Shakespeare enamorado

¿Qué movió a Shakespeare a escribir Romeo y Julieta?¿Qué sucedía a su alrededor? La historia nos muestra a un Shakespeare (excelentemente interpretado por Joseph Fiennes) sumido en una profunda crisis creativa. Casualmente, su rival literario, Christopher Marlowe, desbordante de una intensa y brillante creatividad, es quien le facilita oportunas ideas para una obra que está intentando escribir y que acabará siendo Romeo y Julieta. La fortuna hace que aparezca la musa que inspira su creación. Una bellísima joven (interpretada con gran sutileza por Gwyneth Paltrow) le enamora y provoca el inicio de una compleja relación que constituye la principal fuente de creación que da vida a sus escritos. En esto está, en buena parte, el extraordinario mérito de este brillantísimo guión.
La utilización de los condicionantes teatrales de la época constituye un elemento más que enriquece la historia.
En el siglo XVI, como se sabe, las mujeres no podían representar papeles en el teatro, por lo que los personajes femeninos tenían que ser representados por adolescentes. En Shakespeare in love esta circunstancia permite construir una divertida historia de amor en torno al hecho de que una mujer, que se hace pasar por hombre para poder actuar, enamora a Shakespeare, en su papel de hombre y por ello ve limitada su capacidad para expresarse como mujer. Ambigüedad y enredo, pues, constituyen el nervio de la película.

Juan Luis Iborra

Para quienes ignoramos todo sobre el ambiente teatral del Renacimiento y casi todo sobre la vida y la obra de William Shakespeare, tenemos que agradecer a esta comedia romántica que nos acerque un poco a su conocimiento.
Solo por esto, para nosotros, ha merecido la pena ver la cinta, además de permitirnos pasar un rato entretenido.
Ya suponemos su falta de rigor historicista, la misma que por cierto practicaba en sus obras el mismo genio de Stratford, pero esa es una licencia que se ha permitido siempre el arte.
Cierto que anda siempre sobrado de maquillaje el rostro de Fiennes, que el planteamiento es poco creíble, pero no me negarán que resulta encantador Philip Henslowe (Rush) en su papel de promotor teatral perseguido siempre por sus acreedores y perseguidor a su vez del gran Williams. Lo mismo que el vestuario o la ambientación del Londres de la época.
En resumen, una buena película que recomendamos.

No es que tuviera unas grandes expectativas con esta película, pero viendo el elenco de actores pensaba que sería, al menos, entretenida de ver. Pero para nada ha sido esa mi experiencia.

En ningún momento me ha hecho interesarme por la trama, las escenas pasan sin ton ni son y no me han parecido unas actuaciones destacables por parte de nadie.
Un completo desastre de guion.

El tema de que se llevara tantos Oscars pues no lo entiendo, la verdad. Está a años luz de Salvar al soldado Ryan y de La vida es bella. (No puedo opinar sobre La delgada línea roja porque no la he podido ver aún).

Una de tantas cosas inexplicables de los premios de la Academia.

No la recomiendo para nada, excepto para quien sufra de insomnio.

Hacer una película malformando a Shakespeare es delito. Ponerle como un cachondo mental es de tener los huevos bien grandes pero también vacíos. Shakespeare es uno de los grandes, y no creo que se mereciera esto. Además de las cargantes conversaciones medio poéticas medio estúpidas tenemos a un cast totalmente desacertado. Fiennes se parece a Shakespeare, sí, pero es un cateto actuando. Lo mismo digo a vuestra amada Paltrow, una petarda que por enseñar las tetas le dieron el Oscar, el Mosca y todas esas mierdas doradas. Y por no hablar de Judi Dench...

Lo único bueno es la ambientación, el vestuario y la música. Pero eso no la hace buena, ya que en dos horas el film aburre como si durara cuatro y tampoco es plan. Para esos a los que les gusta deformar las buenas historia o los mitos.

Como un producto impecablemente empaquetado, hecho con profesionalidad y pericia, que consigue ser exactamente lo que pretendía ser, puede al mismo tiempo ser un bodrio infame. Por su cinismo, por su desprecio al tipo de espectador falsamente cultivado que consumirá mayoritariamente este producto. Bazofia hipercomercial con coartada seudocultural. Ya se sabe, Harvey Weinstein.