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Red State

Thriller Las hormonas pueden ser muy traicioneras. Y si no, que se lo digan a los adolescentes que, atraídos por un anuncio que promete sexo en grupo con una mujer, caen en la trampa de un grupo de fanáticos religiosos dispuestos a erradicar con métodos extremos la libido de la juventud norteamericana. Historia inspirada en la figura real de Fred Phelps, el líder de un grupo religioso extremista que se hacía llamar la Iglesia Bautista Westboro. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2012
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La familia Phelps fue bautizada en un documental realizado por la BBC inglesa como la más odiada de los Estados Unidos. La categorización, quizás un tanto exagerada, se le atribuía no a un simple núcleo familiar, sino al seno de una micro-iglesia independiente formada por no más de 40 personas unidas por lazos maritales o sanguíneos. Podemos afirmar sin embargo que su popularidad entre los estadounidenses no es ni mucho menos elevada. Son bien pocos, pero sus incómodas proclamas tienen un gran poder mediático y su hiperactividad se ha materializado en varios reportajes (Jordi Évole de Salvados sin ir más lejos), convertidos en herramientas para expandir su cuestionable ideario. “God hates fags” (Dios odia a los maricones), es su mandamiento principal, a partir del cual van desgranando una serie de hipótesis enfermizas sobre cómo la plaga homosexual lleva a los Estados Unidos y al mundo entero hacia la debacle y el Apocalipsis.

Y ahora en un sesudo ejercicio mental, vamos a relacionar a los Phelps con Kevin Smith, el cineasta que revolucionó la comedia Indie americana en los noventa gracias a su ingenio desbordante y a un sobresaliente dominio del diálogo, y que últimamente se encontraba completamente perdido, reciclado en sus propias concepciones de cine y habiendo dirigido su primera película con guion ajeno: la no muy bien recibida “Cop Out” (Vaya par de polis).
Pues aunque parezca mentira podemos poner ambas cosas en relación, y lo que es aún más sorprendente es lo fructífero del resultado. No deja de parecer una maniobra auto-destructiva, pero Red State no es el simple cambio de registro llevado a cabo por un cineasta a la deriva; es mucho más que eso. Cada diálogo, secuencia, fotograma, está cargado de una gozosa mala uva liberada de todo prejuicio. En el visionado de Red State se ve como Smith se lanza a la piscina sin salvavidas, pero consciente de las habilidades que tiempo atrás le hicieron nadar a contracorriente.

No es solo cambiar el apellido Phelps por Cooper, ni imaginar que las células terroristas al amparo de textos anacrónicos pueden surgir en los lugares más insospechados. El frenético relato no deja títere con cabeza en la sociedad americana: Smith no tiene reparo en llevarse por delante al sistema judicial y sobre todo a unas fuerzas de seguridad a las que los americanos rinden pleitesía religiosa desde el 11 S.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
townshend1988
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6 de febrero de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Dogma Kevin Smith hirió la sensibilidad del mundo católico creando una corriente mundial en su contra. En esta ocasión las repercusiones han sido mucho menores, supongo por que su momento de máxima fama está lejano, aún así la crítica al catolicismo (o mejor dicho al fundamentalismo católico) es muchísimo más feroz.
La historia da auténtico mal rollo creando una atmósfera claustrofóbica alrededor de unos "zumbados" religiosos que podrían ser tus vecinos sin ningún problema. Terror cotidiano, sin nada sobrenatural, un camino nuevo para un director que no solía explorar otros terrenos que no fueran la comedia.
También hace un retrato y con ello una crítica feroz tanto sobre la política anti-terrorista de los USA, las fuerzas especiales y la sociedad yankee.... Ostias para todos y Kevin Smith que vuelve a estar en forma... y yo que lo celebro.
mohinder
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21 de septiembre de 2011
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lejos queda aquí la chispa que supo dar Smith a films como Clerks, que levantó su fama casi de forma inmediata. Por contra, el bueno de Kevin se pasa radicalmente de la comedia al thriller? psicológico con trasfondo y crítica religiosa. Y claro, los cambios radicales ya se sabe, pueden salir sorprendentemente bien o resultar un estrepitoso fracaso. Este es el segundo caso.
Y es que aunque el director intenta dotar a su película de un interés general, y apuntarla directamente con el cañón de la crítica más feroz a ciertos sectores religiosos radicales, la cosa va cuesta abajo y sin frenos, y aparte de unos rescatables Michael Parks, Melissa Leo y John Goodman, yo termino por decirle a Kevin que pare. Que ya ha tenido bastante suerte y que no intente dar estos giros a su carrera. Que esta prueba solo la pasan unos pocos.
Desde los personajes principales (que no lo son tanto después) hasta unas escenas que intentan impresionar y remover al espectador sin excesivo éxito, culmina en un tiroteo eterno con escena absurda incluida para rematar el final, donde nos percatamos de que el director iba con la intención de hacer una gran crítica social pero que no dispone del talento necesario para hacerla perdurar.

Con todo y después de las flojas comedias que ha dirigido Smith antes de filmar Red State (Cop Out), (Hacemos una porno?) si lo que quería era demostrar que domina cualquier género que le echen, y salir airoso, esta vez no ha tenido suerte. Todo el prólogo es exasperante por prescindible y se nos mete con calzador en la acción sin saber cómo hemos llegado.
El ritmo de la cinta es demasiado apresurado, querríamos saber más sobre estos personajes y sus motivaciones, sin embargo se opta por un puñado de escenas pretendidamente efectistas y violentas, que no resultan suficientes.
Al final, salvo el monólogo de John Goodman y la escena que cierra la cinta, poco más podemos salvar de un pretencioso ejercicio cinematográfico que le viene demasiado grande a un director que, quien sabe, quizá ha tenido demasiada suerte en el negocio y ésta es precisamente la confirmación de ello.

Un ejercicio fallido, aunque sí valoro el riesgo que corría su director cambiando de frente de forma tan radical, el resultado es bastante pobre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Moreno
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22 de septiembre de 2011
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera de uno de los directores estrellas del cine indie de los 90 parecía estar en un peligroso punto muerto. No parece fruto de la casualidad un cambio de género, y viendo los resultados ha sido una decisión productiva. "Red State" es una recuperación de atmósferas, personajes, intenciones y resultados del pasado, una especie de invocación a las texturas visuales y conceptuales de las "nasty-movies" de los 70. Kevin Smith articula su historia en una trama donde no hay un claro protagonista y demuestra una fuerza narrativa inusual en él, jugango con tino a enlazar el thriller y el discurso político. La película, fibrosa y áspera, no se queda a medio camino, pone en tela de juicio todo tipo de fundamentalismos sectarios y también el "modus operandi" del gobierno: ofrece una radiografía devastadora sobre una sociedad enferma e infernal donde la vida humana es poco o nada valiosa. Y todo ello disponiendo del inmenso talento de Melissa Leo, impagable como matriarca de una familia disfuncional (haciendo doblete con "The Figther") con tendencias psicóticas; y un voraz Michael Parks que haría palidecer al verdadero Fred Phelps. Un título revelador, de grandes intenciones, y lo que es mejor, plenamente logrado. Casi obligatoria.
Sirope
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25 de noviembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kevin Smith volcó muchos esfuerzos con esta película, tras todos los rechazos de Hollywood, falta de distribución y financiación económica, él mismo puso en venta los derechos de distribución de la película, incluso él mismo en persona tuvo que distribuir y presentar la película por diversos festivales. Al final parece que va consiguiendo reconocimientos y bastante aceptación por parte del público en general.

La película no me gustó demasiado, aunque no es culpa de la película, podría decir que dejando de lado mi opinión personal la película no está mal, tiene sus aciertos y un cumulo de intenciones arriesgadas. Pero también es una de esas películas fácil de olvidar, algo negativo, pues su mensaje es contundente y tendría que haber sido algo más intenso o no quedar tan sepultado por la sátira general que produce su desenlace. Kevin Smith realiza un cambio de registro, en realidad no muy radical, pues lo que nos presenta es una mezcla de estilos que se podrían denominar como trhiller con toques de terror endulzado con humor negro. Se puede decir que se trata de un director irregular, deje o no la dirección cinematográfica como ha venido anunciando, hay que decir a su favor que es bastante mejor que muchos directores actuales.

Lo mejor de la película es como arremete contra todo y contra todos, hay tres grupos protagonistas, los primeros son el grupo de adolescentes, pasando por la secta religiosa y terminando con el abuso del poder policial y el gobierno de los Estados Unidos. Es un acierto lo imprevisible que resulta su desarrollo, con un comienzo de típica película de adolescentes con dudosa moralidad que aportan las dosis de humor, pasando por el terror que puede infringir la falta de raciocinio del fanatismo religioso; todo culminado con las incongruentes decisiones policiales a la hora de impartir justicia. Donde si se pierde un poco la película es a la hora de impartir un punto de vista, aunque por lo mismo puede resultar un acierto no explotado debidamente, pues con un buen reparto el protagonismo queda repartido y difuso, no siendo ese el punto negativo, sino no haber exprimido algo más al reparto. Está bien pensado el mostrar la ridiculización del fanatismo religioso, en este caso el cristiano, lleno de homofobia e intolerancia; pero mostrando también su punto de vista, aunque no de forma objetiva. Lo mismo ocurre con la crítica hacia las decisiones policiales, digamos que se marca bastante quienes son los malos, por decirlo de algún modo, esto no quiere decir que los adolescentes sean los buenos con quien tengamos que identificarnos, como se indica antes, Smith arremete contra todo y contra todos. Una película que sin estar mal se pierde en sus formas, deja claro su mensaje de crítica pero queda diluido por un tono difuso sobre su mismo contexto.
Orlok
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