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Yo, él y Raquel

Drama. Comedia Greg pasa el último año del instituto de la forma más anónima posible, evitando todo tipo de relaciones, mientras en secreto hace extrañas películas con su único amigo. Esta situación cambiará cuando su madre le obliga a hacerse amigo de una compañera de clase con leucemia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 74
Críticas ordenadas por utilidad
2 de mayo de 2016
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Las películas de adolescentes, con el instituto como universo propio e indefinible en el que todo ocurre, tienen dos opciones sobre las que construir su argumento: por un lado pueden mirarse en la típica película pasada de vueltas, en la que sus protagonistas solo piensan en fiesta, sexo y alcohol. Tan divertidas y escatológicas en su forma como romáticas en su fondo, son un placer para los sentidos, un homenaje al buen rollo olvidando todo lo que tienen a su alrededor.

Pero “Yo, él y Raquel” no elige esa opción porque no quiere elegirla. Prefiere explorar emociones más profundas y comprometidas, en las que los personajes se muestran como personas adultas vulnerables con problemas serios de verdad, no solamente con las cosas propias de la edad. La enfermedad es tratada sin condescendencia, sin buscar una lágrima fácil en el espectador. Peliculas como “Las ventajas de ser un marginado” o la más reciente “Aquí y ahora” apuestan por centrarse en otras facetas de la vida: el sentimiento de soledad, el miedo a no encajar o a ser rechazado... Rincones difícilmente explorables pero profundos en los que el futuro está más allá del baile de fin de curso.

Pero la película tiene mucho más que lo que se puede leer en la sinopsis. Una colección de diálogos precisos y directos adornan a los personajes más variopintos (un padre que se pasa el día en casa cocinando y viendo clásicos europeos, una madre besucona o un profesor que tiene su propia sopa en su despacho) que no decepcionan que aportan su grano de arena a la película. Sin ellos nada sería igual.

Con un montón de referencias cinéfilas (en especial esa recreación casera de películas que recuerda irremediablemente a Jack Black y su “Rebobine, por favor”) y un fluido nivel narrativo que aguanta los momentos más complicados con naturalidad y frescura, “Yo, él y Raquel” muestra ese sentido de la amistad tan fuerte e incondicional entre dos adolescentes que buscan su lugar en el mundo que les ha tocado vivir a pesar de las circunstancias que les rodean.

Quizás al final todo sea un punto y aparte.
Moody
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1 de junio de 2016
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Sobran monólogos absurdos en esta historia cuyo final es una maravilla y donde se demuestra que sin palabras el cine puede crear momentos realmente mágicos. Los actores están acertados, hay calidad visual y si los monólogos del protagonista hubieran sido mejores la peli podría haber sido de 10.
Iñi
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23 de enero de 2018
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Pretende concentrar todo su potencial en abordar algo tan triste y traumático como es, por desgracia, una enfermedad letal para muchos desdramatizándola con fino humor. En exponer a su protagonista principal como el tradicional receptor transmisor del caos juvenil, con sensibilidad, dulzura y aguda ironía, elementos que la convierten en un oasis frente a la mayoría de desenfrenadas comedias adolescentes. Lo siento, no lo consigue. Al menos, por mi parte. Y no es por su falta de interés, lo es por su falta de habilidad para conseguirlo. No me ha resultado graciosa en casi ningún momento por más que lo haya intentado, y salvo alguna ligera chispa aislada, como esa particular forma de catalogar ese pequeño gran ecosistema en el que se convierte cualquier centro escolar, he tenido que hacer el esfuerzo de continuar viéndola hasta el final, a pesar de su innegable encanto.
Tampoco su final me merece la empatía necesaria. Sorpresa, sí, y emocional, sin duda, aunque me conmueve lo justo como para saber que sigo siendo persona. Puede que su narración sincera pero bastante plana haya mediado para que todo el contenido carezca del interés suficiente y mi reacción no esté exenta de cierta indiferencia. Ni la historia, ni sus personajes, ni la supuesta ágil combinación entre drama y comedia me han logrado conectar.
Debo de ser el "bicho raro" de la escuela.
John Dunbar
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11 de marzo de 2018
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Alfonso Gomez-Rejon está mas entregado a la dirección de series, con las que ha conseguido bastante éxito, ya que tanto Glee como American Horror son dos series con bastante éxito.

COmo Yo,él y Raquel, se ha hecho con varios premios. Una película que trata sobre la enfermedad, sobre las familia y sobre los amigos. 3 grandes pilares que Alfonso Gomez-Rejon ha conseguido levantar con una película que ha pasado muy desapercibida pero que esconde una buena historia.

La cinta, arranca ya de una forma peculiar, y todo nos va indicando que no estaremos ante la típica que repite una y otra vez los mismo clichés. En esta ocasión estamos ante una aventura entre tres adolescentes a cada cual más dispar que juntos se embarcan en una alucinante historia en donde el humor se fusiona a la perfección con el drama. Con buen ritmo, la película nos va atrapando gracias a su poco convencionalismo de multisalas, está película ahonda más en el universo psicológico y deja atrás las convencionalismos.

Es gracias a su buen guión a un reparto que cumple con las expectativas que la película merece la pena. Si que es cierto que en determinados momentos parecemos estar en boucle pero este efecto se disipa rápido.

Con todo esto podemos decir que la cinta, es mas que recomendable, apta a todo el mundo, ya que es una de esas películas de valores que siempre es bueno tener presente.

Lo mejor: Su habilidad para meternos en su juego
Lo peor: Creer que es la típica película sobre la enfermedad
Recomendada: SI

@cineypunto
fauno21
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21 de agosto de 2018
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Para muchos el encuentro con la enfermedad, es una opción lejana. Cuando quien se enferma es un par y sos adolescente, la manera de abordarla viene sin manual de instrucciones a quien acudir. Pero lejos de ser una película lacrimógena, es esta historia una belleza por el humor, la dinámica narrativa y visual con la que se relata. Tres protagonistas que lejos están de ser líderes. Un mundo de estridencias del colegio, estudio desganado, y relaciones con los demás compañeros en donde lo peor que puede pasar es quedar en evidencia o no encajar. Greg tiene una muy pobre imagen de sí mismo, pero a medida que se lo va descubriendo, es inevitable quererlo con sus inseguridades y la creatividad que desenvuelve en sus films caseros, que como un diario íntimo, va sumando título tras título junto a su socio Earl. NECESITA expresarse más que exhibirlo. Y desde su papel de observadora sabia, Rachel sabe ver el alma de su amigo, y en su devolución los dos aprenden. La película va creciendo más y más, y es absolutamente imposible llegar al final sin sonreír mientras caen lagrimones. Porque la vida es así, mezcla de dolores y felicidades que hay que aprender a barajar para jugar sin perder tanto.
Beatrix
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