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Rashomon

Intriga. Drama Japón, siglo XII. En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashomon, se guarecen de la torrencial lluvia un leñador, un sacerdote budista y un peregrino. Los tres discuten sobre el juicio a un bandido, acusado de haber dado muerte a un señor feudal y violado a su esposa. Los detalles del crimen son narrados desde el punto de vista del bandido, de la mujer, del señor feudal -con la ayuda de un médium- y del leñador, único ... [+]
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Críticas 120
Críticas ordenadas por utilidad
3 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las antiguas puertas de la ciudad de Rasho-mon han visto de todo: guerras, plagas, incendios, terremotos y multitud de cuerpos sin vida apilados en el barro.
Pero quizás no hayan oído una historia tan extraña y confusa como la que está a punto de ser revelada, un terrible suceso acontecido en los espesos bosques de bambú cercanos a la capital del país.

En 1.950, Akira Kurosawa ya se había establecido como una gran promesa del país nipón, el cual estaba atravesando momentos importantes en la época (como la finalización de la ocupación americana al año siguiente, sin ir más lejos); el director, considerado por todos el más "occidental" de los cineastas japoneses, salía con las notables "Duelo Silencioso" y "Perro Rabioso" de una etapa marcada por cierto aire neorrealista y con toques de drama y el más puro cine negro. Entró en la nueva década con "Escándalo", drama sobre la prensa sensacionalista con el que no quedó muy satisfecho.
Fue entonces cuando los ejecutivos de Daiei le pidieron que hiciera otra película para ellos; mientras tanto, el buen hombre se encontró con el guión del inexperto Shinobu Hashimoto (asiduo colaborador suyo a posteriori), que se basaba en el famoso relato "Yabu no Naka", escrito por Ryunosuke Akutagawa en 1.922. Kurosawa quedó entusiasmado y trabajó con Hashimoto en la adaptación, dándole el nombre de "Rasho-mon" (título, en realidad, de otro relato de Akutagawa); al poco tiempo, ya estaba el director preparando la producción, contando, eso sí, con un presupuesto muy limitado por parte de los de Daiei.

"Rasho-mon" toma el clásico discurso "hitchcockiano" (aunque el relato de Akutagawa se escribió años antes de que el inglés comenzara con sus crímenes) y lo ambienta en un Japón quizá feudal, quizá moderno, pero el tema de quién cometió el asesinato no gira en torno a una misteriosa ficción en particular, sino a un enigma de carácter universal: ¿puede el ser humano decir la verdad?, ¿puede ser realmente honesto? Kurosawa nos presenta, desde el mismísimo comienzo, una visión pesimista y descorazonadora del mundo en el que vive el hombre, en el cual, según nos dice el sacerdote, sólo hay guerras y desastres; un mendigo llega a las puertas para resguardarse y se dispone a escuchar la intrigante historia, actuando, en cierto modo, de guía para el espectador.
Empieza la narración, cuya veracidad siempre se cuestiona el leñador. "Rasho-mon" se adelanta a "El Manantial de la Doncella" mostrando una violación y un crimen en mitad de un frondoso bosque y en la que nos introduce Kurosawa con rapidez. El bandido, la mujer, el samurái y el leñador; cuatro puntos de vista que irán ofreciendo su versión de los hechos, cada una contradiciendo la anterior, ante un tribunal mudo en el que inconscientemente acabamos involucrados, pues los testigos "hablan" con nosotros, lo que descubre la intención del director de que sea su propio público el que juzgue, con una visión objetiva, a cada uno de los confesores.

No obstante, esa tarea es ardua y complicada. Tajomaru ensalza su arrojo y capacidad para el combate, Masago se presenta entre sollozos como inocente al servirse de su condición de víctima y el samurái se inventa un trágico y digno final para sí mismo; ninguno de ellos es capaz de ser realmente honesto, pues todos dan su propio punto de vista...ni siquiera el alma del difunto Takehiro. Kurosawa nos hace testigos, entonces, de una humanidad aparentemente podrida hasta el tuétano, dominada por la hipocresía, la codicia y la autoindulgencia e incapaz de mostrarse digna y sincera, aunque al final, gracias al gesto del leñador, parece que aún se puede albergar algo de esperanza en ella.
Técnicamente hablando, "Rasho-mon" desborda en ocasiones la perfección absoluta, destacando su original narrativa cruzada de corte existencialista y regida por una doble moral imperante que se ve adornada con detalles como la magnífica fotografía de Kazuo Miyagawa o la dramática banda sonora de Fumio Hayasaka. Kurosawa, además, se sirve de grandilocuentes efectos atmosféricos, uno de sus recursos más utilizados, de una cuidada ambientación y de una puesta en escena fascinante y en ocasiones fantasmagórica donde introduce el uso de espejos para intensificar y saturar la luminosidad; este uso tan peculiar de luces y sombras refuerza la ambigüedad de los personajes y el tono oscuro y siniestro del film.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Toshiro Mifune ofrece una de sus más brillantes interpretaciones como el bandido Tajomaru, a veces completamente desquiciado y otras reflexivo y paciente, lo que pone a prueba su gran versatilidad como actor. Pero cada uno de los miembros del reparto deslumbra en sus respectivos papeles: Masayuki Mori como el samurái Takehiro, Takashi Shimura encarnando al leñador, la bella e inolvidable Machiko Kyo dando vida a Masago, esa Noriko Honma que estremece con su encarnación de la aterradora médium y un sobrio Minoru Chiaki como el sacerdote, cuya actuación es magistral; galería de personajes realmente memorables.
Empezaría, de este modo, una nueva etapa para Kurosawa avalada por inmortales joyas que vendrían a reafirmar su talento como director e iniciarían su imparable ascenso hacia la cima, tales como "Vivir", "Trono de Sangre" o la inmensa "Los Siete Samuráis". "Rasho-mon", por su parte, fue la primera película japonesa aclamada internacionalmente, llevándose el León de Oro en el Festival de Venecia, lo que cambió la percepción del Mundo con respecto al cine nipón; poco a poco ha ocupado el lugar que le pertenece, el de obra maestra absoluta del celuloide.

Después aparecerían numerosos "remakes" de la historia, siendo "Cuatro Confesiones", protagonizado por Paul Newman y dirigido por Martin Ritt, el más conocido, y el recurso de la narrativa sería imitado hasta nuestros días en incontables producciones.
Ni que decir tiene que la versión original de Akira Kurosawa jamás sería superada...ni lo será.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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13 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra instantánea de Akira Kurosawa. No solo muestra una ventana de contexto de la Japón feudal del siglo XII y de las costumbres culturales de Oriente, Roshomon se erige como un verdadero tratado sobre la condición humana. Nada de lo que nos cuenta es fortuito, sino que trasciende por su importancia social, analizando la percepción de la realidad en los recuerdos del pasado a través del filtro de la verdad. Película sin duda referente y que tiene una tesis sobre la posverdad, la forma de entender el castigo social y de experimento del recuerdo perceptivo que son de una actualidad escalofriante.

Digna de ser estudiada en las Facultades de Filosofía y Derecho.
Frank Booth
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23 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy original en cuanto a su planteamiento, ya que cuenta la misma historia bajo 4 puntos de vista diferentes, de 4 testigos de un crimen, y donde cada uno interpreta o cuenta de una forma en función de su subjetividad y sus intereses. La verdad siempre está sujeta a los intereses de quien la cuenta y hace reflexionar sobre la imposibilidad de conocer la verdad absoluta, incluso aunque sea uno mismo quien vive la experiencia, puede estar sesgada: "Los hombres nos olvidamos de lo que nos conviene, creemos nuestras propias mentiras" . Se ven muy bien reflejada la sociedad japonesa de la época y sus valores, como pueden ser la valentía y el honor.

A pesar de las virtudes que le reconozco al film, creo que existen demasiados errores y bastante graves como para que la película merezca tanta consideración entre los cinéfilos. Podemos excusar en parte a Kurosawa por su inexperiencia y juventud, ya que es su primera obra relevante, y en obras posteriores demuestra mejor saber hacer y experiencia.

Es una obra que tiene un buen planteamiento y tiene una forma de narrar la historia totalmente novedosa en su momento y muy original, pero me parece que está tremendamente sobrevalorada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jorge Sanz
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22 de septiembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un bandido asalta a un samurai y a su esposa para violar a esta en medio de un bosque japonés. Cuando por fin es detenido la película nos va a contar las tres versiones del asalto, totalmente divergentes de cada una de las partes implicadas.

El cine además de entretenimiento puede servir de vehículo de transmisión cultural. Y esta película es una muestra perfecta de algunos conceptos japoneses, honor, vergüenza, autoridad, cultura, culpa...

No se puede entender una sociedad actual sin un mínimo vistazo a su pasado, y esta película te podrá servir para empezar a entender por qué esos japoneses son tan "raros" a los ojos del ciudadano occidental en algunas actitudes y comportamientos heredados de tiempos pretéritos.

Además es entretenida y de duración contenida, a veces puede bajar el ritmo pero lo que cuenta nos interesa y estamos divagando sobre cual será la verdad detrás del incidente y las motivaciones que pueden llevar a ocultar hechos, cuando no directamente mentir a determinados personajes.

Cultura, entretenimiento y buen cine en 90 minutos.
Prekxo
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5 de junio de 2008
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filósofo: El largometraje que acabamos de disfrutar pone en relieve el problema de la verdad, nuestra incapacidad para averiguarla fielmente y la tendencia del ser humano a retocarla a su antojo. Pero estas conclusiones pueden hallarse en cualquier libro de filosofía. 8/10

El gafapasta: Bueno pues la película es en blanco y negro, es de Kurosawa, hay diálogos largos y rollos filosóficos, así que es una obra maestra. 10/10

El artista: Una fotografía excelente, una música que acompaña bien a la película y unos movimientos de cámara que en instantes te dejan boquiabierto. 9/10

El flipao: Boh, la peli es un coñazo que flipas colega. Joe, yo que vi un samurai en la portada pense que iba a ser la hostia, to sangre y muertos a lo Kill Bill, pero se pasan la peli hablando de bobadas y aburren a un santo. Y encima es en blanco y negro. 1/10

¿Y qué tal está la película?

Pues no lo sé, pero a mí me encanta. 10/10
Black Larsen
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