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La tentación vive arriba

Comedia Como miles de neoyorkinos, Richard Sherman (Tom Ewell) se ha quedado trabajando en agosto mientras su mujer e hijos disfrutan de unas gratas vacaciones en la playa. Siguiendo las recomendaciones de su esposa, está dispuesto a dejar de fumar, de beber, a acostarse pronto y sobre todo a no echar una cana al aire. Pero la tentación aparece cuando conoce a una despampanante vecina (Marilyn Monroe), tan sexy como ingenua. (FILMAFFINITY)
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
21 de agosto de 2022
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Tuve la suerte, aún de vacaciones, que Wilder me persiguiera hasta mi desplazamiento vacacional, con la proyección en Televisión Española, en concreto en la 2, de este film, sin alterar mi orden cronológico en , y el merecido homenaje a Marilyn Monroe.
Wilder convirtió esta obra de teatro en una divertida comedia, en la que Marilyn luce de forma espléndida, tanto físicamente como en su vis cómica, que todavía a algunos les duele reconocer.
El maestro siempre sabe retratar de forma genial, como un mago, todo aquello que toca. En este caso, la soledad de un americano de clase media en la ciudad, mientras su esposa e hijo se encuentran de vacaciones de verano, se convierte en una chispeante experiencia ante la presencia de una inesperada vecina, explosiva e ingenua a la vez. A partir de ahí, retrata el puritano estilo de vida americano de la época.
Lo que en manos de otro director sería una comedia más, el mago Wilder, bien apoyado en la gran Marilyn Monroe y el eclipsado Tom Ewell, con unos brillantes diálogos, consiguen elevar la película hasta convertirla en un clásico.
Inolvidable queda la famosa escena de la falda de Marilyn en la boca del metro, al igual que el relato que hace a su vecino respecto al incidente que tuvo en su bañera, necesitando la ayuda de un afortunado fontanero.
De nuevo, una vez más, minimiza a ésa gran mayoría de películas que, desgraciadamente olvidamos con tanta facilidad
rick38
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13 de septiembre de 2022
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Cuando Wilder hacía una comedia no le bastaba con hacer reír, él estaba por encima de eso. Cada vez que este genio se ponía detrás de una cámara era sinónimo de calidad. Conseguía emocionar, verdaderamente tenía un don para ello. En esta cinta no se quedó atrás y realizó un soberbio trabajo que se tradujo en un enorme éxito.

La fotografía es excepcional, cada imaginación del personaje protagonista tiene un toque de magia. Por otra parte, los actores tienen una química notable en pantalla. Destaca Marilyn, quien de hecho era el principal reclamo para ver la película. Es cierto que sigue siendo su típico papel de "rubia tonta", pero al fin y al cabo es Marilyn, podía hacer lo que quisiese. Por su parte, Tom Ewell está correctísimo. Sus conversaciones solo son desternillantes y sus delirios provocados por el temor a que le pillen son más de lo mismo. El ritmo es francamente veloz, la película transcurre en un abrir y cerrar de ojos.

En resumen, es una cinta de Billy Wilder (no la mejor, pues ese puesto lo ocupa 'The Apartment'), evidentemente va a ser buena y merecedora de un visionado.
Richard Bachman
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10 de octubre de 2023
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Comedia teatral hecha con apenas un par de actores y unos pocos escenarios. Sobra la introducción indigenista y los comentarios que la acompañan.
Solo dos actores, sí, pero qué actores. Mr. Sherman (Ewell) está perfecto interpretando a ese buen marido que sufre la tentación que viene de arriba. Marilyn genial en esa maravillosa mezcla explosiva de ingenuidad y descaro que tienen siempre sus personajes.
¿Cómo no van a disgustarse sus directores si ella va a su aire? A veces parece que no interpreta a nadie, que, sencillamente, ella es así.
Donde más flojea la cinta es precisamente en la dirección, con sus largos monólogos o los diálogos ametralladora. Wilder está un más bajo de la maestría arrolladora de sus grandes obras.
Pero ahí está también la famosa escena faldas arriba de la ventilación del metro.
Pese a los años transcurridos, una obra interesante que todo cinéfilo debe conocer.
Lafuente Estefanía
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18 de diciembre de 2023
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De igual forma que Luis García Berlanga ponía el peso de sus películas, de tanto en tanto, en un actor determinado, Billy Wilder confió el timón de LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA a Tom Ewell, que venía representando la comedia en Broadway desde 1952. Y Tom Ewell, como por ejemplo Morgan Freeman acometiendo Paseando a Miss Daisy, obra que el de Tennessee ya había interpretado sobre las tablas, bordó el papel.
Dijo Fernando Trueba en Hollywood cuando recogió su óscar por Belle Epoque, tratando de ser gracioso, que no creía en Dios y sí, sólo, en Billy Wilder. Yo, igual que Kevin Spacey en Sospechosos habituales, creo en Dios y temo a Keyser Söze, y, además, coincidiendo con Trueba, me encabrito de alegría con LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA, que atesora un guión fantasticular, que presenta una de las escenas más famosas de la historia del Cine y que, introvertidamente o extrovertidamente, sí, cuenta también con Marilyn Monroe.
PROT
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28 de septiembre de 2014
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es fácil entender el éxito de una película como "La tentación vive arriba" en su momento, esos años cincuenta en una sociedad en plena efervescencia sexual, como si de un adolescente habláramos que teniéndolo todo por delante se atiborra de nada. Como si descubrir unas nalgas fuera hacer cima. Para mí es una de las más flojas de Wilder, que sin embargo deja su huella y es capaz de hacernos llegar puntualmente su maestría. Pero no nos engañemos, la historia de este hombre que se queda "de Rodríguez" y le tira los trastos a la oportuna vecina escaparate no puede dar más de sí, es una comedieta vetusta, un rollo sin fascinación alguna y con un protagonista con penosos monólogos en voz alta. De esta película jamás olvidaremos la famosa escena de la subida de la falda de Monroe, el dedo en la botella, él al piano... Anécdotas sin brillo, porque aunque lleve la firma Wilder llega a trompicones a nuestro siglo, a lomos de un mito del cine como la rubia más famosa del séptimo arte, alguien que sin embargo, y en esto al menos coincido con varias voces de por aquí, no posee la fuerza de otras mujeres que sí me clavan al sofá. Pienso en Greta Garbo y me muero... Mientras que la rubia de largas pestañas en su papel de boba me produce de indeferencia para abajo.
Luisito
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