¿Qué fue de Baby Jane?

No es por nada, pero cuando se ven de nuevo cosas como estas, uno se pregunta que ha sido del cine. Por qué no hay más basado en tramas así, con este guión, con esa dirección que no deja ni un minuto indiferente, con esos dos pedazos de actrices.
No me gusta el género reciente de terror, pero esto es otra cosas muy distinta. La relación estre las dos hermanas, apuntada ya desde niñas, se desarrolla con una calidad en los matices, gracias a ellas, que roza la genialidad.
Si, como parece, la Davis y la Crawford se llevaban fatal en la vida real, el rodaje de esto debió ser memorable.
Luego ha venido otro tipo de cine, más espectacular, pero solo en pocas ocasiones se llega, con menos medios, alcanzar estas alturas.

Tragicomedia cruel, negra como la pez, que plasma la noción terrible que algunos de nuestros próceres regionales parecen albergar acerca del cumplimiento de la Ley de Dependencia.
Robert Aldrich concibe un terror cotidiano, doméstico, casi en pantuflas, cuya efectividad supera largamente la de mucosas cósmicas y subnormales paranormales. Subraya lo angustioso de la situación descrita plagando sus imágenes de contrapicados, zooms, y claroscuros abruptamente contrastados, rayanos en el tenebrismo expresionista. E inaugura cierto subgénero conocido como "Psycho-biddy", caracterizado por el protagonismo de ancianas fuera de sus casillas con más peligro que Norman Bates y Hannibal Lecter deambulando de la mano por los pasillos de un desierto hotel de alta montaña.
"¿Qué fue de Baby Jane?" puede entenderse también como el reverso bizarro de "El crepúsculo de los dioses", a la cual evidencia parodiar en más de un tramo, especialmente en la sórdida relación que se establece entre el orondo debutante Victor Buono y la decrépita estrella infantil interpretada por Bette Davis.
En cuanto a las divas protagonistas, acerca de cuya tempestuosa relación han corrido, y lo seguirán haciendo, caudalosos ríos de tinta, la doliente Joan Crawford queda eclipsada por la grotesca Bette Davis. Y es que, en el rol que la resucitó para la gran pantalla, cada una de sus entradas en escena, balanceándose borracha como un tentetieso pintarrajeado, resulta todavía más escalofriante que la anterior.

El mito de Cain y Abel no solo podría aplicarse a los varones. Esta cinta emblemática de la etapa dorada de USA, con una Bette Davis en plenitud, me hace ponerme de pie ante un film adelantado en muchos sentidos a su época. Creo que esta película hacer referencia también a las estrellas infantiles que cuando crecen (como Corey Ham, Jack Wild, Drew Barrymore) agobiados por la fama, llegan a una etapa tan decadente en la que su vida puede convertirse en un infierno o en tragedia. Cine del bueno y un gran clásico, hasta en los Simpson hubo una parodia de esta joyita..saludos..

Hace años cuando vi por primera vez, esta película; realmente me impresionó. Todavía hoy en dia, me impresiona el duelo de Bete Davis vs. Joan Crawford.
Los ojos de Bety, siguen siendo impresionantes a pesar de ese rostro avejentado. Y las palabras salidas de la boca de Joan, aún siguen teniendo esa fuerza interpretativa.
Esas dos estrellas, parecen ocultarse bajo esas horribles mascaras de enfermedad que momifican el alma de dos muñecas ahora viejas. De cabezas rotas, por la envidia que enveneno sus cuerpos. Antaño bellos y lozanos.
Ahora recuerdo a mi abuela materna que en “paz descanse”. Quien falleciera victima de este terrible mal que aqueja a la humanidad. Y que carcome como virus letal. El resentimiento.
Y que ningún ser humano merece terminar bajo estas circunstancias.
El vestuario de esta película fue premiado. Pero creo que es algo mínimo, para la buena dirección del filme en manos de Aldrich. Y el duelo de actuaciones de esas dos “viejas brujas” que nos hicieron estremecernos con la inmundicia que alberga el ser humano y nos convierte en guiñapos o muñecas rotas.

Si es que está claro, no podemos mimar a los niños. Por muy buenos que sean en algo, nunca serán los mejores y tampoco es seguro que las habilidades perduren en el tiempo porque sí.

Esta película trata este tema, mostrándonos a las dos hermanas ya ancianas conviviendo juntas, una al cargo de la otra y que sufre sus salvajes maltratos. Curiosamente la maltratadora era la que triunfó cuando era pequeña y que conseguía lo que quería cuando quería. Pero la vida sigue, y cada vez se hace más complicada, cosa que Jane Hudson no está dispuesta a aceptar, lo que la lleva a buscar en alguien externo a ella misma la culpa de todo lo que ha pasado.

Yo creo que el papel que Bette Davis hace debería estar en el número uno de "los más malos de la historia", por encima de la enfermera Ratched y el señor Burns...