Quantum of Solace

Casino Royale ----------> Borrón y cuenta nueva.

Quantum of solace -----> Borrón.

No ha pasado mucho tiempo desde la última entrega del agente británico por excelencia, largometraje estupendo en mi opinión, y ya tenemos esta otra. Se trata de la segunda vigésima segunda de la famosa saga, pero por varias razones forma pareja muy marcada con su predecesora, de la que es muy deudora, a ratos en exceso, pues aparte de tener al mismo actor interpretando a Bond, el argumento es una continuación de Casino Royale.

No soy un nostálgico de Sean Connery, aunque le reconozco su supremacía, pero dicho esto tengo que decir que a mí me parece que Daniel Craig es un más que digno James Bond, quizás algo hermético y carente de la ironía o del carácter de bon vivant de otros Bonds, pero muy ajustado a lo que ahora se espera de él, de ser amargado incapaz de reconocerlo, caminando entre la venganza y el deber.

La película comienza con los ingredientes esperados: una escena de persecución sin más preámbulos, en una sucesión de planos montados de forma analítica, casi anárquica, para así darnos la impresión de desbarajuste, donde, como siempre, Bond se sale con la suya a pesar de tenerlo todo en contra.

El desarrollo subsiguiente no es excesivamente original, muchos tiros, muchas carreras, incluso por el aire, las chicas de rigor, la tensión de Bond con sus jefes, pero el resultado final se ve con agrado hasta el último minuto, poco importa que el argumento vaya construyéndose más en función de las necesidades de la acción que de los personajes, pues yo al menos no le pido otra cosa, aunque cuando ofrece algo más lo agradezco.

Destacaría para acabar las escenas montadas en paralelo; me refiero, en primer lugar, a la persecución casi inicial y la famosa carrera de caballos de Siena; y, en segunda lugar, la escena rodada en la ópera al tiempo de otra persecución, como no podía ser menos. Destacaría también ese papel oscuro asignado a la CIA, en contraposición al servicio de inteligencia británico; y no querría olvidar, sacando pecho patrio, el papel de Fernando Guillén Cuervo, papel modesto, pero ahí es nada, un malo en una película de James Bond.

No solamente es que no hay nada nuevo. Es que uno sale del cine con la impresión de que el guión, las secuencias y los planos han sido sometidos a un destilado postrero para ver si se obtiene algo novedoso. Pero "que si quieres arroz Catalina". Habría que ir pensando en cómo aunar las posibilidades de explotar varios medios a la vez (salas de cine, Internet, ...) porque de 50 películas que ve uno, 49 son malas de solemnidad. Tan archiconocidos son los temas, que en la sala donde presencié la cinta, el sonido era tercermundista (ignoro si debido a la copia o a defecto del local): era igual que el que se oía en aquellos cines de verano de los años 60 y 70. Pero eso no era óbice para seguir el ritmo de la película porque...no hay nada nuevo bajo el sol.

Grande Casino Royale, aún mejor el nuevo Bond de Craig, la reinvención de una saga malograda por la grandísima lista de cintas 007, y aún más de pésimos Bond, fue una buenísima noticia. Noticia que aquellos amantes del cine de acción (de verdad), dejó con un dulce sabor de boca tras los créditos finales de Casino Royale. El gran Bond había vuelo, ese que dejó Conery para que Roger Moore desluciera, y así los siguientes. Conery y Craig simbolizan los dos altos picos de una saga que después y antes de ellos sólo estuvo por debajo.
Todo ello, claro es, hasta que ese pico que simbolizó el Bond del siglo XXI cayera atronadoramente. Quantum of Solace es un grandísimo deslustre a todo lo bueno que Martin Campbell hizo en Casino Royale, sólo salvado por un grandísimo Craig que en todo momento se cree su papel, y lo mejor, disfruta con ello. Y aún así, partiendo de la misma premisa con la que parten todas las películas Bond (acción delirante, una trama simple y concisa y un malo reconocido velozmente), Quantum of Solace comienza con tal dosis de adrenalina frenética que durante su comienzo no existe la autodeterminación del film: no eres capaz de enfrentarte a la calidad de lo que estás viendo. Esa autodeterminación se logra al salir del cine, y cuando las vivas imágenes que nublan la película dejan de pulular en tu cabeza; entonces te das cuenta de todas las carencias, faltas y fallos que Marc Foster logra conseguir aparentemente a propósito.
Acción frenética, tan frenética que por momentos te olvidas el por qué ocurre esa persecución o por qué Bond mata a ese tipo. Una trama que roza lo absurdo, pero que aún así la maquillan tanto que parece culta y lograda. Luego no engaña a nadie.
A lo largo del metraje la cinta no avanza mucho, y desespera. Todo es acción sin sentido, a veces sobrehumana. Ni glamour, ni Martini’s; aquello que sí aparecía en grandísimas dosis en Casino Royale, de una manera formidable, y que Quantum of Solace olvida por completo. Foster, esta película más bien es un triple X remasterizado, al servicio del Mi6.
Aún así, no podemos desmerecer a Craig, que lo hace formidable. Lo más parecido posible a aquello que ideó Fleming en sus novelas, y a aquel mito como fue Conery. Frio, insensible, inexpresivo, etc. Aún así, se echa en falta aquellas pequeñas dosis de erotismo, aquello que le sobraba, en gran manera, a Pierce Brosnan. Aún así es Craig muy grande, tanto como sus músculos.

Tras el grato recuerdo que me dejó Casino Royale, aunque ahora mismo apenas me viene a la memoria nada de su argumento, esperaba bastante más de esta nueva entrega.
Siguen funcionando las escenas de acción, pero se supone que debe haber un argumento y este ser desarrollado en algo parecido a un guión.
Pues bien, quien suscribe apenas ha visto esto por ningún lado. Una sucesión de cambios de escenario traída por los pelos, un argumento confuso, unos malos sin gancho y unas mozas que son muy majas -hasta ahí podíamos llegar- pero no tienen glamour alguno.

Curiosamente el personaje de Bond está bien desarrollado y lo llevan ahora por unos senderos interesantes. Además, Craig da muy bien el tipo. Pero, amigos, ¿no sería más interesante que contaran algo con más gancho e imaginación?
He visto todas las películas de la serie desde mediados de los sesenta y recuerdo con bastante nitidez de qué iban las primeras. Confieso que de otras muchas, y entre ellas la que ahora nos llega, nada de nada.
Hagan la prueba. Pregunten a la salida al personal que hagan una sinopsis sobre el argumento. Les dirán que ha sido muy entretenida, que se han divertido... ¿Pero de qué va? Pues... pues... no sé qué del agua.
Ah, vale.
Aunque a lo mejor tienen razón. Para qué discurrir si el personal va a ir a verla, yo incluído, es cierto.
A estas horas, digamos lo que digamos, ya está amortizada...

¿Huelga de guionistas? Yo creo que aún dura.