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Anvil - El sueño de una banda de rock

7,6
3.024
Documental Documental sobre Anvil, la banda más popular del heavy metal canadiense. Entre 2005 y 2006 Gervasi filmó algunos shows de la banda y también entrevistó a algunos amigos de Anvil. Cuando consideró que ya tenía suficiente material, estrenó el documental. Se estrenó en el festival Sundance y obtuvo una excelente acogida por parte de la crítica. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2010
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco más que añadir a la euforia suscitada por aquí; la comparto por completo.

Una de las radiografías de la amistad más emocionantes que he visto nunca. Porque esto no es un documental sobre rock, es un canto a la amistad. Quien quiera limitarse a alzar los cuernos al aire, que desayune un bocadillo de tachuelas.

Si soy sincero, jamás había escuchado a esta banda, al menos siendo consciente de ello, pero importa bastante poco, aunque si hubiera sido el caso el impacto hubiera sido quizá más potente. Joder, es imposible no solidarizarse con este par de sujetos y sus miserias, sus encuentros y desencuentros, su modo de zafarse del infortunio y la incomprensión a golpe de paciencia y de fe, hasta llegar a ese redentor final, donde, si eleváis adecuadamente el volumen de vuestra televisión, se me escucha a mí jugando a la Nintendo y aplaudiendo con fervor.

Muy grande, claro.
Barfly
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31 de agosto de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ves a Lars Ulrich, Slash o Scott Ian y comentan que tenían a Anvil como a una de sus bandas favoritas en sus inicios, de la cual piensan que influyó en superbandas como Metallica, Guns‘n’Roses o Ántrax, y con la certeza de que creyeron que Anvil iba a poner el género del Heavy-Rock patas arriba, y a los pocos segundos ves la melena mezclada con calvicie de Steve “Lips” Kudlow (líder de Anvil) trabajando en su pueblo natal canadiense de repartidor de comida para centros escolares en pleno 2008 y piensas: esto es de broma. Una broma divertida, pero broma al fin y al cabo.

Aunque no. Todo en este documental es verdad y con una sinceridad fuera de lo común en el género. A lo largo de escasos ochenta minutos el espectador puede ir desvelando el porqué de su rotundo fracaso. Por qué no se vendieron esa millonada de discos, cuando todo apuntaba a que la banda canadiense se iba a comer el mundo y no iba a para de girar en esos treinta años que transcurren entre ese festival y la actualidad, donde lo único que ha sucedido es que los miembros de la banda tienen básicamente una vida igual de mediocre y convencional como cualquier ciudadano de clase media.

Esas ganas megalomaniacas, pero en el fondo humanas y sensibles con un sueño nunca abandonado, es lo que mantiene en pie un documental filmado desde el cariño por la miseria del ser humano. Sacha Gervasi, su realizador, en su juventud, fan y groupie de esta banda, trabaja una formalidad que carece de cualquier introspección más allá de ser un documento con aires independientes y domésticos (en Sundance, Anvil arrasó). Sin embargo, los logros se mantienen en el bando del fondo de la historia.La desgracia del sueño americano, la visión romántica que absorbe la visión de la realidad desde la búsqueda constante de un ideal de belleza vital, de felicidad personal y subjetiva en sumo grado. Una promesa entre dos amigos a los catorce años de edad, hace que más de media vida después siga bombeando un anhelo, una quimera y un espejismo que se topa una y otra vez con la objetividad de la existencia.

Disputas, autenticidad, lágrimas, gritos, impotencia ante el monstruo de la globalización y de las multinacionales. Este documental llano y amargo pero con una gran dosis de optimismo vital y autenticidad en los sentimientos parece toparse, por las frías calles del desconsuelo, con las ganas de un Kevin Smith con la idea de fusionar 'Some Kind of Monster' (Joe Berlinger y Bruce Sinofsky, 2004) con 'This Is Spinal Tap' (Rob Reiner, 1984) en plena era MySpace, donde aún parecen existir sueños musicales que a pesar de jugar con muñequeras de pinchos, cardados y headbanging están totalmente convencidos de que el destino les depara algo muy grande.
Migue Muñoz
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12 de noviembre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anvil es la película que todo artista debería ver. Es más, no sólo ver, sino convertirla en su religión.
Lo es por lo que cuenta. Por la fe inquebrantable de un par de locos en el triunfo, en romper la barrera que separa su propio patetismo del ajeno. Por la determinación con la que buscan su autorrealización sin perder sus valores. Por encontrar la felicidad en el camino más que en el destino.
Lo es también por cómo lo cuenta. Y lo cuenta con verdad. Con una cámara en mano que se vuelve agente doble, se vuelve cómplice de protagonista y espectador. Con un humor que desnuda a los personajes y luego les hace merecedores del calor de un abrazo. Con una ternura idéntica a la de los amigos, a los cuales llegas a querer más por sus virtudes que por sus defectos.
Con todo eso, Sacha Gervasi construye una obra maestra. Un monumento al arte, pero también al al fracaso, a la familia. Una nueva demostración de que es en los márgenes de la realidad y del triunfo donde se encuentran las metáforas que convertir en ejemplo, en referente vital.
Por ello, si el fracaso de Anvil como grupo les dignifica, el tiempo de la peli les glorifica.
mato
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28 de junio de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anvil es una banda de heavy metal canadiense con más de 30 años de carrera, más de una decena de discos y centenares de conciertos a sus espaldas. Incomprensiblemente, a pesar de haber empezado antes que muchos grupos que después se llevarían la fama y el dinero en el mercado del heavy (Metallica, Guns 'n' Roses, Manowar, Slayer, etc...) y de haber influido en ellos (y de haberles saqueado) tal y como reconocen en el propio documental voces autorizadas como las de Lars Ulrich de Metallica o Lemmy de Motorhead, Anvil fueron condenados al ostracismo e indiferencia más absoluta.

En un ejercicio de nostalgia y de justicia por parte de Sacha Gervasi (que ejerció como fan y "roadie" de la propia banda durante la década de los 80), nos da a conocer las verdaderas motivaciones de los dos líderes y miembros fundadores de la banda (junto con testimonios ocasionales de familiares y amigos): "Lips" que ejerce de vocalista y guitarrista y su fiel batería Robb; dos personas que llevan el concepto de la amistad a otra dimensión desde que se conocieran con 13 años. Y esa es la gran baza de la película: se centra en las emociones, deseos y sentimientos de dos personas a contracorriente, nunca dispuestas a darse por vencidas por muchas adversidades que se les presenten (en este caso, más de un tópico relacionado con el rock and roll) a lo largo de una carrera dilatadísima en la que la mayoría habría abandonado al primer asalto. No encontramos ninguna acusación ni rabia ni malas intenciones ni mucho menos lamentaciones por las penurias que pasa la banda. No busca culpables la cinta, porque cada uno a fin de cuentas es responsable de sus propios actos y más allá no tiene sentido buscar explicaciones. "Lips" y Robb tienen un sueño. Pudieron ser futbolistas, luchadores de "wrestler" o carpinteros, pero eligieron ser estrellas de rock y nadie les podrá decir que no lo consiguieron a pesar de lo que nos muestran las imágenes. Como bien dice "Lips" en una de sus múltiples y antológicas sentencias, acerca del nuevo disco que acaban de grabar: "es un éxito venda 10 copias o 10 millones porque después de 13 discos y más de 30 años hemos logrado sonar como nunca". Y eso es lo que nunca debemos confundir, el éxito con el reconocimiento; y si tienes la actitud adecuada, el éxito está asegurado, por mucho que te falle tu "roadie", tu "manager", o las compañías discográficas. Sin duda, un gran retrato humano.
César
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17 de diciembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al habla uno que llevaba su chupa con sus parches. El metal fue mi salvación adolescente, fue la puerta de entrada al mundo de los solos, las greñas al viento y los fuegos de artificio. Dicho esto, mi nota dice el resto.

Mi intención es proponer “Anvil 2, los fans”.
Existen al principio de la película dos personajes que me hicieron caer del sofá. Verdaderamente únicos en su especie. Uno barbudo-con-gorra-sin-dientes Mad Dog (cuyo mayor logro en su vida es beber cerveza por la nariz) y el otro bigotillo-cara-redonda Cut Loose (al cual vemos más tarde siendo el jefe de una compañía de televenta vomitiva por teléfono). Estos dos, concretamente el segundo, afirman haber estado en 200 o 300 conciertos de Anvil (son fans des de que nació el grupo). Desde aquí rompo una lanza a su favor. Ellos son realmente los que mantienen a Anvil en la cresta de la ola. Son lo que los peones al ajedrez, su alma. Estos dos tipos son realmente para dedicarles un documental. Sin ellos, puede que Anvil no existiera. Antes de despedirse rezan así “prefiero ser libre y odiado que ser un esclavo del amor…six...six...six”. Brillante.

Si la hacen te juro que llenan cines.
Lo veo..."esta es la historia de dos hombres que siguieron con fervor y fanatismo a su grupo favorito Anvil...durante más de 30 años... ¡Cut and Mad! ¡estos dos locos no se cortan!"

¡Lo veo!
Rodolfo Lasparri
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