Extraños en el paraíso

Nada. Se podría decir que no ocurre nada durante la casi hora y media del metraje. ¿Aburrida? ¿Tediosa? Puede. Sin embargo, hay que mirar en lo más profundo.
Son sólo tres personajes principales que se dedican a pasar el tiempo, sin grandes pretensiones. Eva llega a América procedente de Hungría y se instala en casa de su primo Willie, un chico solitario, malhumorado, cuyo pasatiempo consiste en apostar en las carreras de caballos junto a su amigo Eddie. Parece que la llegada de la chica podrá cambiar ese hastío... O no.
Una fotogrfía en blanco y negro excelente, planos secuencias con cortes bruscos para mostrar los mínimos movimientos, las mínimas conversaciones de los protagonistas; toques de humor precisos que amenizan la historia de unos chicos que ven la vida monótona y aburrida pasar ante ellos. No importa cuál sea el escenario que les envuelve, la situación es idéntica siempre.
Jarmusch realiza así una obra hipnótica sobre cómo evoluciona la vida de unos jóvenes. El tiempo pasa y no ocurre nada. En ocasiones no se puede cambiar, la vida es así y punto.

Ninguna otra película anterior que yo haya visto había tratado tan directamente el sentimiento nihilista, de vacuidad, que puede tener un personaje confuso, perdido en un mundo que no entiende, que atiende a una lógica que resulta ajena, y en el que por tanto no es capaz de encajar, condenado a una cierta marginalidad.
La magnífica fotografía en B/N de Tom Dicillo, distante, fría, contundente, da una visión desangelada del "ese otro EEUU" que hace una grán película de lo que podría haber sido una historia de apariencia vacía.

Reconozco que necesité ver dos veces esta película para que me gustara, la primera vez que la vi no estaba preparado para tanto minimalismo en los planos, las situaciones y las actuaciones, pero una vez que me hice a la idea de lo que quería trasmitir el director con su estilo, la segunda vez me enamoré de esta pequeña historia sobre tres jóvenes perdidos en su propia existencia, escapen donde escapen todos los sitios son iguales solo que con palmeras.
En mi estancia en Dublín donde viví un tiempo, conocí a una chica de Eslovenia llamada Nicole y a un chico de Granada, José, Nicole fue a pasar unos días a la casa de mi amigo en Granada, ella estaba ilusionada por conocer la soleada y alegre España pero cuando me la volví a encontrar en Barcelona, no lo parecía ya tanto, el holgazán de mi colega se pasaba el día durmiendo y solo la sacaba de su casa para meterla en discotecas de polígono industrial, ni un día la llevo a la playa ni a ver la Alhambra, el triste estilo de vida de mi amigo de vivir de noche no se vio alterado ni siquiera ante la cara de ilusión de Nicole, quien por fin reía de alegría bañándose como una niña en las playas de Sitges.
Tras ver esta película espero que entiendas un poco el ladrillo que acabo de soltar.

Extraños en el paraíso es una de esas películas impredecibles, sabes como empiezan, pero no tienes ni idea de como se va a resolver. Sin duda una pieza arriesgada, merece la pena su visionado.

La historia, con un estilo extremadamente pausado, logra explicar con gran agudeza las amarguras de unos inmigrantes húngaros en las afueras de Nueva York.

Wilie, un joven cuyo trabajo consiste en apostar en el hipódromo, recibe la visita de su prima, que ha llegado de Budapest recientemente. Tras pasar unos días en el apartamento de su primo, decide ir a vivir a la fría ciudad de Cleveland, con su tía. Al cabo de un tiempo, Wilie y su amigo, casi socio en sus negocios, se toman unas "vacaciones" para visitar a su prima y emprender un viaje lleno de sorpresas.

Sórdida crítica de los paraísos artificiales que ofrece el mundo occidental, a través del retrato de sus afueras, sus costumbres, su estilo de vida y hasta de su comida. Personajes entrañables y una fotografía digna de ser recordada.

Este verano estuve por primera vez en Estados Unidos, New York exactamente, y la verdad que me hizo pensar mucho, me alegré mucho de haber estado allí.

Estados Unidos y en concreto la gran manzana siempre se venden como el lugar donde los sueños se hacen realidad y cual es mi sorpresa al ver los alrededores de la gran manzana…Dios mío, no me gustaría vivir allí.

Extraños en el paraíso es una película que retrata esa sociedad, esas personas que viven sin sentir ni padecer y no significa que no sientan sino que no saben como expresarlo ni como decirlo, es una sociedad que vive según el sueño americano, dinero, comida rápida y práctica y ese paraíso terrenal que todos se creen.

Si hay algo que me chocó del metro de New York fue la gente, las miradas, gente del día a día con unas miradas vacías, emigrantes que fueron a Estados Unidos para hacer realidad es e gran sueño y se adaptan a lo que hay sin decir ni sentir nada, se amoldan a la realidad porque esa es la realidad de Estados Unidos.

En la película hay una frase curiosa, cuando van a Cleveland y dice el amigo, estamos en otro lugar pero todo sigue siendo lo mismo.
Esa es la realidad de Estados Unidos, grandes contrastes y personas con miradas que no dicen nada, que probablemente siente, cierto pero han perdido lo más importante que puede tener el hombre, la ilusión.

Cuando veía la película, leía este mensaje, gente pobre de espíritu que vive como si ya estuvieran muertos, es una sociedad real, manipuladas por la televisión y el dinero fácil.

La película es muy buena, es el ejemplo de cómo con buenas ideas y pocos medios se pueden hacer algo grande si se sabe lo que se quiere.

Una película americana y no nos creamos que allí no se hace cine bueno, se hace pero no es en Hollywood.

Gran película, inteligente guión, gran dirección y así es, una gran película con pocos medios y grandes ideas.