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Atardecer

Drama 1913, Budapest. Después de pasar su infancia en un orfanato, Irisz Leiter llega a la capital húngara con 20 años y la esperanza de trabajar de sombrerera en la antigua tienda de sombreros de sus padres biológicos. Pero Oszkar, el nuevo propietario, la rechaza. A su vez, se tendrá que enfrentar a su pasado cuando descubre un hermano que nunca supo que tenía. Su misión de encontrarlo la lleva a descubrir oscuros secretos mientras el país ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de aquellas películas que podamos anticipar, o nuevas etapas en la obra de autores consolidados, el cine vive de inesperadas sorpresas, obras que sacuden el panorama y fascinan a la bancada. En 2015 el caso más evidente de este fenómeno fue el de la fascinante El hijo de Saúl, que fascinó al que escribe estas líneas. Su éxito fue tal a nivel crítico y en el recorrido de galardones a nivel internacional que László Nemes pasó caso inmediatamente a ser un director de primera línea, con filas de cinéfilos ansiando como el comer que llegará su nueva película. Su película se esperaba para el Cannes de 2018, pero finalmente fue en Venecia donde se programó, haciéndose allí con el premio Fipresci de la Crítica Internacional. Su película, de la que hablamos hoy, es Atardecer. Si bien el recibimiento fue mayormente tibio, sí que hubo entusiastas, y su llegada a España se confirmó pronto tras su adquisición por Avalon y su paso por el Festival de Sevilla. La confirmación de la asistencia al pase de prensa de diciembre era evidente, y se produjo de manera inmediata. Siempre conviene dilucidar entre el ruido y las opiniones formadas por grupos masificados, más aún en una película que prometía mantener muchos de los elementos de la que es una de mis películas favoritas de esta década. Y reconozco que, aún sin poder negar las evidentes virtudes de una película harto interesante y elaborada, la decepción fue evidente. Una claustrofóbica narración de depurado estilo y minuciosa reconstrucción histórica, pero de confuso argumento y cargante metraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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4 de abril de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que en el inicio apunta al desarrollo de un folletín estilizado, tipo Victor Hugo o Dickens en plan austrohúngaro: chica joven llega a la ciudad a resolver un secreto familiar, padres muertos en un sospechoso incendio, usurpación del negocio familiar por un elegante pero oscuro personaje, posible existencia de un hermano hasta entonces ignorado, extraños personajes (generalmente muy violentos ellos) que van dando pistas por medio de mensajes enigmáticos... todo eso va derivando, no se sabe cómo, hacia una seudo intriga político-erótico-económica en que ya no tenemos claro quién es quién (no por la intriga sino por impericia del guión), por qué hay una banda organizada (o no) de ladrones (o no) que campan a sus anchas por Budapest sin que se asome ni siquiera un poquito la policía, qué les pasa a los procaces y fetichistas príncipes y dignidades del Imperio por la cabeza y por los pies.
Y a todo esto, Ella, la chica con perpetua cara de enfadada con el mundo (pero tampoco tanto) va y viene de acá para allá, siempre en el plano, con problemas de cataratas en muchas ocasiones, a juzgar por el abuso del desenfoque (qué estilazo tengo, pensará el director). El espectador tampoco acaba de entender cómo sabe ir a los sitios, pero, oye, va justo a donde debe ir para ver lo que tiene que ver... y se va. A veces mejor parada y otras peor.
Y lo peor, entretenido lector de esta reseña, es que la cosa se alarga más allá de las 2 horas, en plan tostón con pretensiones de inteligencia.
Si es una alegoría o simbolización del desmoronamiento del imperio austrohúngaro (única lectura posible, si queremos ser generosos) resulta tan simple como confusa. Para eso lean a Joseph Roth, y saldrán ganando.
poldybloom
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16 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan las películas inquietantes. Cualquier película inquietante me induce inmediatamente a pensar que es buena, lo cual reconozco que es un hándicap para su crítica.
La esplendorosa ambientación, una época histórica apasionante en un país muy interesante y un movimiento de cámara tan inhabitual como sencillo me hacen declarar más reflexivamente, aparte de lo anteriormente mencionado, que estoy ante una buena película. La prueba del nueve es que el mismo director sea el autor de 'El hijo de Saúl'.
Y como también sucede con las buenas películas, su gran metraje aumenta su disfrute, al revés de aquellas vanas, pretenciosas o simplemente malas. Hasta el final, se espera con ansiedad la siguiente secuencia porque nunca se sabe lo que va a pasar. Es más se desea que ese final no llegue y que la película dure y dure.
La protagonista no es que sea un dechado de expresividad, al igual que pasa con los secundarios, pero cumple perfectamente para el alma del film. La música de una película clásica en Hungría nunca puede ser mala, aunque esta quizá no sea todo lo buena que cabría esperar, acaso como las interpretaciones recién comentadas, algo grises pero probablemente idóneas para componer una obra que esté por encima de todo ello. Lo más importante en una película, el ritmo, va de menos a más, in crescendo siempre, algo muy difícil, hasta la secuencia final; magistral, sobrecogedora.
Esta película ha conseguido conmigo algo que muy pocas consiguen ya, meterme en la historia, en la época, pero sobre todo en la evanescencia de un fascinante mundo que no existe hace mucho. Me he dejado llevar y he disfrutado de lo que actualmente es muy difícil disfrutar en el cine. No me ha conmovido, pero me ha inquietado mucho y eso me encanta. ¿Qué hay más inquietante que la realidad? La realidad puede ser terrible, de hecho siempre supera a la ficción. Ahora las películas son casi siempre falsas y por tanto poco pueden interesar, al menos a mí. Probablemente la inquietud aquí proviene del horror que provoca un inframundo nunca explicitado. Ese horror inconcreto del que bien se habla en ''Apocalypse now''. Y como demostración de maestría, de eficacia y de suficiencia todo eso se hace sin una gota de sangre. No como con los poceros habituales. Por otra parte hay una sombra siempre presente cuya materialización siempre se espera. En vano. También magistral recurso. Nadie es bueno, parte del desasosiego que emana la cinta viene de ahí, solo podemos esperar lo menos malo.
Habrá quien diga que detrás de tanto oropel simplemente no hay nada. Esos no se han enterado precisamente de eso, de nada. Pobres, ellos se lo pierden.
Hace tiempo que digo que la sobriedad, y no solo en cine, si va acompañada del calidad, es fundamental. Esta es una buena obra para demostrarlo.
Película apasionante por su desapasionamiento.
Cuando se habla del séptimo arte, esta película y las memeces que constituyen el noventaicinco por ciento del cine actual se percibe que son harina de diferente costal.
Magistral película muy de agradecer en estos tiempos.
Fagus
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17 de diciembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Utilizando la misma técnica y estilo visual que su anterior película con la que ganó el Oscar "El hijo de Saúl" Laszlo Nemes nos trae "Atardecer" una expresión del cine un tanto agobiante y asfixiante, en la que no encontramos ninguna fotografía panorámica de Budapest (como en Auschwitz) sino que la cámara persigue a la protagonista de un lugar a otro en primer plano, con la mayoría de fondos desenfocados o fuera de cuadro.

Son elementos muy recurrentes de este director, conteniendo pocos diálogos y personajes bastante inexpresivos algo que lastra mucho el desarrollo de esta historia un tanto confusa contándonos los últimos coletazos de la nobleza y la realeza del imperio Austrohúngaro un poco antes del comienzo de la primera guerra mundial.

La protagonista Írisz Leiter ( Juli Jakab) es una huérfana de 20 años que regresa a su ciudad natal de Budapest por primera vez desde su infancia. Sus padres eran dueños de una prestigiosa tienda de sombreros en la ciudad, después de su muerte en un incendio la tienda todavía lleva su nombre pero está regentada por otra persona. Al poco de llegar descubre que tiene un hermano que lo buscan por asesinato de un conde años atrás...
Pero el misterio en primera persona crece ya que el espectador se encuentra como la protagonista, desorientada sin saber lo que ocurre a su alrededor, parece que todos saben algo pero callan. Irisz permanece impasible en tomas muy largas y deambula como si fuera un sueño por una Budapest muy convulsa.

Es difícil de clasificar la película, igual no conocemos bien la historia de Hungría y tampoco lo que sucede lo explican bien. Pero no hay que dudar de que estamos ante una forma nueva de expresión bastante interesante. Atención al plano final que posiblemente sea uno de los mejores vistos en una película europea en los últimos años.
Destino Arrakis.com
videorecord
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17 de enero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos inmersos en el Tourmalet cinéfilo. Con rampas de hasta dos o tres películas por semana. Todo para llegar a la meta: un febrero o marzo dónde poder ver despejado el horizonte de quehaceres fuera de una sala de cine varias veces por semana.

El que ganara el oscar por una historia dura (El hijo de Saul) y con formas revolucionarias vuelve a la escena. Yo, personalmente, me alegro. Hay que prevenir al público que no le conozca que éste director, aunque por el momento sólo tenga dos películas, tiene un estilo muy marcado; cámara pegada al rostro del protagonista. Lo poco que puedas atisbar a sus espaldas o frente eso que te llevas.

En Atardecer (Sunset), repite fórmula. Yo fui al cine sabiendo que iba a sufrir viendola. Que iba a tener que encajar comentarios de personajes secundarios en un trama que no se me iba a explicar, sino que, simplemente, se iba a desarrollar frente a mí y frente a la protagonista.

Dicho esto, la película cuenta como una huérfana vuelve a Budapest. Quiere retormar el negocio familiar; una sombrerería. Me gusta el simbolismo que hace Nemes, adrede o no, sobre el derrumbe de un mundo y del hábito del uso de ese precioso complemento. La chica ve su mundo personal derrumbarse junto al declive de una época.

Salí de la sala con ganas de más Nemes. Ha hecho dos películas, y las dos con el mismo estilo. Un estilo radical. Me cuesta creer que va a filmar toda su futura filmografía con ese estilo que desafía constantemente al espectador. Atentos a la escena final.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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