La montaña rusa

El mundo del cine español se queja a menudo de que el público se interesa más por las películas de fuera que por las españolas, viendo esta especie de película porno pero con cinco hojas más de guión deberían replantearse las quejas.
Que películas como esta reciban una subvención deja mucho que desear. La pareja Ernesto Alterio- Alberto San Juan que han hecho comedias como "Días de fútbol" o "El otro lado de la cama" no sé como se han dejado convencer para hacer esta película.
Del guión, como han dicho en las demás críticas, no hay mucho que comentar, siempre trata de lo mismo y tanto el devenir de los acontecimientos como el final de la película lo sabes desde el minuto 10.

Estamos ante el clásico ejemplo de cine español, un cine popular con intenciones morales profundas, con este me refiero a que se centra más en las escenas de sexo que en el fondo moral de la historia.

La película es entretenida, te hace pasar un buen rato, pero parece que no saber ir más allá con las escenas de sexo, no digo que me molesten, para nada, pero en una gran parte de la película solamente se ve cama, cama y más cama…

Los actores están bien, la historia pretende tener un fondo, pero en mi opinión, todo resulta ser fácil y barato, pero entretenido.

Lo único que me gusta es como se da la vuelta a la tortilla, es decir, ahora las mujeres tienen mucho poder en las relaciones y en las decisiones de pareja, y eso queda claro y evidente, quizás es el único aspecto importante de ese aspecto “moral”.

No es una obra de arte, pero tampoco es tan mala como la pintan. De hecho, es bastante fácil que más de una persona pueda sentirse identificada con la protagonista. Creo que refleja perfectamente ese inconformismo humano del que todos hemos sido víctimas alguna vez. ¿Por qué tengo que elegir? ¿Por qué no puedo tenerlo todo?
Por supuesto, nuestra protagonista no nos parece en ningún momento una Santa. Es más, seguramente se haya ganado más de un insulto por parte de algún espectador. Pero, ¿a quién elegirían la mayoría de las espectadoras? ¿Hasta qué punto es importante el sexo en una relación? En esta película creo que dejan bastante claro su punto de vista, dando una imagen bastante favorable de los hombres.
La afortunada que ha encontrado a su príncipe azul pero que es incapaz de resistirse a la tentación de un orgasmo. ¿Excesivo sexo? En absoluto, las escenas de sexo que aparecen son totalmente necesarias para expresar las diferencias entre ambas relaciones. Su pareja es tierna, cariñosa y tranquila. Su amante es un canalla apasionado e impetuoso... que consigue provocarl orgasmos inolvidables. Dos hombres completamente opuestos que le ofrecen por separado todo lo que buscaba en conjunto.
Y sí, por momentos nos parece una mujer egoísta, cruel y de mente calenturienta. Pero exactamente, que tire la primera piedra el que nunca se haya sentido perdido en una elección. Porque esta historia, este dilema, sucede a diario en la mente de un montón de mujeres. Ciertamente, el final nos queda un poco cojo, nos deja a la expectativa de qué sucederá en este círculo vicioso en el que su cabeza elegirá siempre el amor, mientras que su cuerpo necesitará el sexo.
En cuanto a esa carencia de humor de la que se habla, a mí me ha arrancado un par de carcajadas con más de una escena. Sus conversaciones absurdas y ciertas situaciones me han parecido hilarantes. En definitiva, es una de esas películas que no aporta gran cosa pero que entretiene durante unos minutos.

O quizás debiera decir ‘bote por el orgasmo’ para ver hasta donde llega la recaudación, je, je. Bromas incluídas -también se me había ocurrido el título de “¿Viva el punto G?”, como lema alternativo-, diría que toda la gracia que tenía “AL OTRO LADO DE LA CAMA”, y donde en realidad ya se explicaba casi todo, no ha encontrado aquí el equilibrio preciso para hacerla más digerible. A su exceso de metraje, con situaciones repetidas y que pueden saturar, le sumo el no acabar de creerme o, mejor dicho, no importarme las peripecias de este trío protagonista, dos hombres y una mujer, representando el amor físico por una parte -léase placer con mayúsculas- y el amor con zapatillas por el otro, el de estar cómodo, vamos. Se opta por elegir -¿y por qué hay que hacerlo a estas alturas del siglo...?- a uno de los dos, en un final pretendidamente realista pero que siempre será subjetivo, claro. Y es que, como dice Alberto San Juan, el que esté libre de cuernos que tire la primera piedra. Aquí se intenta, parece, de otorgarle a la química un trato de preferencia que queda muy progre, la verdad, pero corres el riesgo de marearte y soltar una buena vomitona en plena ‘montaña rusa’. A esas alturas no intentes el buscar unas pantuflas que no las encontrarás… O sí! que ese es el quid: el aliar ambos aspectos (por pedirlo que no quede) o mantenerlos como están, de modo civilizado ;) Ah! un detalle importante: los actores están bien y se entregan :)

La historia es totalmente creíble, debido a la traumatización a que estamos expuestos muchos de los que deambulamos por el globo terraqueo. Hacemos daño excusándonos en que no somos culpables: que si nuestra niñez, que si la ignorancia a ser feliz, que si no quiero hacer daño a mi pareja y la engaño con otro... Moralmente el guión es muy duro, y estremece, por eso me parece muy bueno y acertado.

Pero la película falla en las actuaciones, no trasmiten lo que un guión con tanta fuerza debería. El director no se aclaró si quería darnos una comedia o un drama. Sin duda, vence la primera, pero sin hacernos "ni pu_ _ gracia".

Verónica Sánchez es bella hasta la saciedad. Solo por eso merece la pena invertir el tiempo.

Disfruten.