito, y que aún hay un niño dando guerra en algún lugar dentro de tí.

En mi caso os aseguro que es demasiado evidente como para querer esconderlo (lo del niño dentro de mí, lo del corazoncito ya sabéis que no lo tengo).

Hacía tiempo que no me reía tanto con una peli de animación. Esto es similar a los Minions, solo que inteligente, no insulta a su público. Los chistes están cuidados, son inteligentes. Pese a que es un torpedeo continuo, hay mucha fluidez, no te sientes agobiado por tanto chiste porque todos son buenos y algunos son geniales.

La historia es simple, pero muy efectiva y da pie a algunas escenas muy buenas. Lo más elogiable es que se puede transmitir todo perfectamente con unas ovejas que son mudas. Lo fácil, habría sido ponerlas a hablar y quizás habría perdido todo su encanto, pues todos los chistes son visuales. Quizás incluso sería tan insoportable como los Minions y la oveja bebé, mi favorita,se habría transformado en ese personaje infantil coñazo.

Así, me alegro mucho de ver una peli que no trata al espectador como un imbécil, sino que le elogia dándole un producto trabajado.

La vida en la granja ya no es lo que era. La felicidad e ilusión que se respiraban durante los primeros años después de su puesta en funcionamiento oficial fueron perdiendo el sabor, poco a poco, ahogadas en el implacable disolvente del transcurrir del tiempo. Las cosas ahí digamos que iban bien; que los días se sucedían con tanta placidez, que tanto a los animales como al hombre que mandaba por encima de ellos, se les olvidó la excitación de lo imprevisto; de no saber qué depararía la jornada siguiente. No era ningún drama, mucho menos cuando se cumplía tan a rajatabla con los cupos de productividad impuestos. No se conocieron excesivos agobios; no había escasez ni ningún tipo de mal rollo. Ni entre los animales ni con el hombre que mandaba por encima de ellos. Sí que había, por el contrario, una amenaza mucho más peligrosa: la rutina... Hasta que un miembro del rebaño se plantó, convencido de que la obediencia y sudor acumulados durante tantas hojas del calendario, le daban derecho a tomarse un más que merecido respiro. Hora de salir del establo.

El salto de ''La oveja Shaun'' a la gran pantalla, aparte de estar escrito en el destino que marca la industria, podría responder a la necesidad (ya creativa) de escapar, ni que sólo sea ''por un día'', del estancamiento en el que, tarde o temprano, acaba condenando el formato televisivo designado para determinado tipo de series. El detonante de la ficción propuesta por los debutantes en la dirección Richard Starzak y Mark Burton obedece precisamente a esta voluntad (si no necesidad) de romper con una rutina convertida en la peor de las prisiones, es decir, en aquella que está aceptada, casi consensuada. Con el paso del tiempo, los proyectos más atractivos de la comunidad han ido cediendo frente a las exigencias de un día a día marcado por la fría dictadura de las entregas, de las hojas de cálculo, de los horarios, de los plazos... en definitiva, del trabajo más maquinal. Las segundas lecturas (que nos hablan de los mencionados conflictos entre formatos audiovisuales, de las eternas tensiones entre el mundo rural y el urbano, hasta de los invariables anhelos / problemas de la clase obrera) se multiplican a cada palabra escrita.

Solo que para la ocasión, el guión prescinde de los diálogos clásicos para optar por una retahíla de balbuceos que, lejos de hacerse molestos, propician una de las mayores virtudes de la película. Eliminada la (cargante) necesidad con respecto a la agudeza oral que la animación ha ido auto-imponiéndose a lo largo de los últimos años, queda espacio de sobra para que el sello Aardman luzca la que tradicionalmente ha sido una de sus armas más potentes: ese humor conceptual descaradamente visual que tanto nos acerca al slapstick clásico, aquel que por razones obvias (básicamente, por la capacidad inherente para dinamitar las barreras que pudieran ponérsele a la comprensión) no entiende de generaciones ni mucho menos de edades. Se asientan así las bases para que la imagen del producto no engañe a los pocos iniciados en su universo: por supuesto, está garantizado el disfrute de toda la familia. A recordar, esto último en absoluto es un sine qua non comercial (no hay más que mirar algunos de los últimos títulos de animación que han llegado a nuestra cartelera), sino un respeto hacia el espectador (así, en general) que afortunadamente se conserva en determinados lares.

En este aspecto, la Aardman sigue presentando una hoja de servicios impecable. Quizás en 'La oveja Shaun. La película', se pueda echar algo en falta la frescura, originalidad y desparpajo de los mejores trabajos de la factoría (aunque también es de justicia dejar claro que con títulos como 'Chicken Run: Evasión en la granja', 'Wallace & Gromit. La maldición de las verduras' o '¡Piratas!', el listón estaba puesto muy alto), pero no menos cierto es que sigue conservando esas agallas marca de la casa a la hora de atreverse (y triunfar) con un ritmo desenfrenado que casi nunca decae. El resultado es una fábula en la que moraleja(s) y entretenimiento no se pisan mutuamente. Una más que bienvenida dosis de aventuras gamberrillas servida por el habitual y delicioso dominio de la claymation. Desterrada queda la amenaza del ''capítulo alargado''; se abraza, de paso, y una vez más, esa sabiduría a la hora de combinar el gag con el guiño para que de este matrimonio salga algo que últimamente escasea por estas latitudes: el contenido. Quizás no de forma tan contundente como en otras ocasiones, pero ojalá todo el mundo se aplicara tan bien estas normas (tan básicas como fundamentales) de conducta.

La traslación a la pantalla grande de las aventuras de la oveja Shaun (creada por Aardman para el formato televisivo) funciona perfectamente, quizás a un nivel mas ingenuo que sus anteriores grandes producciones como "Piratas" o "Evasión en la granja" aunque no por ello menor. "Shaun la oveja" es como esas antiguas películas de Harold LLoyd o Buster Keaton donde el inocente protagonista iba dando trompazos de un lugar a otro hasta encontrar la ingenua felicidad. Porque "Shaun, la oveja" es mas cine mudo que nunca, deliciosamente infantil y con un ritmo endiablado que hace que incluso los adultos, puedan disfrutar de un espectáculo como este. Técnicamente es, como siempre en Aardman, una auténtica delicia que nada tiene que desmerecer de cualquier película plagada de efectos especiales. No obstante "Shaun, la oveja" no deja de ser otro estilo en el cine de animación y eso se nota en tanto en cuanto el esquema es el mismo de las grandes producciones digitales (ritmo, persecuciones y tour de force final). Totalmente recomendable para niños (y no tan niños).