An American Crime

La película es durísima, y no por lo explícito de sus imágenes (pues nada es mostrado explícitamente) sino porque éstas sugieran una atrocidad demasiado terrible. Es un drama, pero tiene bastante de terror por lo siniestra que resulta. Y sus dos actrices protagonistas (sobre las que comentaré más adelante) elevan la película muy alto.

He empezado mi crítica con la famosa frase de cuenta ''Érase una vez...'' porque creo que la cinta pretende (dado su tipo de narración, con momento onírico incluido) ser más un cuento macabro que un drama analítico, y como cuento macabro funciona pues aterra y perturba (eso es incuestionable), pero poniéndome objetiva he de decir que determinados acontecimientos que vemos pecan de irreflexivos. Y en ésta más que en ninguna otra cinta es necesaria la exploración psicológica de cada uno de los sujetos que torturan a esa niña, los que lo contemplan morbosamente y los que lo escuchan a lo lejos pero no hacen nada. Es una historia real y era necesario un estudio más serio y preciso de toda la fiebre inconsciente que se dio para que a esa muchacha le ocurriera todo lo que le ocurrió.

Son tan atroces los acontecimientos que vemos en el filme, y nos parecen tan increíbles al mismo tiempo, que el director debería llevar a la audiencia a contemplar todo con mayor perspectiva, para no solo creernos más los sucesos sino reflexionar aún más sobre ellos. De todos los personajes torturadores que aparecen solo el de Gertrude está verdaderamente perfilado. Tanto los hijos como los amigos y compañeros de colegio de éstos (que miran con morbo o curiosidad la tortura de la nena, e incluso un par de ellos colaboran activamente y parecen disfrutarlo) están demasiado desdibujados. No basta con mostrar los hechos a la ligera (y eso que tampoco están todos los que sucedieron, puesta que Sylvia también fue violada por chicos del barrio, y eso lo pasan por alto, aún siendo terrible), hay que examinar, el espectador se ha de adentrar en la psique de los personajes poco a poco, ver sus motivaciones. Lo mismo con el chico que está enamorado de la protagonista, y por ser rechazado ya es capaz de torturarla, no se entiende. Muchas cosas se nos muestran porque sí.

La hermana de Sylvia también está casi pasada por alto. Tommy O' Haver demuestra una gran irresponsabilidad con esto. Ningún espectador entiende que no haga nada por ayudar a su hermana. De acuerdo que es algo que ocurrió pero no deja de ser un hecho descontextualizado, un director tiene la responsabilidad de ir más lejos, de mostrarnos qué demonios les está pasando por la cabeza a sus personajes para hacer lo que hacen. Y no significa con esto que tenga que justificar sus comportamientos, sino que debería ahondar un poco en sus motivaciones. O'Haver resuelve el conflicto interno de la (cobarde) hermana con cuatro lágrimas, un vaso de agua y una cara descompuesta.

Al personaje (protagonista) de Sykvia Likens el director debió acercárnoslo más, está demasiado sola en ese sótano, yo como espectadora necesitaba estar más con ella, verla más, acompañarla más en su sufrimiento.

Lo que hace que le ponga un siete (notable) es que posee ciertos momentos que lograron transmitirme algo demasiado terrorífico y perturbador, y que perduró tras su visionado. Y eso es meritorio. La cinta hizo cuestionarme asuntos sobre la propia naturaleza humana, y el por qué de tanta maldad y atrocidad en nuestra especie (provocando esto bastante inquietud dentro de mí). Aunque en gran medida es gracias a sus dos actrices protagonistas que están inmensas. Ellas soportan todo el peso de la cinta y hacen que ésta conmocione.

Una Catherine Keener (Gertrude Baniszewski) letal. Su actuación en esta cinta no tiene calificativo en el diccionario, es más que demoledora. Su mirada muestra tanta perversidad que se hace insoportable. No vi jamás en una cinta unos ojos que me transmitieran tanta sinrazón, envidia y crueldad (clavados, además, en el ser más inocente). Hay un trabajo inaudito por parte de Keener, jamás está en la superficie del personaje, sino que vislumbras en ella el trasfondo más enfermizo.

Una angelical Ellen Page compone a una Sylvia Likens desde la más absoluta vulnerabilidad. Es mucha la delicadeza, el amor y el compromiso humano que se perciben de su trabajo. Una niña tan linda como frágil que me resultó conmovedora casi en todo momento. Su inocencia logró inundar la pantalla y mi corazón. Capaz de encarnar el dolor emocional y físico que atraviesa su personaje de un modo admirable. Lloré por su miedo, su dolor (emocional y físico), su impotencia y su desconsuelo.

Juntas en escena (tan opuestas y magníficas en sus respectivos roles) abrasan.

Sobra decir que el personaje de Keener me resultó despreciable en grado sumo, es uno de los personajes, de hecho, más odiosos que he visto en pantalla. Su crueldad está motivada por unos estúpidos chismes de patio de colegio y por la envidia perversa que le va generando el personaje de Page que representa todo aquello que ella ya ha perdido: la inocencia, la pureza, la belleza, la luz... Por eso la graba ''puta'' en el estómago a sangre fría, se siente a si misma tan corrompida y sucia que necesita marcar a una pobre cría inocente. ¡Es repugnante!

Hace rato vi "Jack Ketchum's the Girl Next Door" y luego vi esta y debo decir que me quedo con la otra aun cuando esta es más fiel a los hechos ocurridos, pero esto es solo cuestión cinematográfico, siempre prefiero las películas que más fieles son a los hechos ocurridos. Pero es que esta película no me pareció tan clara y las actuaciones fueron pésimas, sobre todo la de Ellen Page y los maquilladores también estuvieron pésimos. En la otra película la chica la maquillaron realmente bien, tanto que daba dolor verla así, aquí la Page parecía que no le había hecho nada. En fin, una buena película.

En este complejo universo que es el cine, no existen “blancos” y “negros” absolutos. Esto es un topicazo que detesto, pero que en este caso es más cierto que nunca: existe una amplísima gama de grises, de matices y de contradicciones que, aunque parezcan incoherentes, tienen todo el sentido del mundo. Puedes detestar una película que te entretiene, odiar el personaje de un actor que amas, no creerte la iluminación de una escena rodada en exterior con luz natural… Y luego, puede que una película te guste, pero no. Sin más. PERO COMO está feo que un crítico de mierda juegue a esas ambigüedades, voy a tratar de justificar mi postura.
“An American Crime” es una película de 2007 dirigida por Tommy O’Haver y protagonizada por Catherine Keener y una jovencísima Ellen Page. La obra nos relata un caso real que aterrorizó los –difícilmente impresionables- Estados Unidos hace varios años: Gertrude Baniszewski torturó y mató a Sylvia Likens, una joven que se hospedaba en su casa durante una temporada. El caso fue SUPER truculento, pues dentro del término “tortura” se incluye todo tipo de maltrato físico, abusos sexuales, vejaciones, falta de aseo… Fue algo terrorífico en el que participó la familia de Gertrude y muchos jóvenes del vecindario. Y reitero que fue real.
La película busca retratarlo del modo más fiel posible, pero le cuesta. Leyendo los detalles que indica Wikipedia, -por suerte- nos ha llegado una versión light de la historia. Muchos de estos arreglos parecen responder a conveniencias del guion, para evitar introducir un exceso de elementos externos que excediera la complejidad de la trama; pero otros tantos parecen destinados a suavizar ciertos hechos y a aplicar cierto sentido a unos personajes tratados con cierto cariño, de personalidades bien definidas pese a su escaso recorrido psicológico. Pero sin lugar a dudas, a nivel de guion el mayor varapalo lo encontramos en una jugarreta final que está tan mal introducida y tiene tan poco sentido que te acabas preguntando por qué han decidido tomar ese camino.
La intencionalidad de esta obra no se centra en causar repulsa al espectador, y esto es llamativo por que habría sido sencillo tomar el camino del cine más gore, de obras como “Martyrs”. Aunque Sylvia se vio sometida a absolutas atrocidades, “An american crime” opta por un tono velado que, de cierta forma, mitiga el impacto y lo condiciona a otros elementos. Esta obra puede ser “disfrutada” por casi cualquier persona, y eso es bueno, peeeero yo habría agradecido un puntito más de crudeza para terminar de creer lo que ocurre y, dicho sea de paso, suplir ese tono extraño de telefilm que tiene la obra. En cualquier caso, la intencionalidad no es esa; y es que la película pone en entredicho la moral de la sociedad estadounidense de aquella época y le da un fuerte golpe al fanatismo religioso. E incluso a la religión, si nos ponemos…
Técnicamente, pese a contar con un trabajo de iluminación muy cumplidor, la obra pega un pinchazo considerable. La imagen parece de telefilm, casi grabada en los 90. Se nota que dónde más presupuesto se ha invertido ha sido en el reparto: Ellen Page -que por aquel entonces protagonizaba “Juno”-, Catherine Keener -maravillosa-, Evan Peters y, joder, James Franco -¿alguien me explica qué coño hacia con ese papel en esta producción mientras ese año estrenaba “Spiderman 3”?-. Un elenco cumplidor del que O’Haver se olvida para poner el foco en Page y Keener, que incluso sufren ciertos altibajos y se encuentran, en general, muy contenidas.
Pero, como decía al principio, esto del cine es incoherente, y eso tiene mucho que ver con el mayor problema de la obra. Y es que, aunque “An american crime” esté basada en un hecho real, NO me la creo. Se dice que muchas veces la realidad supera a la ficción, y no lo dudo, pero hay que cuidar cómo se traslada… En esta película muchos personajes parecen actuar por impulsos, siguiendo las conveniencias del guion, plantea salidas que cierra y no vuelve a tocar para evitarse desenlaces forzados y pasa por encima de cuestiones que habrían necesitado mayor justificación. Entiendo que todo aquello OCURRIÓ en la realidad, que su hermana no hizo nada, que los padres no conocieron nunca que estaba ocurriendo y que los vecinos se volvieron locos y ayudaron a una desalmada; pero visto en la obra nada de esto se encuentra respaldado, y se siente poco creíble. Que ironía, ¿no?

No había oído hablar antes del caso ni de la película. Cuando leí el argumento, me pareció que podría ser una buena elección. La película no tiene grandes momentos, ni nada que a priori no te esperes, excepto en un punto que mencionaré más adelante en la zona de spoilers.

No obstante, no deja de ser una historia muy dura y que ocurrió de forma bastante fiel a como relatan en la película. Me he dado cuenta que pese a ser un crimen atroz, estamos perdiendo sensibilidad (o al menos yo), a ver este tipo de cosas. La película no es explícita, ni tiene momentos "desagradables" visualmente, pero provoca malestar al ver cómo ocurren ciertas cosas.

Es una película que podría estar mejor contada, y en ningún momento llego a conectar con ninguno de los personajes.

Por mucho que se subraye que la película está basada en el juicio real, no me termino de creer lo expuesto, ocurrió por supuesto, pero muchos capítulos son exagerados o incluso inventados, está claro que en todas las películas su autor se permite adaptarla a su gusto, pero en este caso me parece erróneo, si se hubiera contado de una manera mas realista la película sería buena de verdad... aunque todo queda implícito, el trato que se hace al transtorno emocional y mental de la madre no me parece acertado ni profundizado salvo en un par de detalles, por lo que no llega a excusar su incompresible comportamiento y hace poco creíble la capacidad de manipulación no sólo sobre sus hijos sino sobre sus amigos.

Aún así consigue trasladar a la época porque está muy bien ambientada y porque refleja bien la educación en el pasado; las actuaciones son buenas, realiza un buen repaso de las desgracias en la vida de personas de diferentes edades con la venganza o los celos; tiene momentos de dureza propios del caso al mostrar como se puede interrumpir la inocencia de una niña y de toda una familia, pero también es verdad que en ningún momento el terror psicológico que propone sea insoportable o asfixiante.