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Crueles intenciones

Drama Kathryn (Sarah Michelle Gellar) y su hermanastro Sebastian (Ryan Phillippe), todavía estudiantes de bachillerato en un elitista instituto de Nueva York, deciden hacer una maquiavélica apuesta. Se trata de que Sebastian, un consumado Don Juan, se acueste con Annette (Reese Witherspoon), una joven que quiere permanecer virgen hasta su matrimonio. Si Sebastian pierde, Kathryn se quedará con su Jaguar, pero si gana... la tendrá a ella. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
27 de diciembre de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin pude ver esta película tantos años después de su estreno. En esa época Sarah Michelle Gellar era la diosa de nosotros los frikis, y había que explotar la carnada hormonal. Lo mismo pasa con otros actores jóvenes que vemos aquí, tal es el caso de Joshua Jackson. Qué grandes fueron los noventas, sobre todo a finales de esa década prodigiosa, desde la música, hasta la tecnología, pasando por las ropas. Se trata de un filme bastante interesante, donde lo mejor es ver a la hermosa Buffy luciendo palmito y haciendo de femme fatale, yo también me volvería loco por ella, aunque fuese mi hermanastra. Lástima que a partir de la segunda mitad ya se vuelve un poco romanticona, y no se explica cómo demonios le puede al protagonista resultar atractiva la sosa, beata y barbilla picuda de Rese Witherspoon. Y el final es un poco cogido con pinzas.
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Randall
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11 de febrero de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para nada esta película concuerda con su nota media de votaciones. Es cierto que tiene el morbo que le quieren dar, sin embargo parece sobreactuada cada segundo y el protagonista no está nada conseguido...creo que la única que salva un poco esta película es Reese Witherspoon; y aún así, su personaje tampoco acaba de encajarme del todo.

... y para colmo hay secuelas!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lirin90
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4 de abril de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por segunda vez con cierto escepticismo.Era de mis películas favoritas de adolescente, junto con Regreso al futuro y Bola de dragón. Porque a pesar de no ser perfecta, no tener una trama completamente original, la pérfida mente de sarah michelle guellar y la mirada irresistible de Ryan Phillipe sigue a la altura de lo que vagamente recordaba.

Sinceramente, estoy un poco harta de esos dogma gafapastas que señalan como la película como una versión mala (una mera fotocopia adolescente de Las Amistades peligrosas). Sinceramente, esta no le llega a la suela de los zapatos.

Admito que el argumento como tal se hace muchísimo más verosímil en el s. XVIII, especialmente por el papel de Selma Blair, pero también debemos tener en cuenta que Romeo y Julieta de Leo Dicaprio se reescribe en un nuevo contexto contemporáneo y lejos de ser anacrónico ese videoclip postmodernista con bso incluida, ve aumentado su fuerza visual hasta límites insospechados.

Algo similar ocurre con Crueles Intenciones.Los personajes clavan el papel, el crucifijo de la Gueller es sencillamente de una lucidez inolvidable, es una escena trasgresora y el final.... con sinfonía agridulce....uuufff marca la diferencia ineludible con su antecesora.

En definitiva, la mejor película de adolescentes de la historia...
payamala
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19 de agosto de 2021
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305/15(18/08/21) Interesante dramedia (quizás porque esperaba muy poco) que tiene el valor de ser la adaptación de un clásico que no parece tomarse en serio a sí misma. La ópera prima del director Roger Kumble, que también guioniza la novela de 1782 “Les Liaisons dangerous” de Pierre Choderlos de Laclos (1741-1803), donde lo atractivo es trasladar la acción de la Francia pre-revolución de finales del S.SXVIII, a la Nueva York de finales de S.XX, siendo en la conversión los protagonistas ‘unos hijos de papa’ pijos, estudiantes de secundaria, que viven en el hedonismo más superficial, y que ante su aburrimiento deciden jugar con los sentimientos de la gente en su superioridad moral nihilista (esto similar a la novela). No aspira más que a ser un pasatiempo que se mueve entre la comedia y el drama metido con calzador en su rush final, con reminiscencias a tragedia shakesperiana.

Mantiene vivo el espíritu juguetón y la esencia del material de origen, sobre todo en sus protagonistas, seres pérfidos, manipuladores, arrogantes, egoístas, lujuriosos, traicioneros, mentirosos, hipócritas que rinden culto a las falsas apariencias, que aquí ingeniosamente han pasado a ser hermanastros, con lo que se añade el carácter perverso de cuasi-incesto, también se añaden otros elementos para actualizar el relato, como es un lenguaje más procaz (se hablan de cunnilingus, felaciones, orgasmos …), se suman relaciones interraciales, insinuaciones lésbicas (el beso entre la Gellar y la Blair es muy erótico), la sodomía (como elemento desnivelador para las dudas de Valmont en la apuesta), o se añade una subtrama homosexual, además se altera el final un poco con respecto sobre todo al rol de Miss Martheil, siendo otro de los puntos a favor en su actualización el gran plantel de temas pop que hay para ambientar, de gente como Placcebo, Blur, Counting Crowdea, o ese epidérmico tema final de The Verve ‘Sweet bitter symphony’.

Ni que decir tiene compararla con la icónica versión de 1988 de Stephen Frears sería como comparar una piedra con el Taj-Mahal, pero tampoco creo lo pretenda, pues es este un producto típico de su tiempo, algo para consumo rápido de adolescentes, para vivan un rato en este micro universo de lujos (vestuario elitista, coches deportivos clásicos, mansiones, y por supuesto protagonistas guapos). Por supuesto que es imposible no comparar las actuaciones de esta con las de la mencionada, pero esto solo es un ejercicio inútil, es como si la de Frears estuviera hecha por profesionales y esta por estudiantes con acné, y aún con eso, estos ‘estudiantes’ cumplen amenamente, divirtiendo, aunque tenga muchos altibajos. Film que puede ser visto como una radiografía de la sexualidad en adultos que acaban de salir de la adolescencia. No puedes emparentar a los protas de esta Sarah Michelle Gellar (la eterna Buffy Cazavampiros), Ryan Phillippe, Reese Witherspoon y Selma Blair, con Glen Close, John Malkovich, Michelle Pfeiffer y Uma Thurman, sería injusto, pero aun con ello (excepto la excesivamente caricaturesca Blair) los intérpretes dejan un buen sabor de boca.

El éxito de taquilla generó precuela en 2000 y secuela en 2004, así como un musical de máquina de discos en 2015; Cuarta adaptación cinematográfica de la novela epistolar de Laclos. Es el segundo, después de la versión de la jet-set europea de Roger Vadim (con Jeanne Moreau y Gerard Philipe como una pareja casada promiscua) en actualizarla, luego de la primera de Vadim, llegó la mencionada (y la mejor) de Frears, un año después se estrenó “Valmont” de Milos Forman, siendo la cuarta esta que me ocupa.

Gellar y Phillippe son Kathryn y su hermanastro, Sebastian, par de altivos mimados que viven en un lujoso apartamento de Manhattan sin la supervisión de sus padres ( alos que extrañamente nunca veremos). Los dos, que se han estado mirando con lujuria desde que se conocieron sus padres, se han acostado con todos menos el uno con el otro. Los dos hacen una apuesta diabólica. Si Sebastian puede seducir a Annette (Reese Witherspoon), la orgullosamente casta hija del nuevo director de su escuela, Kathryn finalmente se entregará a Sebastian sin restricciones. Pero si Sebastian falla, debe entregar su posesión más preciada, un Jaguar de 1956.

Está muy bien lo subliminal de algunos elementos para transmitir mensajes, como es por ejemplo el auto de Valmont de claras reminiscencias freudino/fálicas, ese crucifijo que cuelga del cuello de Kathryn (clara demostración de hipocresía cuando se destapa lo que guarda), el caballo como recurso de simbolismo de semental, y más.

Tiene un comienzo que hace augurar estamos en una comedia con juegos de poder, con manipulaciones y mucha perversión, ello teniendo a Sebastian en un diván, este contándole sus ‘supuestos traumas a una psicoanalista, pero todo termina con que es un juego de Sebastian para reírse de la doctora, cuando tras irse este supuestamente melancólico, le telefonea a la doctora su hija llorando porque le ha dejado Sebastian, relación que parece no sabía nada la madre. Esta sale a buscar a Valmont gritándole en las alturas y este se da la vuelta y le sonríe pícaramente ante la ira de ella. Tenemos entonces marcado este tono de comedia de alta sociedad, con seres perversamente divertidos, que se aprovechan de la bondad e ingenuidad de los demás, y entonces lo que toca (manual en ristre) es que tengan su merecido kármico.
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TOM REGAN
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20 de septiembre de 2006
12 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobre adaptación de la novela y más pobre "re-make" de la anterior adaptación, película que parece bien encamanida al principio pero que va perdiendo fuerza al tiempo que se definen sus intérpretes. Más encaminada a una serie de "teenagers" norteamericanos que a una película propiamente dicha. El salto de los juegos de poder de la aristocracia al cotilleo sexual de instituto no le ha sentado demasiado bien al guión, por ello resulta inverosímil en muchos aspectos. Sin embargo, y sin ser ninguna sorpresa, fue un exito en taquilla. Tan solo un aspecto positivo, su banda sonora.
Karel Kopfrkingl
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