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Las flores de la guerra

Bélico. Drama En 1937, durante la segunda guerra chino-japonesa, John (Christian Bale), un maquillador de cadáveres, llega a una iglesia católica de Nankín para preparar al párroco antes de su entierro. Las terribles acciones del ejército invasor japonés lo convierten a su pesar en protector de las alumnas de un convento y de las prostitutas de un burdel cercano. Tendrá entonces la oportunidad de saber qué significan el sacrificio y el sentido del ... [+]
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Críticas 87
Críticas ordenadas por utilidad
2 de abril de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil

"Las flores de la guerra" tenía todas las papeletas para convertirse en una obra magna: un eximio director, un guión basado en una enjundiosa tragedia, un actor principal de primera fila, una cautivadora actiz principal, una soberbia dirección artística y 90 millones de dólares... Y sin embargo me ha cabreado:

- Christian Bale está pésimo, desnaturalizado, sobreactúa, la evolución interior del protagonista no es creible y el doblador es tan malo que me ha recordado al de Jack Nickholson en El Resplandor
- las prostitutas son inverosímiles, son un cliché de prostitutas, mujees que no abandonan su actitud casquivana ni en circunstancias extremas
- hay diálogos y situaciones inconsistentes
- qué sentido tiene la cámara en mano en conversaciones estáticas
- si hubiera durado 90 minutos pero ¡140!

Lo mejor: las escenas de guerra urbana, los disparos, el francotirador, la iluminación, los decorados, el respetuoso tratamiento a la Iglesia y la fe católico, los temas que se tocan (la conversión espiitual, el patriotismo, el encuentro de dos mundos antagónicos como son el de novicias y prostitutas, lo martirial, el sacrificio por el prójimo)

Lo peor: Bale, los fallos de dramatización que convierten la película en algo irregular y al metraje en tedioso
Catholicvs
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31 de marzo de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
92/25(21/03/22) Buen film bélico chino, aun con sus taras, consigue emocionarte en varios momentos, así como expop0ner algunos bellos tramos que hacen que sus más de dos horas sean en conjunto muy recomendables. Dirigida por Zhang Yimou y protagonizada por Christian Bale, Ni Ni (tras Gong Li, es la nueva musa del realizador chino), Zhang Xinyi, Tong Dawei, Atsuro Watabe, Shigeo Kobayashi y Cao Kefan. El guión de Heng Liu (“Ji jie hao”) se basa en la novela de Geling Yan “13 Flores de Nanjing”, inspirada en el diario de Minnie Vautrin, la historia se desarrolla en Nanking-China, durante la Masacre de Nanking de 1937 (uno de los mayores crímenes contra la humanidad perpetrado en la ciudad y saldado con 300.000 víctimas y más de 20.000 niñas y mujeres violadas; Atrocidad abordada dos años antes en otro film chino, “Nanjing! Nanjing!” de Lu Chuan) en la Segunda Guerra Sino-Japonesa, centrado en un grupo de fugitivos de diverso ‘pelaje’, que encuentran refugio en el recinto de una iglesia, intentan sobrevivir a las atrocidades japonesas. Con un presupuesto de 94 millones de dólares, es la película más cara del cine chino, y cuando se estrenó en su país a finales de 2011, fue un gran éxito comercial (recaudó 95 millones de dólares).

Una película que tiene su sustancia en la evolución de los personajes, de cómo son al inicio y como son al final, hablándonos de los prejuicios, la solidaridad, el sacrificio por un bien mayor, ello en medio del horro más avernal de la guerra, exponiendo el valor y capacidad humana por superar las dificultades ayudándonos los unos a los otros. El terror de la guerra es visto mediante escaramuzas, coletazos de la ocupación nipona de la capital entonces china (aunque en escenas rebosantes de una brutalidad arrolladora), el núcleo está en la relación entre un grupo de chicas religioso-católicas, otro de meretrices (lideradas por el rol encarnado por la bella Ni Ni) venidas a esconderse al lugar, y en medio el joven ‘guarda’ (notable Tianyuan Huang transmitiendo mundo interior), y un advenedizo estadounidense llegado al sitio para arreglar el cadáver del sacerdote encarnado por Chrisitian Bale, como reclamo internacional de la cinta, que da una muy buena actuación, con su carisma intrínseco, aunque su desarrollo resulta harto predecible, plano en este sentido. Aunque en su debe está su previsibilidad, que nada te sorprende, lo que va a suceder se ve venir de lejos, y que el genocidio vivido por los chinos se pueda convertir en parte en el heroísmo y valentía de un estadounidense puede llegar (y con razón) a chirriar e incluso a molestar, y es que se nota que el rol de Bale (aun estando muy bien en su papel) es un apósito innecesario para contar la historia, que además le colocan un romance culminado que me resulta estridente para lo que nos cuentan. Pero esto no opaca un sugestivo film, poseyendo un final conmovedor e incluso abierto, sin dártelo todo masticado que es de agradecer.

La película se inicia en plan “Salvar al soldado Ryan”, con una secuencia asfixiante de belicismo tronante, un cuarto de hora abrasante en su crudeza, asistimos a un combate entre los escombros de una ciudad, entre dos batallones enemigo de japos y chinos, y entre medias vemos a civiles intentado escapar del averno de la muerte, con balaceras, morteros, granadas, tanques, sangre a borbotones, muertes, heridos, una ópera del Infierno rodada con mucho slow para enfatizar el terror imperante, con secuencias de norme lirismo visual (esas cuerdas de laúd rompiéndose y con sus sonido particular), con imágenes que nos retrotraen al holocausto en los campos de exterminio nazis cuando vemos los cadáveres amontonados, ello con el ‘adorno’ de una niebla de polvo blanco cubriéndolo todo como señal de muerte. Así, en medio de esta vorágine, conoceremos a los protagonistas intentando llegar a su (esperan) santuario de la catedral, teniendo que sortear esta espiral de muerte bélica. Para a continuación asentarnos en el mencionado templo cristiano, donde conoceremos la personalidad nihilista de John Miller, un borrachín mujeriego, que le echa el ojo a una bella prostituta del grupo. Pero la irrupción de un grupo de soldados japos que irrumpen en las instalaciones con ganas de violar a las niñas hace que John se replantee su condición de esconderse, y tiene una epifanía (un tanto forzada), y tomará partido. A partir de aquí vira la historia, veremos la interrelación entre las jóvenes y las meretrices, tiranteces que hacen reflejar la intolerancia al de diferente condición, de cómo ambas féminas recelan unas de las otras. Exponiendo un microcosmos, una burbuja en medio del horror, ello a la espera del momento fatídico en que deben 13 jóvenes ir a un destino incierto (seguramente fatídico). Pero en este entorno Yimou sabe dotar de sentimientos a los personajes, haciéndolos humanos en sus virtudes y falencias, con humor, y emociones a flor de piel. Aunque falta caracterización de los dos grupos, ninguna de las niñas tiene individualidad, son pétreas en sus sentimientos, van al unísono, y entre la prostitutas solo la ´líder’ Yu Mo (una sensual Ni Ni, en una estimable interpretación) que habla inglés tiene alma, el resto se aplica lo mismo que a las adolescentes.

Destaca el gran uso sensorial que el director impone en la cinta, con un sentido visual sibarita, ello asistido por la fenomenal cinematografía de Xiaoding Zhao (“La casa de las dagas voladoras” o “La Gran muralla”), componiendo situaciones de una belleza esplendorosa, como es el manejo dramático del rosetón y vidrieras de la catedral para hacer que se filtre la luz en diferentes cromatismos (apabullante cuando un disparo atraviesa el cristal en slow); como el simbolismo emergente de las estanterías con libros colocadas por las jóvenes para taponar la entrada de los japoneses, y estas caen esparciéndose todo por el suelo cuando estos soldados irrumpen, en metáfora de que la cultura es derribada por los bárbaros;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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18 de marzo de 2013
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La salvajada masiva perpetrada en Nanking en 1937, le sirve a Zhang Yimou para mostrarnos en “The flowers of war” un planteamiento propio de guardería infantil: malos malísimos contra buenos buenísimos.

Por supuesto, los chicos y las chicas guais tienen esos defectillos que los humanizan, los alejan de superheroísmos (más afines a la iconografía nipona), pretendiendo con ello un acercamiento más amistoso a la (pretendida) sensiblería del espectador.

Y así, mientras Zhang nos va llevando por las calles demolidas de un Nanking de cartón piedra (se nota), nos va obligando a pisar charcos de tragicomedia, absurdez e inverosimilitud mientras, de vez en cuando, trata de recordarnos lo dura que es la guerra, regalándonos (como quien le da a un niño una piruleta para que no de la tabarra) con cuentagotas algunas secuencias bélicas preciosistas, potenciadas con el detallismo exacerbado de una slow motion que nos hace caer irremediablemente en la trampa del voyeurismo más morboso, mientras busca el beneplácito hollywoodiense.

En resumen: para pasar el rato y olvidar enseguida.
Polikarpov
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20 de enero de 2012
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver la última película de Zhang Yimou. Tengo que decir que me encanta este director chino, tan minucioso y poético, como lo ha demostrado en varias de sus anteriores obras. En esta ocasión, con la película más costosa de China, pierde su toque al caer en el maniqueísmo en alto grado y cierta falta de credibilidad en uno de sus personajes, algo que él siempre cuida mucho. Sin embargo, la historia que cuenta me gustó, los personajes femeninos son excelentes, y sus actrices, entre otras cosas.

“Las Flores de la Guerra”, en su título en español, es una adaptación de la novela de Yan Geling titulada “Las 13 mujeres de Nankín”. Ambientada en el año 1937, cuando tropas de Japón invadieron la ciudad de Nanjing (China). En este punto negro de la historia entre estos países orientales, donde aún hoy en día quedan cicatrices, Yimou cuenta la historia de una iglesia y a la vez conservatorio, en donde en medio de la guerra se resguardan un grupo de alumnas del conservatorio. A ese lugar llega John Miller (Christian Bale), un enterrador o preparador de entierros, con moralidad dudosa, que llega para enterrar al sacerdote de la catedral y se ve atrapado en esa guerra. A la misma catedral, llegan posteriormente un grupo de prostitutas en busca de refugio y protección. A partir de allí, seremos testigo de la convivencia de este grupo interesante, y de sus travesías hacía la ansiada libertad.

El tráiler de la película es un poco engañoso, ya que cualquiera que lo observa se imagina que va a ver una película bélica, pero lo cierto es que son pocas las escenas de ese tipo, afortunadamente. Digo afortunadamente, porque lo mejor de la película precisamente, es lo que ocurre dentro de la iglesia, como conviven los dos grupos de mujeres y el enterrador que se convierte en sacerdote por supervivencia. Aunque hay unas escenas (sobre todo la del francotirador) que están muy bien hechas, en donde Yimou demuestra su maestría es en el trato con los personajes y su desarrollo.

(Más en Spoiler por espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alejandro
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11 de marzo de 2013
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adaptación de la novela con el mismo título de Geling Yang se concreta en un melodrama que se desarrolla durante el episodio histórico de Nakín (1937) que narra las vivencias de un grupo de colegialas refugiadas en una iglesia católica, a las que se adhiere Jonh Miller (Christian Bale), un peculiar maquillador de cadáveres occidental, y un grupo de prostitutas. La extraña mezcla provoca un difícil entendimiento para evolucionar a una convivencia fraterna con el fin de intentar huir de aquella masacre y salvar el pellejo en un final de epifanía.
Estamos ante la producción (del año 2011!!) más cara de la historia del cine chino dirigida por el mismo director de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín-2008. Bien, disculparme, Yan Yimou también ha dirigido auténticas poesías visuales y entrañables ("la linterna roja", "ni uno menos" o incluso la reciente "amor bajo el espino blanco") pero parece que haya sufrido una transformación que cuesta de digerir dejándose atrapar por una discurso de lo más simplista y cargado de espectacularidad innecesaria.
Una ostentación de medios al servicio de una historia, presuntamente coral e intimista, que se convierte en una sucesión de escenas rodadas con una estética y técnica admirable a pesar de que muchas veces se presenten desligadas, con una duración excesiva y que acaba convirtiéndose en la tópica historia de buenos y malos coronada con la poco creíble transformación del protagonista, el cual se presenta como un cínico egoísta que en un abrir y cerrar de ojos (el tiempo que tarda en afeitarse y ponerse la sotana) se transforma en un valeroso protector y salvador.
La cinta no es comparable a "ciudad de vida o muerte" a pesar que se sitúen las dos en el mismo episodio histórico y, en algunos momentos, parezca que Yimou quiera rendir homenaje a Lu Chuan.
A pesar de todo, y ya en la parte final de la cinta, consigue transmitir una conseguida mezcla de tragedia, sacrificio honorable y fraternidad universal de una forma bella e impactante con unas interpretaciones corales conseguidas destacando la de la actriz Ni Ni en el papel de Yu Mou.
Recomendable para los que busquéis una épica espectacular y exagerada en medio de una trama de hermandad y generosidad muy conseguida con toques de estética poética de la factoría Yimou.

Blog en catalán: http://gmapesa-somni.blogspot.com.es/2013/03/la-flores-de-la-guerra-epica-patriotica.html
M_Pelegri
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