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Maridos y mujeres

Comedia. Drama. Romance Jack (Sydney Pollack) y Sally (Judy Davis), dos de sus mejores amigos, sorprenden a Gabe (Woody Allen) y a Judy (Mia Farrow), anunciándoles su intención de separarse. Pasado el primer momento de estupefacción, la pareja empieza a plantearse si su matrimonio se basa en una relación realmente sólida. Mientras Jack y Sally tratan de rehacer sus vidas al lado de otras personas, Gabe comienza a flirtear con una de sus alumnas de la ... [+]
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Críticas 74
Críticas ordenadas por utilidad
6 de julio de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo con la filmografía de Allien (con "i"), hoy toca esta. La verdad es que la película me ha parecido un muermo de proporciones bíblicas. El autor nos vuelve a dar un plato de sus paridas psicológicas, vuelve a ponerse detrás de su ego y a usar a su público como diván particular. He tenido con esta película las mismas sensaciones que con "Recuerdos" (1980). Aquí Allien de nuevo vuelve a atacarme el sistema nervioso, pero se me hace aún más aburrida y cuesta arriba que la citada obra.

Es como si Woody arrastrara el cansancio y hastío de la anterior "Sombras y Niebla" (1991), y le metiera al cóctel el espíritu depresivo-maníaco de "Recuerdos" y sus problemas personales con las mujeres (sus problemas en 1992).

A destacar el guión (los diálogos están bastante elaborados, hay algunos puntos interesantes donde se trasluce la psicología y los problemas que pueden tener los matrimonios), aunque, como he comentado, aquí Allien vuelve a sus defectos anteriores. Es decir, a no dejar respirar al público y a su pedantería. Aquí tenemos al Allien más Allien que nunca, pero le noto como lanzado cuesta abajo y sin frenos. Una especie de crisis cuarentona.

La película quizás sea de 4, pero estoy tan cansado de que este tipo no sea capaz de madurar y me use cuando le dé la gana para esparcir sus neuras que le marco el 3. Señor, señor... qué duro es el camino que lleva a la sabiduría cinéfila.
En Resumidas Cuentas
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20 de enero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Einstein pensaba que Dios no juega a los dados con los seres humanos, a lo que Gabe (Woody Allen), en los planos iniciales de Maridos y mujeres (1992), apostilla pero sí al escondite. Desde luego sí parece que los humanos juegan a los dados con sus emociones, o al escondite, o viceversa, las emociones con su voluntad, porque poco tienen claro, como si les costara encontrarse, son criaturas volubles, indecisas, que parecen ir a golpe de capricho, o de impulso, como si se desplazaran en una niebla que más bien parece una maraña. Allen adopta atinadamente recursos del documental, la cámara en mano, agitada, correspondencia con esa convulsión de hervidero de emociones. Allen adopta el estilo de los reporteros de guerrilla, como si asistiera a un combate, pero de sentimientos y emociones. Además, alterna intervenciones de los personajes, que contestan a las preguntas realizadas por un anónimo entrevistador; son comentarios a sus acciones, reflexiones que ante todo delatan sus marejadas y resacas de emociones. Luces que tiemblan aún tras una tormenta. Las palabras pueden ser escurridizas, quizás más bien ciegan, quizás su cimiento sea el de las arenas movedizas. Muchas veces se dice lo que queremos que los otros oigan y piensen, como nos podemos incluso engañar a nosotros mismos, o incluso puede variar nuestra consideración según el ángulo que quizá nos aporte otro o la variación de las circunstancia. Según el escenario.

¿Qué es lo que sienten Jack (Sidney Pollack) y Sally (Judy Davis) cuando deciden separarse? ¿Por qué se desestabiliza su escenario vital cuando advierten que el otro o la otra han enfocado sus emociones hacia otra persona? Como refleja uno de los relatos de Gabe, en el que quien lleva una estable vida marital envidia al que lleva una ajetreada vida de sucesión de amantes, y viceversa, quizá es que es ese viceversa domina los dados de las emociones humanas. Quizá no se sepa qué hacer con las emociones, quizá siempre se desea lo que no se tiene, quizá ahora se quiere rutina, y ahora variación. Quizá buscar lo que sentimos que nos falta determine buscar un compartimento de vida para ese complemento, o quizás cambiar radicalmente el escenario, aunque no dejaremos de sentir que faltan componentes en la ecuación. Quizá es que nos extraviemos mucho en los quizás. Aplicar recursos del documental se revela como una ingeniosa manera de poner en evidencia la maraña de ficciones en las que nos desenvolvemos en el escurridizo documento de lo real.

Maridos y mujeres supuso la última colaboración con Mia Farrow, como su colaboración sentimental también llegó a su término de un modo también agitado. En la anterior obra de Allen, Sombras y niebla (1991), el personaje de Allen era perseguido en un nocturno universo de raigambre expresionista sospechoso de ser un asesino en serie. En la posterior, Misterioso asesinato en Manhattan (1993), el personaje de Allen se obsesiona con que su vecino ha matado a su mujer, y todo se dirime también entre otros reflejos, también cinematográficos, los espejos de la secuencia culminante de La dama de Shangai (1948), de Orson Welles. Otros espejos, en busca de reflejos que transfiguraran su realidad, cruzaba en Alice (1990) la protagonista que encarnaba Mia Farrow, insatisfecha con su vida marital, con su anodina vida estable, aunque luego también indecisa con respecto al amor que siente por el personaje de Joe Mantegna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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15 de abril de 2016
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La película de woody allen quizás más intensa.

Una deliciosa marea de situaciones, condimentada con riquísimos diálogos. Cuando te adentras en esta tormenta cinematográfica, el mundo te da vueltas por su ágil frenesí y sus cambios bruscos. Además, por si no fuera poco, la intensa vida de sus personajes y sus fascinantes y vehementes personalidades humanas, junto a sus filosóficos pensamientos proporcionan a la cinta, sin lugar a dudas, de un distintivo sello difícil de igualar.

Un relato filosófico y poético sobre las vueltas de la vida, y especialmente de los azares en la compleja vida del matrimonio.

Sensacional, muy interesante, evocadora, honda, y pesadumbrosamente realista. Una película sin filtros, sin llevar al extremo los cuentos de hadas ni las tragedias. Una película cruda y hermosa como la vida misma.

La encantadora, fascinante y bellísima juliette lewis, no hace más que darle más brillo a esta de por si genialidad del maestro allen.
miki
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29 de agosto de 2017
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El Prolífico director podría haberse gastado miles de dólares en terapias y sicoanálisis para arreglar su tumultuosa vida emocional de aquellos días pero decidió hacer una película en la que él mismo se autoanalizaba, llegando a la conclusión de que sus neurastenias eran de los más normal, comparadas con la de otras parejas y que en el fondo es un romántico empedernido.
Maridos y mujeres empieza como un terremoto con ese movimiento mareante de cámara al hombro que enseguida abandona.
El tratamiento documental de la cinta no es solo ese tipo de encuadres nerviosos. Allen lo consigue con esas confesiones a cámara, con las tomas callejeras y sobre todo con la gran actuación de los actores.
Realmente actúan, no improvisan con naturalidad, su gran profesionalidad consigue hacer ver al espectador que parezcan integrantes de un programa de realidad televisiva y aquí incluyo también a los papeles secundarios.
La música, elección personal de Allen como siempre, queda algo fuera de tiempo. No pierdo la esperanza en la que Allen se adentre en terrenos musicales más experimentales.
La historia en sí, está bien guiada, con los giros suficientes para que no decaiga en bostezo, con un tratamiento adecuado de falso documental, magníficos diálogos, que sin llegar a ser profundos son de una lógica a veces cómica, otras instintiva, suavizando en otros momentos el drama que estamos observando.
Allen sabe sacar partido a estas situaciones de pareja, potencia su punto fuerte en los diálogos, que tan bien maneja, haciendo de Maridos y mujeres para el espectador un tragicómico espejo de las relaciones de pareja.
José Miguel
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18 de julio de 2018
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Cuando te dispones a ver una película de Allen sebes que entretenido vas a estar y atento durante todo el transcurso de la misma. Esta vez nos regala unos diálogos mas solidos de lo habitual, llenos de inteligencia y sentido. Allen vuelve a uno de sus temas favoritos, los cuernos , las inseguridades, las relaciones y el miedo al fracaso, esta vez lo trata con dureza sin dejar nada suelto. Cinta llena de sentido, sin duda uno de los mejores escritos del director, muy recomendable.
juanmartin2705
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