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Esta tierra es mía

Drama Albert Lory (Charles Laughton) es un profesor de escuela en una ciudad de un país indeterminado ocupado por el ejército Nazi durante la II Guerra Mundial. Enamorado de su compañera de trabajo y vecina, la también profesora Louise Martin (Maureen O’Hara), Albert se siente frustrado al ser incapaz de declararse por su carácter acobardado. Esta cobardía es también motivo de burla de sus propios alumnos. Para colmo, Louise mantiene una ... [+]
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2010
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quiero entrar a valorar las calidades cinemátográficas de la película, que indudablemente las tiene aunque al verla haya que asumir los casi 70 años que han transcurrido desde su realización. Tampoco me atrevo a valorar la actuación de Charles Laughton, m.as que nada porque no me siento capaz de encontrar las palabras que sean capaces de rendir el tributo que su actuación merecería. Sin embargo creo que es necesario que aquellos que no la hayan vito se ubiquen en las circunstancias en que la misma se realizó, por un realizador francés con su país ocupado por las fuerzas alemanas. Intentarla verla, o mejor disfrutarla, desde una perspectiva actual creo que es un error que impide de ese disfrute.

Cuando ves la película te da la sensación que la misma ha envejecido mal y hasta en algún momento piensas si no merecería la pena arrojar la toalla. Afortunadamente yo no lo hice y ello me permitió asistir a ese cuarto de hora final de la película que harán que "Esta tierra es mía" se quede grabada para siempre en mi memoria. Quince minutos que te hacen comprender muchas cosas, que para los que afortunadamente nunca hemos vivido una situación similar te permiten entender y admirar el comportamiento de todos aquellos cobardes que hacen que te reconcilies con el ser humano. Decir más sería destripar la película pero, de verdad, sentaros delante de la pantalla y disfrutad de esta joya y emocionaros con quince minujtos que te hacen comprender lo que puede ser el cine.
Manuel Queypo
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29 de agosto de 2013
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas de las críticas publicadas sobre esta película incluyen el inevitable debate político al que conduce. Se trata, sin duda, del tipo de polémica capaz de atraer toda la atención que, en otras circunstancias, preferiríamos dedicarle al arte. Pues bien, a mí no me da la gana dejar que esta maravillosa cinta de actores, personajes y diálogos caiga en el olvido, arrastrada a él por quienes le han puesto (quizás de manera justa, todo hay que decirlo) la etiqueta de "panfletaria".

Y digo que es una cinta de actores porque Maureen O'Hara, George Sanders, Walter Slezak y, como no, el siempre soberbio Charles Laughton hacen que parezca fácil reunir cuatro interpretaciones gigantes en poco más de hora y media.

Es, asimismo, una película de personajes por lo eficazmente integrados que quedan los mismos en el guión, especialmente el líder nazi encarnando a uno de los bandos, el tímido y aparentemente cobarde profesor francés, simbolizando al otro, y el diplomático Lambert, que refleja la disyuntiva entre ambos.

Pero "Esta tierra es mía" es, ante todo, una película estructurada en torno a cuatro fundamentales diálogos, que prefiero detallar en el spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
depledger
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5 de febrero de 2006
36 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión de Dudley Nichols es sencillamente maravilloso, con vigor, toda una clase sobre la democracia y la libertad. Renoir la envuelve de una sencillez extrema. El trabajo de los actores es encomiable, desde el fantástico Charles Laughton, pasando por todos los secundarios.
benhur
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22 de octubre de 2009
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos catalogan la obra de Renoir como una película meramente propagandística, pues su ejecución se llevó a cabo durante la fatídica Segunda Guerra Mundial. Este hecho puede que algunos opinen que el film fue realizado en pro a los aliados y que caducó con el film de la Gran Guerra. Sin embargo, el film aún conserva cada una de sus virtudes, 1que son, básicamente, sus valores, cuyos ideales siguen siendo de naturaleza muy importantes y totalmente relevantes.

Lo realmente halagador de la realización de Renoir es la personalidad de cada uno de los personajes que componen la trama, todos ellos con una personalidad muy marcada y diferenciada del resto. Charles Laughton está, como era de esperar, absolutamente genial. Y además, compone un personaje muy alejado de los papeles que haya interpretado este legendario actor, pues aquí su papel es realmente conmovedor debido a su cobardía y bondad, pese a que hay una fuerte evolución en su personaje durante el transcurso de la acción. También cabría destacar la mastodóntica actuación de la actriz que interpreta a su madre, un personaje sólido y muy fuerte.

Es cierto que la cinta no se puede medir en calidad de denuncia y de osadía con el film de Charles Chaplin, “El Gran Dictador”, pero tampoco es su intención. El objetivo de Renoir es exponer una serie de ideales básicos y universales que todo el mundo debería conocer, y tener el deber de aplicarlos. Más que denunciar, el realizador busca exponer sus ideas resaltando la libertad de expresión, hecho que si llega a ser prohibida, se perderá todo sentimiento humano.

En conclusión, el film es una alegoría hacia la libertad y a los derechos del ser humano, con un claro sentimiento de carácter antibelicista, hecho bastante honorable por parte de Renoir, que prefiere alejarse en declarar una fuerte denuncia al Tercer Reich, a favor de exponer sus ideales por los cuales deberían sujetarse los cimientos de la humanidad. ¿Suave en denuncia? Por supuesto. ¿Fuerte en su contenido pedagógico? Sin duda, también.
directorscut
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9 de agosto de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean Renoir milita contra la ocupación nazi, en este caso en territorio británico, con un consistente alegato a favor de la libertad y del derecho de los pueblos a decidir libremente, sin imposiciones y sin falsos redentores.

Como ya había hecho Charles Chaplin tres años antes con El Gran Dictador, Renoir reflexiona sobre la dignidad del ser humano. Convierte en faro a un maestro pusilánime pero honrado (Charles Laughton) y nos invita a ver a través de sus ojos las penosas consecuencias cuando se imponen el miedo, el conformismo y los intereses personales de algunos líderes sociales.

La egoista condición humana que nos hace espectadores de la injusticia cuando no nos afecta de una manera directa, e incluso nos convierte en delatores de aquellos valientes rebeldes capaces de decir NO.
Sinhué
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