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El último

Drama Este clásico del cine mudo fue el primer film que explotó el movimiento de cámara. Narra cómo el portero de un lujoso hotel, un anciano orgulloso de su trabajo y respetado por todos, es bruscamente degradado a mozo de los lavabos. Privado de su antiguo trabajo y del uniforme que le identifica, intenta ocultar su nueva condición, pero su vida se va desintegrando lentamente. (FILMAFFINITY)
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
19 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de argumento sencillo, no es éste precisamente uno de los valores que han servido para encumbrar a este filme. El portero de un lujoso hotel es degradado por el gerente debido a su edad, que ya no le permite hacer esfuerzos físicos grandes, y es enviado a trabajar cuidando de los lavabos, lo que supondrá para este hombre la ignominia.

'Der letzte Mann', título original, es un producto completamente alemán, rodado por entero en los estudios de la UFA, y dirigido al público de su país, por ello hay que entender la importancia que en aquella época se daba al hecho de llevar uniforme, aunque, como en este caso, sea el de portero de un hotel. Hay que tener en cuenta que la película está rodada y estrenada en 1924, justo cuando llegaba a su culmen el desastre mayor de la República de Weimar, con golpes de Estado, algunos tuvieron éxito, militares y derechistas, teniendo al mismo tiempo una gran crisis económica y social que motivó ataques revolucionarios izquierdistas. De ahí la visión que tiene esta obra de dos mundos opuestos, el del lujo que representa el hotel y la barriada obrera del extrarradio donde vive el protagonista.

Película propia del expresionismo alemán, que finalizaría ese mismo año, creado por Max Reinhardt, productor de cine, así como director, tanto de teatro como de cine, y de quien Friedrich Murnau fue su principal discípulo, al tiempo que Emil Jannings, el protagonista, su actor más representativo.

Murnau, en esta su decimoquinta película dirigida, se encontró con el mayor presupuesto que jamás había tenido a su disposición. El contar con Carl Mayer como guionista, con quien ya había trabajado anteriormente, era toda una garantía, aunque los guiones de Mayer, a veces, como en este caso, pecaban de simplistas, quizá de ahí venga uno de los dos únicos defectos, a mi juicio, de esta obra, su excesiva dramatización, también en la interpretación. El otro es su epílogo, impuesto por Erich Pommer, quien ese mismo año, 1924, fue nombrado jefe de producción de la UFA. Los únicos intertítulos de esta película (Murnau se empeñó en que no los tuviera) aparecen, y no es casualidad, para decir dónde debía de estar el final y el porqué de su continuación.

Los dos mayores logros de 'El último' quizá sean la iluminación y el movimiento de la cámara (que aunque no nació con este filme sí fue donde más se utilizó hasta ese momento), un auténtico prodigio, convirtiéndose en un protagonista más en este caso, algo que hasta ese momento ni se podía prever. Karl Freund fue el responsable de ello, según se dice, siguiendo las recomendaciones de Carl Mayer. Hay que señalar que Freund llegaría a declarar que Murnau no se interesó por dichos avances técnicos en esta producción, algo que otros presentes en el rodaje matizarían o desmentirían después.

Emil Jannings, perfectamente caracterizado, tenía 39 años durante el rodaje y representa a un anciano, hace una gran interpretación, aunque bastante teatral, algo por otra parte habitual dentro del movimiento del expresionismo alemán, y muy del gusto de Mayer. Se dice que Jannings se llevó con su sueldo más de la mitad del presupuesto de producción. En 1933 fue nombrado director de la UFA; después de la Guerra los aliados no le dejarían volver a ejercer su profesión.

El gran triunfo internacional de 'El último' les valió a Murnau, Mayer, Freund y Jannings de pasaporte para trabajar en Hollywood, Mayer lo haría escribiendo el guion de 'Amanecer' sin desplazarse a EEUU. Sus trabajos en América son bien conocidos y reconocidos.
Juan Ignacio
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20 de marzo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de el drama que se desarrolla toda la película aparece el primer rotulo pasada la primera hora del film. En el rotulo se nos comunica que a pesar de que nunca pasa se ha decidido dar un final feliz a nuestro protagonista.

En el, nuestro protagonista hereda una enorme cantidad de dinero, asciende en la sociedad y se hace feliz. Pero como ha dicho el rotulo, estas cosas no pasan. Y a mi se me parte el alma viéndolo.
hortelano
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10 de julio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Murnau, uno de los más reconocidos cineastas del expresionismo alemán, es una figura clave para entender el proceso de consolidación del lenguaje cinematográfico en su aspecto técnico. En “Der Letzte Mann” asistimos a una liberación de la cámara, que pasa de un punto de vista estático a otro dinámico, donde tienen lugar travellings, movimientos pendulares, variaciones de altura y subjetivas, logrando escenas de gran impacto visual. Murnau aprovecha estas posibilidades a su favor para retratar el mundo interior del protagonista (Emil Jannings), un portero de un lujoso hotel que es la envidia de sus vecinos y cuya vida gira en torno a su trabajo y al status social que le otorga el uniforme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
htouzon
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20 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Último" es una obra maestra, toda una lección de buen cine. Ejemplo máximo de un arte que se valía de luces y sombras y de las expresiones de unos artistas superlativos para enviar un mensaje universal, sin recurrir ya no al sonido, si no siquiera a la palabra escrita.
Una película en la que el glamouroso hotel del centro, de una terrorífica verticalidad, y el atestado edificio de las afueras, hormiguero de almas, son tan importantes en la historia como cualquier otro personaje.
Una fábula en imágenes, cuyo máximo protagonista es el uniforme, el traje que sirve de cáscara donde se esconde el ostentoso portero.
Aprenderemos mucho de cine viendo "El último", más aún si complementamos su visionado con el magnífico documental del "como se hizo" que rula por la red.
Pero lo mejor de la película es que, muchos días después de su visionado, dejará resonando en nuestra alma preguntas tan incómodas como necesarias:¿Cuáles son tus apegos más insanos?¿Qué elemento de tu vida ha tomado tanta importancia que sin él todo pierde su sentido?¿Cuál es tu uniforme?
AdolfoOrtega
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30 de agosto de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En El último Emil Jannings es el portero de un lujoso hotel. Con su ornamentada librea y sus grandes bigotes, el portero es un hombre presumido y digno que le gusta vestir con su uniforme en el barrio obrero donde reside, en el que lo consideran una gran personalidad. Sin embargo, el portero está envejecido y sobrado de peso, y un buen día es degradado a encargarse de los urinarios del hotel. Este punzante estudio de la derrota pone en evidencia la exagerada relevancia de las apariencias y denuncia la implacabilidad de la sociedad, temas muy actuales. La cámara ágil de Murnau dinamiza la historia y la sabia combinación de expresionismo y realismo redondea esta obra maestra. Lástima de un epílogo que traiciona todo lo expuesto anteriormente.
Juan Pais
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