Caído del cielo

Enfundada en su chaqueta vaquera de Elvis, la joven Linda Manz se enfrenta al mundo entero, a un mundo que, ay! no la comprende ni la comprenderá. Los fatídicos sucesos acaecidos unos años antes, cuando su alcoholizado padre y ella chocaron contra el autobús escolar, acabando con las tiernas vidas de montones de niños, parecen haber dejado su alma marcada por un fuego salvaje e indomable, que la lleva a ser incapaz de adaptarse al mundo, conteniendo una ira punk en su interior que ira haciéndose cada vez más y más grande.
Admiro la firmeza de su carácter, la osadía de su temperamento, pero, ciertamente, y esto es lo que nadie le dice en la película, ni siquiera el maldito orientador escolar, es que uno debe adaptarse al mundo, pues el mundo no se adaptara a ti. Todos hacemos multitud de concesiones para vivir en sociedad, y quizás no es un precio tan grande a pagar a tenor de las ventajas y comodidades con las que contamos. Esto es lo que yo haría comprender a la joven si tuviera la oportunidad.

Unos años después de esta película, Linda Manz actuaria en una producción parecida, Gummo, que, a pesar de las obvias diferencias psicológicas y sociales, nos hablan de un mismo tema, el vacio de una generación nihilista condenada al ostracismo en pueblos perdidos de los Estados Unidos.

La gasolina (por no decir dinamita) de "Caído del cielo" (por cierto, enésima absurda decisión de modificar el título original de una película) es sin duda el contenido psicológico de los tres personajes principales: la madre, el padre y la hija. En ellos todo son lamentos y todo son soledades, y aunque el resultado final viene dado por diferentes circunstancias, lo que cuenta es que los tres son iguales. Al menos es mi punto de vista. El contenido personal de cada uno los lleva por diferentes caminos pero acaban llegando al mismo lugar, y no porque sean familia: la madre toxicómana, que malvive esperando a que el padre salga del talego, el padre alcohólico que quiere salir del talego para retomar su vida mediocre, y sobre todo, la adolescente que en el duro proceso de buscar una identidad no se da cuenta que vive en un pozo.

No es una obra maestra, ni falta que hace, y sobre todo Hopper es mejor actor que director, cuestión que con el tiempo quedará más que clara. "Caído del cielo" (con lo bonito que es el adverbio 'inesperadamente') llega a nuestros días bastante olvidada, y eso pese a tener la etiqueta de cine independiente, con lo que atrae algo así. En sus noventa minutos hay tiempo para recordar el cine de John Cassavetes (y esto no lo digo en forma de elogio precisamente, todo lo contrario), con escenas calzadas de forma no muy acertada. En todo caso, su brutalidad y frescura sí la hacen interesante. La adolescente marimacho es un puntazo, las cosas como son. Mucho hablar de Elvis, de los Pistols y el punk, pero lo que no será fácil olvidar es el desparpajo de esa niña que va camino de ser mujer.

Desde mis memorias punkis de cuando leía el Popular 1 siendo un pibe, recuerdo haber leído sobre esta película.
No soy particularmente fan de Easy Ryder.
Me parece una película de su tiempo, hippista e ingenua.
Todo lo contrario de esta Out of the Blue.
El título en castellano , que ya fue copiado por el sobrevalorado Ray Loriga para una de sus novelas de jóvenes airados, es la acepción que tendría al castellano ese verso tan hermoso del viejo Neil Young. Enorme disco el Rust Never Sleeps.
La peli la ha recuperado en el 2019 la chica de la mamada a Vicent Gallo,(qué escena más forzada por el amor de dios) Chloe Sevingy, y no sé cómo podré darle las gracias, porque esta película me ha gustado tanto y he salido tan mal parado de ella, que no cabe en mi más gratitud.
Y es que en estos tiempos de limpieza moral que corren poder ver esta peli,o qué sé yo, Deliverance de Boorman, sigue siendo un nadie sale vivo de aquí tan contundente que has de ayudar con tu mano a cerrar tu boca.
Un film absolutamente necesario.

Oscura, potente, fría, arriesgada, morbosa, ingeniosa, nauseabunda, dinámica, envolvente, deleznable, enigmática, intrigante, escalofriante, bucólica, intensa, poética, demencial, increíble, asquerosa, mugrienta, erótica y sangrienta producción americana independiente que consigue jugar con elementos habituales del cine de suspense, aportando unas notables dosis de Gore,
Los responsables de la producción, no ofrecen nada realmente novedoso, pero consiguen encontrar un memorable equilibrio entre suspense y terror, dejando espacio para profundas reflexiones éticas, acompañadas por una gran selección musical del cine de la época.
No me ha parecido una gran película, pero he encontrado en ella, diversos puntos a destacar y salvar de la quema.

Cebe es una adolescente endurecida por la vida, con comportamientos masculinos, vive en un pueblo de esos donde se conocen todos, tiene un padre alcohólico que esta en la cárcel y una madre heroinómana, todo esto lo conocemos en los primeros 15 minutos de la película, hasta aquí parece que sera una película memorable, conmovedora, pero después uno se va dando cuenta que Dennis Hopper es un mal director.

Y es un mal director porque la película cae en picada, se desbarranca la historia porque Hopper lo llena con vacíos, con diálogos intrascendentes, discusiones aburridas, porque no basta con elegir rostros desconocidos para los actores, es decir ponerse el cartelito de cine independiente, se necesita mucho más que eso.

Cuando Cebe huye a la ciudad empieza la tontería, es tan ridículo creer que una chica va a derribar a un oso como el taxista, nadie sabe como Cebe logra llegar al corazón de una banda punk, incluso tocar y conducir un auto, no sabemos como llega a ser detenida, es decir todo relatado de manera muy atropellada, muy torpe, y de paso algunos cliches punk, como la pelea de la banda, las frases correctamente escritas en la pared como "sucks" " attitude", la chica que no deja de repetir las muletillas punk, parece que el Hopper leyó algo sobre punk en algún periódico sensacionalista.

El final me dio verguenza ajena, la chica punk que solo escucha a Elvis (¿?) y su "no future", creo que Dennis Hopper pensó que su película estaría dirigido para los quinceañeros, claro que si hubiera visto esta película a esa edad me habría gustado, pero ahora que ya tengo veintitantos pues no, la MTV ya hizo demasiadas así, y ya no me hacen gracia.

Lo mejor: Neil Young suena al comienzo y al final.