Fall

El director británico, y aquí también guionista junto a Jonathan Frank, Scott Mann dirige “Fall” (2022), en algunos lugares titulada “Vértigo” (pero esta es otra historia). La cinta nos muestra la experiencia extrema de supervivencia de dos amigas, interpretadas por Fulton y Virginia Gardner, a quien no se les ocurre otra cosa que escalar, en medio del desierto, una abandonada torre de comunicaciones de seiscientos diez metros de altura. No se sabe si para superar sus traumas personales, como la muerte del marido de una de ellas, o los inconvenientes que han ido surgiendo durante sus respectivas existencias. El caso es que para quitar la depresión a una amiga hay que tener más tacto y no ínfulas de YouTuber. De los dos personajes principales, completamente desdibujados, conocemos algunos de sus sentimientos y experiencias, engullidos por el mundo que queda lejos de sus pies. En este aspecto el filme es extremadamente tópico, aunque su única salvación sean ellas mismas y la ayuda que pueda llegar del exterior.

No hay que pedirle nada a la película ni exigirle demasiado a esta propuesta, reducida en su planteamiento, en su puesta en escena y en su presentación, aunque se produce una gran sensación de agobio en el espectador al ver a las mujeres recluidas en un espacio tan pequeño, dentro de un espacio desértico tan inmenso. El final es, como se suele decir, un pegado postizo. Y su único objetivo es mantener el vilo al espectador. En esto cumple con creces. Algunas tomas aéreas algunas desempeñan bien su papel, pero por el contrario, en otras, en cambio, se nota demasiado el croma. También nos encontramos con escenas que por obra y gracia de un montaje pésimo, no atendemos a atinar su resolución. De las subtramas, ni hablamos. Entre lo más destacable resaltaremos la fotografía del argentino Miguel de Olaso y, en algunos tramos, la banda sonora del compositor afincado en Londres y nacido en Canadá, Tim Despic, gran experto en las lides de la cadencia trepidante.

Película recomendable para visitantes de parques de atracciones y de aquellos a quienes gusten las alturas y de las que se emiten en televisión en las sobremesas del fin de semana.

Tres puntos a favor de esta película del género de supervivencia:
- Las acciones que los personajes realizan son lógicas y no hacen cosas "porque sí".
- No hay (casi) problemas con la puesta en escena, detalles como el viento, el frío, el sol, la desidratación no se dejan de lado.
- Los planos verticales, la música, la interpretación de las actrices en momentos tensos... dan un subidón brutal. En mi caso, sin tener vértigo, había momentos en los que tenía que dejar de mirar a la pantalla. Un puntazo.

Este tipo de cine, en el que la gente se mete en líos por su búsqueda de aventuras, es como un videojuego, te pones en la piel de los protagonistas durante un rato y luego sales a la calle como si no hubiera pasado nada; películas que entretienen pero dejan muy poco peso en la memoria.

Aun así, se agradece el intento de buscar nuevos caminos en Fall.

Ha pasado casi un año desde que Becky se quedara viuda. La llamada de su mejor amiga, Hunter, la embarcará en una aventura muy loca: trepar por una antena de 601 metros. Pero la aventura se convierte en pesadilla cuando las amigas quedan atrapadas en lo alto de la antena, sin posibilidad de escape. El suelo queda muy lejos, la ayuda no aparece.

Fall no se anda por las ramas y ya antes que conozcas a los personajes te ha metido en situación: dos amigas y el marido de una de ellas, adictos a la adrenalina y deportes de riesgo, una muerte absurda, traumas y vuelta al redil antes de meterse en líos; esto funciona en el guion de Scott Mann y Jonathan Frank – aunque es una variación de The Descent de Neil Marshall – para que haya algo de catarsis en todo el viaje de la protagonista: no es solo que se enfrente a sus miedos, sino que salga renovada. Tal vez se haya cargado un poco la mano en todo el asunto de “vida-de-mierda”, y ese es el mayor problema de Fall: hay cierto aire de previsibilidad que se mantiene casi todo el metraje hasta un giro final que levanta muchos enteros.

El director Scott Mann tal vez abusa de los planos aéreos y circulares alrededor de la antena famosa, ya que esto convierte la tensión en espectacularidad y solo en contadas ocasiones logra generar vértigo y sensación de altura. Un ejemplo de esto lo encontramos en la subida, cuando abusa de planos de situación para mostrar el abandono que sufre la antena de la película y tan solo consigue desviar la atención de cómo las protagonistas se alejan del suelo. La fotografía de MacGregor y la música de Tim Despic se ajustan a las necesidades del proyecto y no desentonan aunque a veces la imagen se acerque peligrosamente a lo publicitario.

No hay personajes bidimensionales en Fall – este tipo de películas tampoco los necesita – pero el casting femenino es bastante destacable. Tanto la deprimida Becky, interpretada por Grace Caroline Currey como la hiperactiva Hunter, Virginia Gardner, se ajustan a sus papeles. En el lado masculino destacaremos a Jeffrey Dean Morgan, quien siempre luce bien en pantalla aunque aquí se le vea acartonado, y al “villano” Jasper Cole que da mucha tirria.

Fall cumple con su objetivo, que es la búsqueda de la angustia durante hora y media, pero no es tu película si sufres de vértigo o buscas cine con enjundia.

https://www.terrorweekend.com/2022/10/fall-review.html

Durante los últimos años hemos ido teniendo en la cartelera una serie de películas sobre supervivencia en condiciones extremas que han demostrado que se puede hacer buen cine de género con muy poquitas piezas, tanto actorales como de localizaciones. Desde la maravillosa “127 horas” que me dejó absolutamente impactado en su día. Hasta películas quizá menos ambiciosas dramáticamente pero igual de efectivas en su propuesta como “Infierno azul”, con Blake Lively y Jaume Collet-Serra pilotando la nave o la duología de “A 47 metros”. Todas estas cintas, y otras muchas que me dejo por mencionar, se basan en la capacidad de enganchar al espectador a través del manejo de la tensión y de la capacidad de este para empatizar con la lucha a vida o muerte que están sufriendo los personajes en la pantalla -Y todas son muy recomendables menos la segunda parte de a 47 metros, dicho sea de paso- mientras la historia avanza y les sigue complicando su existencia.

El próximo día siete de octubre llega a nuestros cines otro exponente de este tipo de cine como es “Fall”. Cinta que trata sobre un par de expertas escaladoras que deciden, para ayudar a superar un trauma que arrastran del pasado, escalar una torre de comunicaciones abandonada que mide seiscientos metros de altura y que va a ser demolida en los meses siguientes. Subir no va a ser tanto problema como bajar debido a un accidente que sufren en el proceso y que deberán subsanar si quieren salir de ahí con vida.
La premisa, que al final en este tipo de películas es lo de menos, no es más que la excusa argumental que tiene la cinta para colocar el reto ante sus personajes y delante del espectador. Y el director, que se le nota muy cómodo rodando en este contexto tan particular, consigue meternos muy rápido en esa gran pelea por la vida que es la escalada utilizando multitud de recursos para generar tensión y lograr que la muy buena ambientación que tenemos ante nosotros, además, sea efectiva narrativamente hablando.
Los juegos con las perspectivas mientras van subiendo los primeros metros, el sonido del viento ululando con fiereza, la maravillosa fotografía que ayuda a introducirnos a nosotros también en esa antena, los peligros que van a ir surgiendo paulatinamente y, en general, el lugar donde decide colocar la cámara son factores clave para captar nuestra atención como espectadores. Y no miento si digo que, como persona que sufre vértigo, hay varias escenas donde lo he pasado realmente mal aun siendo consciente que estaba ante una película.

Durante los primeros cuarentaicinco minutos la cinta funciona genial en los términos ya citados y va como un absoluto tiro. El problema que tiene “Fall” es que quizá quiere abarcar más de lo que debe y eso le acaba por producir un hándicap.
Soy el primero que defiende que hay que aportar un extra dramático en este tipo de cintas. Y construir los personajes con historias personales previas para que nos importe lo que les vaya a ocurrir. Pero creo, sinceramente, que en “Fall” equivocan un poco el tiro porque la forma de explicarnos algunas historias pasadas, con conversaciones excesivamente largas entre las dos protagonistas mientras comparten un espacio minúsculo, acaban por reducir un ritmo que estaba siendo absolutamente trepidante y haciendo que nos preguntemos como espectadores si quizá no es el mejor momento para hablar de eso en esas circunstancias.

En cualquier caso, la película por suerte para nosotros no se queda anclada durante demasiado tiempo en esas explicaciones personales y vuelve a acelerar el ritmo en el último tercio de forma drástica. Volviendo a colocarnos en tensión constante y permitiéndonos volver a disfrutar plenamente de la película.

Debo decir, eso sí, que se utiliza un recurso en ese tercio final -que no puedo mencionar por no hacer spoiler- que me parece un error de bulto. No solo porque ya lo he visto, calcado, en otra película sino porque es tramposo y está mal justificado argumentalmente. Máxime cuando en la película de la cual lo copian si se molestaron en justificarlo adecuadamente.

En definitiva: Fall es una más de esas películas sobre supervivencia que funciona, básicamente, gracias a la capacidad que tiene para meterte a ti también, como espectador, en esa torre de comunicaciones. Objetivamente hablando, tiene fallos y errores de guion y, además, hay momentos que, probablemente, podrían haberse recortado del montaje final aligerando el metraje y haciéndolo más homogéneo. Pero, a pesar de todo esto, sigue siendo capaz de funcionar lo suficientemente bien para mantenerte enganchado y entretenido durante las casi dos horas que se extiende su metraje. Y, al final, este tipo de cine básicamente es esto lo que se propone. Y aquí se consigue.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv

Sorpresa agradable con una película cuya trama principal nos recuerdas a otras historias de supervivencia. Personalmente no puedo con este género, ni aunque las historias estén basadas en hechos reales, huyo de este tipo de películas como de la peste.

Me decidí a verla y el principio no puede ser más estereotipado, tanto en situaciones como en personajes, pero a medida que el metraje avanzaba iba tomando conciencia de que la película era una pequeña joya. Pese a no contar con un gran presupuesto, la torre consigue impresionarnos, la sensación de vértigo llega a agobiar y la historia se desarrolla de forma que se suceden las escenas sin llegar a aburrir, todo lo contrario. Por lo tanto película totalmente recomendable para pasar un buen mal rato.