The Florida Project

THE FLORIDA PROJECT podría ser el proyecto de cualquier lugar del planeta. El retrato de una (miles) infancia perdida, decorada en esos tonos morado y verde pastel, en la puerta de atrás de la factoría de los sueños. Es la vida, es el cuento que no vende y que, quizás, estamos hartos de ver. Willem Dafoe estupendo en su papel de caballero andante en este cuento cruel, donde es una pieza más del eslabón, el tuerto en el país de los ciegos. Brooklynn Prince es la cantera de Hollywood en este azote a la grandilocuencia de Hollywood... qué ironía.

Sobrevivir entre la precariedad y la miseria, respetando - o no - unas mínimas normas de convivencia de cuyo cumplimiento se ocupa el personaje que interpreta Willem Dafoe, que alcanza una brillantez en su actuación solo comparable a su trabajo en Anticristo de Lars von Trier.

Aunque existen teorías que relativizan el mérito interpretativo de los niños indicando que son "actores naturales" que aplican espontáneamente todo aquello que los directores les indican, el talento de la pequeña Brooklynn Prince transciende del contenido de estas teorías y muestra unos registros superlativos que bastan para que su personaje sea el hilo conductor de la película.

Respecto al director, Sean Baker va camino de erigirse en el profesional que mejor refleja la marginalidad. Si bien la penuria y la escasez quedan magistralmente expresadas en The Florida Project, el contraste entre el lujo próximo de DisneyWorld y la pobreza vital de los edificios donde sobreviven los protagonistas no está totalmente logrado. El resto de la puesta en escena me parece impecable. Por eso, mi valoración de la película "sólo" es de 9.

Solamente ver los últimos 2 o 3 minutos, es toda una sacudida con un final inconmensurable de los que se recuerdan pasado el tiempo....
De lo mejor sería que he visto en mucho tiempo.

“The Florida Project” documenta la vida de diferentes especies del ecosistema que representa un motel de extrarradio de lo que parece ser Florida. Familias que sobreviven como pueden en minipisos con niños cuyo principal entretenimiento puede ser tirar piedras a edificios cercanos, donde una minipiscina es un parque de atracciones, acercarse a un motel vecino es una excursión y la vida es lo que transcurre entre un lunes de pago y el siguiente, tratando de reunir el dinero necesario para pagar el alquiler. Precisamente la vida a través de los ojos de algunos de esos niños es el punto de vista escogido para una narración que dedica más del ochenta por ciento del metraje a reflejar el peor lado de las personas sin juicio alguno, con la mirada transparente de una niña que va camino de pasar a formar parte de ese ecosistema del que nadie sale - y si sales no es necesariamente a mejor - si no es a través de los Servicios Sociales.

La película es cien por cien cine independiente en su modalidad social, o sea, el lado más sórdido y miserable de la realidad, ficcionado para tratar de conmover al público con una especie de “Callejeros en Florida”. En general, tiene más de reality de TV que de cine: cámara al hombro, personajes sacados del lado más desfavorecido, rodaje en exteriores decadentes, actores casi amateurs e interpretaciones abiertas, con aire muchas veces de improvisación. Todo para mostrar miseria tras miseria a través de los ojos inocentes – a veces no tan inocentes- de unos niños víctimas de algo. ¿Víctimas de qué? No queda claro. ¿De malas decisiones? ¿De una sociedad hipercapitalista que favorece desigualdad? Ni idea. “The Florida Project” se contenta con documentar y tiene la decencia de no realizar un discurso anti Trump o de culpar a nadie.

La película hizo las delicias de los amantes del cine auténtico, de los que opinan que una película disfrutona no es buen cine y, supongo que también, de gente acomodada que no ven noticias y necesitan que les recuerden que hay vida más allá de sus urbanizaciones. Yo no vivo en piso de lujo ni en urbanización, pero tampoco necesito pasarme casi dos horas aguantando un drama que termina sin ofrecer un mensaje o unas conclusiones claras para ser consciente de que hay gente viviendo al límite. No es mala, se intuye una idea detrás de todo, pero cuesta no verla como un sufrir por sufrir.

Delicada y personal. The Florida Project nos presenta la realidad de muchas familias en EEUU y el mundo. Cine independiente que atrapa y te sumerge en la historia. En todo momento parece que va a llegar el final, que algo malo va a pasar, pero es la vida, sigue y todo pasa. Un juego de niños en el que la actriz de tan solo 6 años (Brooklyn Price) nos muestra la humanidad de una manera más que exquisita, que desborde de interpretación. Como un helado que se va derritiendo y acabando o como un trabajo y una preocupación. Todo en esta película se mezcla y da lugar a un cocktail violeta muy rico.

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