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Rifkin's Festival

Comedia. Romance. Drama Un matrimonio estadounidense acude al Festival de cine de San Sebastián por trabajo de ella. El marido, Mort, sospecha que su mujer está teniendo un affaire con un joven y aclamado director de cine francés. Pero su preocupación disminuye cuando se encapricha de una atractiva médico española que le trata en una consulta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
23 de septiembre de 2022
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Debería haber sido un broche de oro para la trayectoria de Woody, pero resultó un fracaso y él mismo se dio cuenta y decidió no filmar más sino escribir una novela.
La película tiene de bueno únicamente la elección de los lugares en los que fue filmada. El actor principal Wallace Shawn fue un buen actor secundario en varias películas de Woody Allen, pero como el director, ya no está para hacer de galán y conquistar a una bella y joven doctora española, o para lograr que su esposa no lo abandone.
También es buena parte de la banda sonora, donde el jazz luce siempre en las películas de Woody. Las parodias o menciones a películas antiguas de grandes directores pueden entenderse solamente por quienes vieron esas películas.
Morris Laski
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9 de mayo de 2023
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Hasta 2020, atento siempre, espero y visiono la película anual de W. Allen. Con esto de la pandemia y el rollo del 'me too', el estreno de Rifkin's se me fue a las nubes. Ayer se me ocurrió mirar si estaba estrenada o no y en Justwach veo que figuraen la plataforma de RTVE. No es lo mismo ir al cine que ver una película en tu casa. En la sala estás concentrado y ves la película de seguido. En casa, no. Hay interrupciones, ruidos y cosas que hacer simultáneamente. Así es que mi opinión está influenciada por eso de haber visto Rifkin's en casa.
Soy fan de Allen, de todas sus películas, excepto una: 'Vicky, Cristina, Barcelona'. Creo que se hizo deprisa y corriendo y como "pago" de Allen por su distinción en el Campoamor de Oviedo. Rifkin's adolece del mismo ritmo que el de Vicky; una historia vulgar y un experimento de colocar en el papel que siempre se adjudica el propio Allen a un tipo que incluso carece del escaso encanto que se merece Allen como actor. Los diálogos, que son siempre por su enjundia y humor de lo mejor de sus películas, aquí no destacan. Creo que esta película funciona como un 'cortar y pegar' más el relleno de huecos sin demasiada fortuna. Tanto guiño a tanto director, al final te hace cerrar los ojos. Pese a todo, los recursos en blanco y negro referidos a escenas de películas europeas filmadas por afamados directores resultan atractivas por cuanto se puede llegar a disfrutar adivinando su procedencia en cada escena. Si bien en algún caso, como en el del Ángel Exterminador, su encaje resulta demasiado forzado. Un cinco ramplón le doy esta vez a Woody. Y con esto basta.
Juan Guillamon
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23 de agosto de 2023
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Película nostálgica de Woody Allen debido a sus homenajes a sus queridos maestros europeos: Bergman, Fellini, Godard, Truffaut y Lelouch así como a su revisión a su propio cine: Love and Death con sus homenajes jocosos a los clásicos, Vicky Cristina Barcelona y sus clichés sobre los artistas apasionados, Stardust y la confusión en el proceso creativo... Todo ello contado con ligereza y autoconsciencia porque Woody Allen es ante todo un director humilde.
Cthulhu
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1 de octubre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si una inquietud atormenta de manera intermitente a los grandes realizadores de trayectorias de largo recorrido, es la de trasladar una a una a la gran pantalla sus obsesiones y pasiones personales. Tal es el caso, como no podía ser de otra manera, de un prolífico maestro americano neoyorquino. Todo un tótem que seguirá dando guerra por mucho que pretendan impedirlo los guerreros de la justicia virtual: Woody Allen. Un Allen que se ve obligado a trabajar en esta nueva etapa bajo el cobijo de productoras europeas. En esta ocasión vuelve a rodar en España, colaborando para ello con Mediapro. Uno más de sus filmes turísticos cuya trama se ambienta en un lugar fundamental para el realizador que, como establecía previamente, debía llegar a la gran pantalla: un festival de cine. Y cuál mejor que el Festival de San Sebastián, en el que se ambienta la trama y en el que estaba llamada a presentarse la película en calidad de inauguración fuera de concurso. Se trata, que en algún momento debía clarificarlo, de Rifkin’s festival. Reme o no a favor la temática, la prensa siempre acude alegre a la cita anual con el cine de Allen, aún cuando ya lleva una década lejos de su mejor nivel. Su nuevo trabajo es una cinta honesta y sencilla, que da lo que podemos demandarle y, para bien o para mal, ofrece idéntico balance al de sus últimos trabajos. Un trabajo leve, inofensivo y llevado a cabo con reserva, energético pero que ofrece suficientes alicientes argumentales para ofrecer un visionado gratificante, y un nuevo motivo de regocijo para sus seguidores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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3 de octubre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es verdaderamente triste pensar, que el último lado de ese triángulo perfecto, formado es sus catetos por los maestros Ernst Lubitsch y Billy Wilder, pronto verá reducida su hipotenusa, a la misma eternidad que ampara a estos genios de la inteligencia hecha cine.

Pese a ello, y a sus 84 años, Woody Allen sigue retando al destino, fiel a su cita de película por año, desde hace algo más de cuatro décadas, y polémicas trasnochadas aparte, el menudo genio neoyorkino vuelve a refugiarse en nuestro país, para poner de manifiesto sus recurrentes obsesiones sobre la vida, el amor, la muerte, la religión, el sexo, la ausencia del mismo por estrés conyugal, factores todos encajados en su particular estilo elegante y moralmente despreocupado.

Como puro ejercicio de metacine, Allen aprovecha El Festival de Cine de San Sebastián, para homenajear a grandes realizadores de la talla de Orson Welles, pasando por Fellini, Buñuel, o Godard, y culminando con su adorado Igmar Bergman, cuya obra, 'El Séptimo Sello', ha declarado como su película favorita de todos los tiempos, culminando el punto a favor más destacado que posee Rifkin's Festival, de cara a los mas cinéfilos.

Por contra, las relaciones entre los diferentes personajes, resulta en esta ocasión menos estimulante de los habitual, quedan por supuesto los diálogos, puramente literarios y marca de la casa, pero esa incompatibilidad de caracteres que intenta mostrar, no acaba de concretarse en su mejor forma, e incluso se muestra huidizo, como idea, en sus últimos compases.

Seguramente, todo esto venga derivado de una mala elección de casting, falta química entre los personajes, y uno de los puntos puntos fuertes del realizador, la dirección de actores, parece algo impotente ante un reparto internacional de lo más variopinto, de entre ellos destaca la presencia de Gina Gershon, cuya energía incombustible queda algo desaprovechada, y la de un solvente Wallace Shawn, un habitual secundario del realizador, que le acompaña en varios títulos desde su aparición de 'Manhattan'. Completa, en un plano muy secundario, la sorprendente e hilarante aparición de Christoph Waltz.

De la aportación española, la nota negativa la pone un Sergi López algo trasnochado y falto de convicción, en contraposición de Elena Anaya, que cumple con su habitual encanto, justo acaba de reconocer la actriz, que Allen le etiqueto como el peor interprete con el que había trabajado, indudable táctica motivacional que no es la primera vez que utiliza el director en alguno de sus rodajes.

En los apartados técnicos, la nueva e inestimable colaboración de Woody Allen con Vittorio Storaro, de maestro a maestro, vuelve a dejarnos otro impecable trabajo de fotografía, cuyos pasajes a ritmo de jazz, como no podía ser de otra forma, muestra unas bellísimas imágenes de San Sebastian, con un tono a caballo entre la intensidad de 'Wonder Wheel', y la naturalidad de 'Día de lluvia en Nueva York', dos de los títulos más recientes al servicio del realizador, que sirven para acentuar el tono melancólico y nostálgico del que el film hace gala.

Finalmente, puede que el último festival de Allen no entre en el terreno de sus películas más memorables, pero siempre es infinitamente preferible a cualquier trabajo de similares características, es una cuestión de lucidez, el poder balsámico del buen cine ante la pesadez de la cotidianidad, un concepto irrenunciable, para uno de los pocos autores capaces de recorrer la senda de la auténtica grandeza, en la Historia del Séptimo Arte.



<Lee ésta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>
alcaide
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