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El hombre del país de Dios

Western. Aventuras. Romance. Acción Un vaquero se ve obligado a hacer frente a un grupo de rancheros que pretende sabotear el ferrocarril. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
5 de septiembre de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dan Beattie deja su trabajo de sheriff en una pequeña ciudad y se dirige a Sundown para iniciar un negocio con su buen amigo Curt Warren. A su llegada a Sundown su vida empezará a correr peligro al ser confundido con un agente del ferrocarril.
Interesante western B a pesar de su guión algo deslavazado y de un reparto poco conocido. Director y actores están más que solventes en esta especie de remedo de " Raíces profundas" con pelea incluida entre los dos amigos a los ojos del niño. Por mucho que lo intenten, la palma se la llevan las dos actrices principales. No sólo trabajan bien sino que imprimen carácter, vigor y belleza a sus complejos y ambiguos personajes.
el chulucu
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13 de octubre de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo así parece querer decir el título de esta interesante cinta que, al menos en la versión hispana, para nada se alude en los diálogos a tan celestial procedencia del pistolero. Como decir, como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta de echo un ladrillo. Nada que ver el título con el contenido, algo que no es del todo raro en el cine.
El tema no es novedoso, un cacique que domina en la ciudad de Sundown, Bob Santy, bien apoyado por su guardia de pistoleros, por funcionarios como el jefe de Telégrafos (no del sheriff, por cierto) y por el temor de los amedrantados vecinos. Esta vez no es ningún rico ranchero, sino el dueño de un servicio de transportes que ve peligrar su negocio ante la inminente llegada del ferrocarril.
Ha concluido la guerra de Secesión y las cosas están cambiando. Al sheriff de una pequeña ciudad, Dan Beattie (Montgomery) lo juzgan en el saloon por haber matado en defensa propia a un vaquero borracho. Como dice la acusación: "Los tiroteos pertenecen al pasado. Esta una ciudad modernizada", y es que "El Oeste está cambiando", ahora resulta que "Desde que abrieron el saloon esos politicastros quieren imponer su ley".
Desestimada la acusación, Dan abandona el pueblo decepcionado y marcha a Sundown en busca de su viejo amigo Curt Warren (Barton), ahora secuaz del mandón.
Entran en liza en la trama dos mujeres, de una parte la propietaria del saloon, Nancy Downen (Cummings), mujer de rompe y rasga que no está dispuesta a dejarse atropellar, que, por cierto, interpreta una bonita balada en su taberna y que conoce de lejos a los hombres: "Tienes el aspecto de vaquero y montas como un vaquero, pero no eres un vaquero". De otra la novia de Curt. Como acertadamente se comenta en otra reseña, ambas juegan un importante papel en el cambio rotundo que va a experimentar muy pronto la situación en el pueblo.
Desde el punto de vista médico tan solo anotamos las compresas frescas que se aplica en la cabeza Dan por los golpes recibidos en una pelea. El frío siempre ha sido un buen antiinflamatorio.
En conjunto se trata de una buena película con un guión, sino original en su planteamiento, si lo es en cuanto a su desarrollo. De esas cintas que, inesperadamente, aparecen en las programaciones televisivas y que responden a los cánones clásicos del mejor western de pistoleros, con una clara separación entre buenos y malos cuyos rasgos psicológicos están bien definidos.
Lafuente Estefanía
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1 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo acaba encajando aunque los recursos sean escasos. Si la intención de ofrecer un buen entretenimiento va acompañada de buen trabajo por todas partes el resultado nunca puede decepcionar. En este caso con un argumento sencillo, seguramente mil veces incluso teniendo en cuenta los matices femeninos, nos vamos al oeste para observar cómo se vive en un lugar en el que no aprecian la llegada del ferrocarril. Buenos actores, casi todos desconocidos por mí, se plantan delante de la pantalla para reclamar su lugar en el cine, en concreto en la sección confinada para los productos de serie B.

Sin ninguna duda su extremada brevedad es lo que más me ha sorprendido. Siempre ando reclamando que se puede hacer buen cine por debajo de los noventa minutos y en este caso me veo obligado a opinar que tal vez dilatando el final hubiéramos disfrutado más. Porque lo mejor es el final, no desvelaré nada importante si simplemente señalo que, como en todo buen western, los gatillos suenan, la puntería es impecable y cada uno acaba mereciendo probablemente lo esperado. En el caso de llegar aquí la parada es obligatoria, merece la pena.
Luisito
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