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De óxido y hueso

Romance. Drama De repente, Alí tiene que hacerse cargo de su hijo Sam, un niño de cinco años al que apenas conoce. Como no tiene casa, ni dinero, ni amigos, se refugia en Antibes, en casa de su hermana, que los acoge cariñosamente. Tras conseguir trabajo como portero en una discoteca, Alí conoce a Stéphanie, una domadora de orcas en el acuario Marineland. (FILMAFFINITY)
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Críticas 104
Críticas ordenadas por utilidad
15 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Audiard regresa a las salas de cine con De Oxido y Hueso, tras deslumbrar hace unos años con Un Profeta. El director francés firma una obra estimable, pero lejos de la maestría de su anterior película. Esta historia de amor entre una cuidadora de orcas que pierde las piernas y un boxeador callejero con un hijo a cuestas se aleja de los clichés ‘hollywoodienses’, pero acaba siendo más convencional de lo esperado tras su planteamiento inicial.

De Oxido y Hueso está cerca del melodrama, pero no consigue conmover tanto como debería. Audiard consigue hacer creíbles a sus personajes, pese a lo tremendista de la situación, gracias a las sobresalientes interpretaciones de Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts. Ambos actores encarnan a unos ‘la bella y la bestia’ modernos, que unen sus destinos en busca de una manera de sanar sus heridas tras ser duramente golpeados por la vida.

Todos sabemos del talento de Marion Cotillard, ganadora del Oscar por La Vida en Rosa, pero muchos desconocíamos a Matthias Schoenaerts. El actor belga se convierte en la gran revelación de la película, personificando a un individuo torpe, irresponsable e inmaduro… En resumen, lo que todos comúnmente conocemos como un ‘animal de bellota’. Una extraña mezcla de rudeza y delicadeza que demuestra tanto con su hijo como con Stephanie.
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yesterday
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16 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras su gran obra anterior, De rouille et d'os es otro excepcional trabajo en el que Jacques Audiard no pierde pulso y se acredita como uno de los más grandes autores actuales.

En un magistral dibujo de personajes, Ali es un ser fuerte porque vive sin pensar en casi nada, Stéphanie se siente segura por su atractivo, pero sus vidas son como un combate y, cuando bajan la guardia, sufren crueles impactos emocionales.

La vitalidad narrativa y una construcción impecable en la que da la sensación de que no sobra ni un plano, conducen las dramáticas vicisitudes con una crudeza que a veces acongoja, porque hay mucho dolor y golpes en esta historia, pero no solo los de las peleas, sino aquellos que más duelen: los de la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ennis
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10 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera de Jaques Audiard dio un salto de gigante en 2009 con la exelente película Un Profeta. Antes había dirigido tres películas en diez años (desconozco su ópera prima Mira a los hombres caer) y lo había hecho con estilo y más que probado talento, pero con Un profeta supero con creces todas las expectativas puestas en él como director. Por eso el estreno en el pasado festival de Cannes de su última obra, De óxido y hueso, era esperado con auténtica ilusión. El resultado no está a la altura de Un Profeta, pero sí mantiene el buen nivel de sus anteriores películas.
Si en algo destaca Jaques Audiard como director es en el indudable magnetismo que poseen sus películas. Independientemente del interés o la solidez de las historias que cuenta, sus películas siempre tiene un empaque proveniente de sus imágenes, de su puesta en escena, que las hace definitivamente atractivas. Y en el caso de su última película es esa su mayor virtud. Virtud que además consigue enmascarar la debilidad de una historia que seguramente sea mucho más convencional de lo que aparenta.
La película comienza con Ali, un hombre joven que tras hacerse cargo de su hijo de cinco años se traslada a vivir a casa de su hermana en un pueblo costero del sur de Francia. Sin grandes perspectivas de futuro, su imponente físico le hace idóneo para trabajos de portero de discoteca y vigilante. Además siempre se puede sacar un dinero extra en peleas clandetinas. Un día, mientras trabaja en una discoteca, conoce a una mujer que es la causante de una pelea dentro del local. Así conocemos a Stephanie, atractiva, pero comprometida y de carácter difícil, la relación entre los dos no pasa de un simple intercambio de teléfonos. Ali cada vez está mas perdido en la vida, mientras que la de Stephanie sufre un dramático vuelco. Será tras este brutal acontecimiento cuando retomen el contacto y empiece así la relación que les sacará del pozo, o que acabará con ellos definitivamente en el fondo del mismo.
En el fondo De óxido y hueso no es mas que la típica historia de chico con problemas conoce a chica con problemas y entre los dos intentaran salir de esos problemas. Obviamente, como he dicho antes, Jaques Audiard es mucho director como para dejar que la película quede reducida a la nimiedad de este planteamiento. La película desprende energía en cada uno de sus fotogramas, y eso se contagia a una historia, que pese al desarrollo plagado de convenciones (vease el giro final), sabe mantener la tensión por los acontecimientos en el espectador.
Obviamente sin la labor de su director De óxido y hueso no sería lo mismo, pero igual de importante resulta la presencia magnética de sus dos protagonistas. La siempre fascinante Marion Cotillard consigue combinar vulnerabilidad y dureza en un personaje que tanto en lo físico como en lo emocional supone un verdadero reto para cualquier actor. Ella lo supera con nota, y es que desde que se diera a conocer internacionalmente con La vida en rosa, Marion Cotillard no para de crecer como actriz. Junto a ella el desconocido Mathias Schoenaerts envuelve de humanidad a un personaje que aparentemente es todo lo contrario. Juntos componen un duo que se impone con creces a las posibles flaquezas y convenciones de la historia que cuenta De óxido y hueso.
ernesto
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16 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última obra de Audiard que se mete de lleno en un tema no muy frecuentemente tratado: el cuerpo; el cuerpo en tanto instrumento de desplazamiento y sede del erotismo, los afectos y la palabra; el cuerpo desde la falta. Una discapacidad motora, ante la ausencia de un órgano, le impide a ella desplazarse como antes; una discapacidad emocional limita a él conectarse con el otro y ofrece su cuerpo a la violencia más extrema. Estos dos cuerpos doloridos y perdidos se encuentran y desencuentran, en una historia de amor, cruda, realista y abrumadora, con impactantes primeros planos que pueden molestar a más de uno.
Con una pareja protagonista carismática y natural, en especial Marion Cotillard que vuelve a lucirse, después de algunos fiascos, en una maravillosa interpretación. Es una picardía, que a pesar de estar candidateada a varios premios, haya quedado afuera de las nominaciones al Oscar.
Emiliano
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19 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noqueado. Así te deja la primera hora de esta fantástica película de Jacques Audiard que aborda un asunto tan delicado como la discapacidad (social y física) desde una óptica descarnada. El tono realista con el que se narra esta historia le sienta como un guante, aunque su punto fuerte reside en la pareja protagonista. Tanto Matthias Schoenaerts (Alí) como, sobre todo, Marion Cotillard (Stéphanie) logran componer unos personajes que traspasan el celuloide gracias a sendas interpretaciones alejadas de la impostura y la afectación. Doble mérito, ya que la crudeza de lo que aquí se cuenta predispone a desmanes típicos del cine hollywoodiense a los que, por desgracia, estamos acostumbrados. El único ‘pero’ de esta magnífica cinta está en su tramo final. Audiard no se atreve a arriesgar cuando desde la segunda vez que suena el Firewok de Katy Perry ya nos tiene ganados para su causa y, de manera inexplicable, recula dulcificando el desenlace.

Si bien la relación entre Alí y Stéphanie está narrada a la perfección, se desaprovecha el personaje de Sam. Parece que a los guionistas sólo les sirve como pretexto para arrancar el filme y recurren de nuevo a él para aportar un par de pinceladas (innecesarios subrayados) sobre la personalidad de Alí y, por último, para precipitar el desenlace final. Interesante película capaz de hacer fácil eso tan difícil de que los silencios hablen. Que las imágenes se instalen en la parte de atrás de nuestro cerebro y vuelvan para sacudirnos. Vaciarnos las entrañas y provocarnos dolor, incluso físico. Y recordarnos que estamos vivos.
mantaypeli
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