Golpe de efecto

La película está bien hecha, el guión es interesante y el trabajo de los actores excelente. Clint no necesita presentación, y me ha sorprendido muy gratamente J. Timberlake, creo que tiene por delante un gran futuro en el mundo del celuloide.
Aunque conozco (bastante bien) el país en el que tiene lugar esta historia, como español no estoy familiarizado con el beísbol y no me interesa lo más mínimo. Pero por supuesto, aquí hay mucho más. Hay una historia de PERSONAS, personas de carne y hueso como somos todos.Personas que aman y desean ser amadas, personas a las que les cuesta amar y dejarse amar. Personas con cicatrices en el cuerpo y en el alma, con heridas que aún supuran. Con miedo, con determinación, con objetivos. Personas que luchan y compiten, porque la nación en la que viven, con todo lo bueno que tiene y que ofrece, no regala NADA, hay que ganárselo, no hay piedad para con los débiles, para con los vencidos, para con los que han fracasado. En este sentido la sociedad americana muestra su peor cara, el capitalismo puro y duro, salvaje, inhumano, despiadado. No puedes equivocarte al apostar por un jugador, una "promesa", que indudablemente "lo va a ganar todo...". No importa que hayas dado tus mejores años a esta profesión, si eres viejo tu reemplazo es inminente. No importa que seas una abogada competente y trabajadora, que haga años que no dispongas de un fin de semana para ti. Si te tomas unos días (sin dejar de trabajar) para estar cerca de un familiar que sientes que te necesita (y tu a él), tu puesto en el bufete peligra...
Pero como hablamos de cine, las cosas no tienen porqué acabar así. Y de hecho no acaban así. Lo dicho, Clint, que ya no cumple los 80, nos regala otra gran actuación. Dios le bendiga.

Aunque el nombre de "problema con la curva" cae como anillo al dedo para el contexto que retrata esta película, una vez más las traducciones de título original son nefastas y debemos conformarnos con interpretaciones mediocres.

Como sea "Trouble with the curve" (2012) es una mezcolanza de deportes, romance, drama y tips muy clichés de antagonismos en el competitivo mundo de los negocios. Todo con el plus de Clint Eastwood encarnando a un personaje cascarrabias de su sello pero menos oscuro que en las producciones que suele dirigir.

En esta ocasión quien dirige es Robert Lorenz, que no lo hace tan mal pero recurre a varios lugares comunes y le otorga un aire clásico a este film de "cine para ver en casa", con toques de "Jerry Maguire" (1996) y otras similares, que la tornan un poco predecible pero querible también.

Es sin duda la presencia de Eastwood la que mantiene la atención mientras Amy Adams, John Goodman y Justin Timberlake en menor medida, giran en torno a su figura en la cinta. Su estampa aunque sea archivista es un imán que es la columna de la película.

"Trouble with the curve" es una propuesta aceptable o al menos interesante. Pese a que dura dos horas representa a esas películas donde el cascarrabias de turno pese a su tozudez, nos intriga e invita a ver qué sucede con su porfía en medio de un mundo que no lo comprende y donde el resto, al menos sus cercanos, intentan adaptarse a sus caprichos.

No es una obra maestra, pero el mix de ingredientes funciona con buen ritmo y da vida a un film algo plano pero también con matices dentro del mismo tono, siempre enfocado en saber qué será del buen Clint lidiando con sus temores y enfrentando su destino.

Recomendación:
Aceptable. Interesante. Una cinta que mezcla drama, deportes, romance y por ende, un poco de comedia. Sin embargo, el mix funciona.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com

Cuando se estrenó "Moneyball", dicen amigos suyos, Clint se metió en una sala de proyecciones y al terminar de verla, dio un golpe en el brazo de la silla y exclamó: "¡voy a enseñarles cómo se hace una peli de baseball a esos pringados!". Contactó con Lorenz para que dirigiera la película tal y como él quería, y con un guión re-re-retocado por él.

Suena bien, ¿verdad? Clint, poniendo cara de Harry el Sucio y preparándose para dar un buen rapapolvo a unos cuantos petates del planeta Hollywood para que se lo pensaran un par de veces antes de volver a atreverse a tocar uno de los deportes bandera de los USA. Clint en modo "abuelo-badass".

Pero no. No mola tanto. ¿Lo véis? Ese es el problema de este tipo: que se cree el justiciero del cine, y que por cada película de cada tema posible de la galaxia, cree que tiene que dar una lección "para que aprendan cómo se hace una buena peli de...". Lo ha hecho con Golpe de Efecto, lo ha hecho con "El Francotirador"... y lo hará con cualquier tema en el que él crea que es una eminencia y que tiene más autoridad que nadie.

Por eso, y para evitar que la gente sea sometida a otro sermonazo de Clint de casi 2 horas, os recomiendo directamente ver Moneyball, que es una peli que habla de muchas cosas y mediante una narrativa muy interesante, antes que ver este chorizo de celuloide que hizo Lorenz teledirigido por Clint.

Un 2 sería generoso, y como no me siento así hoy, pues le doy un 1 y me quedo tan pancho.

No sin motivos, Clint Eastwood lleva ya varios años diciendo que deja la interpretación. La edad no perdona y lejos van quedando sus interpretaciones crepusculares de “Million Dollar Baby”, “Gran Torino” o “Space Cowboys”, lo que da una idea del tiempo que ha pasado desde que hacía de sexagenario en “El Sargento de Hierro” o “Sin Perdón” y lo niños que éramos algunos cuando nos ponía los pelos de punta con “Harry el Sucio”. A lo tonto estamos hablando de un señor que, empezó a ser conocido por sus andanzas en Almería con Sergio Leone a finales de los sesenta del siglo pasado y que, por tanto, lleva dando el callo sesenta años con probablemente casi cie películas a sus espaldas. El caso es que son totalmente comprensibles sus reticencias a seguir poniéndose delante de las cámaras cuando las arrugas y los achaques restringen una expresividad que cada vez más se reduce a su mirada de acero, su voz dura (aunque cada vez más bajita) y su inmenso carisma.

Pero ocasionalmente, por unas cosas o por otras, rompe sus normas y volvemos a verle en la gran pantalla. A veces porque el propio papel lo pide a gritos, como en el caso de “Mula” y a veces por hacer un favor a un viejo amigo como esta “Golpe de efecto”, con la que debuta como director un tal Robert Lorenz, que por lo visto ha venido siendo habitual ayudante de dirección de Eastwood en pelotazos como “Los puentes de Madison”, “Mystic River”' y “Million Dollar Baby”. La película es convencional a más no poder, con Eastwood haciendo de ojeador de béisbol en declive y padre desastroso que se enfrenta a su última oportunidad de arreglar sus vidas profesional y familiar. Cambiamos ojeador de béisbol por astronauta, militar, agente secreto o cowboy y padre por marido, hermano o primo y seguro que se nos vienen a la cabeza más de una y más de dos películas suyas. Pero da igual. “Golpe de efecto” se disfruta de la misma manera que hemos disfrutado todas esas obras similares y seguiremos disfrutando lo que nos eche. De alguna forma se las apaña para introducir matices y elementos distintos en la historia de siempre y que parezca algo completamente nuevo.

Incluso ambientada en un deporte tan curioso y extraño a los ojos europeos, “Golpe de efecto” se entiende y se sigue perfectamente. Quizá porque el centro de atención está en la pareja ‘hija’ y ‘padre’ que forman Amy Adams e Eastwood, que se integran de maravilla ofreciendo una mezcla cómica cuando toca y conmovedora cando debe con la que es imposible separarse de la pantalla y dejar de presenciar las réplicas y contraréplicas de unos diálogos muy bien trabajados. También ayudan secundarios como John Goodman y Robert Patrick. Luego de fondo está la parte deportiva, muy entretenida en lo que es todo el tema de administración de un equipo y bastante vistosa en lo deportivo (dentro de lo incomprensible que es ese juego).

Puede no ser la película más original y a Lorenz se le nota rígido y conservador en su primera vez. Pero aún así sale una obra divertida, entretenida, familiar y que se ve en un plis plas. Para el LOL queda pensar lo que podría haber pasado si Lorenz e Eastwood hubiesen intercambiado sus papeles delante y detrás de las cámaras. Conformémonos con disfrutar de una buena película.

Trouble with the Curve es el reverso de esa Moneyball del año pasado. Si la peli de Brad Pitt (muy superior a ésta) defendía las nuevas tecnologías aplicadas a béisbol, ésta defiende todo lo contrario: la antigua usanza. Pero bueno, el deporte es sólo una excusa sobre la que giran varias historias, demasiadas diría yo. Lo jodido es que la que menos importa (la comedia romántica) le quita demasiados minutos a las otras, entre ellas a la relación entre Eastwood y Amy Adams. La película es previsible hasta el dolor y tiene un guión tan cerradito, atado y happy que da hasta rabia. Estaríamos hablando de un telefilm de tarde si no fuera porque, maldita sea, Eastwood mola, divierte y está acompañado por la Adams, el gran John Goodman y el mítico T-1000.

Lo mejor: un reparto muy potente.
Lo peor: la ves venir desde el minuto 1.