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El papel será azul

Acción. Drama Un grupo de soldados patrulla los barrios periféricos de Bucarest en la noche del 22 de diciembre de 1989. Uno de ellos, Costi, piensa que su obligación es unirse a los ciudadanos que se enfrentan a los seguidores de Ceaucescu y decide entonces sumarse a la revolución. (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pequeña joyita. “El papel será azul” es un ilustrativo documento sobre un suceso histórico determinado (la revuelta que llevará a la caída del régimen de Ceaucescu en Rumanía, en diciembre de 1989), pero que a la vez constituye una reflexión sobre el género humano y la sociedad de hoy. Es este doble plano el que constituye el gran mérito de esta película. Cualquier espectador puede ver este film sin tener ni idea de lo que pasaba en Rumanía en aquellos años, y sólo verá lo que perciben un puñado de personajes en medio de la noche y parapetados en su vehículo blindado. Sin embargo, el argumento es fácilmente reconocible, y los sentimientos son perceptibles por cualquiera. Es posible identificarse con los personajes, aunque nunca hayamos tenido que hacer una revolución.

Formalmente, el tono de la película es frío. Toda la acción se desarrolla de noche, los personajes se mueven siempre en una oscuridad que ni siquiera la luz artificial puede paliar. Apenas hay color, todo tiene un matiz desangelado y triste. Y, lo que es más importante, en casi todas las escenas vemos a personajes a resguardo (en un vehículo blindado, en casas, en una estación de televisión…), protegidos de una acción que ocurre en el exterior, que nunca vemos, y que condiciona todo el argumento.

Y la manera de transmitir estas sensaciones resulta tan intensa que Muntean puede permitirse el lujo de utilizar una estructura de gran flashback para contarnos la historia, prescindiendo deliberadamente de cualquier elemento de intriga. Gracias a un potente inicio, de cámara fija, que deja helado a cualquier espectador, sabemos de antemano el fatídico final al que se enfrentan los personajes. ¿Es ello un hándicap para poder meternos en la historia? No. Al revés. El hecho de ver toda la película sabiendo cómo acabará la trama contribuye precisamente a acentuar las sensaciones que el autor quiere provocar. Si cabe, el autoritarismo del régimen que cae se nos presenta más cruel, el idealismo de Costi nos resulta más patético, la disciplina militar se nos antoja más absurda, el paternalismo del oficial más juicioso, y la preocupación de la madre es más entrañablemente desgarradora. Y, a la vez, la lucha por la libertad nos parece aún más justificada.
rober
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25 de julio de 2022
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Filme que se desarrolla entre la noche del 22 y el amanecer del 23 de diciembre de 1989, comienza con el final, por lo tanto, desde un inicio se conoce el fatídico destino de Costi (Paul Ipate), el protagonista, mientras se desarrolla un largo flashback que ilustra su situación dicha noche.

Costi era parte de la milítsiya o milicia, en otras palabras, la policía estatal, que muchas veces ofrecía vigilancia regional, en el contexto de estas manifestaciones comenzaron a hacerle frente a la población, sin embargo, movido por sus ansias de libertad, el protagonista se vuelve un disidente para unirse a los manifestantes.

Este llama por teléfono a su mamá para comunicarle sus intenciones, como es de esperar ella intenta persuadirlo, pronto Costi se une a un grupo de manifestantes y debido a un malentendido termina apresado por militares, mientras que el teniente Neagu (Adi Carauleanu) intenta dar con él.

Este es el segundo largometraje del realizador Radu Muntean, director que si bien es cierto no se presenta como el más laureado y reconocido de los cineastas de la Nueva ola rumana, ha logrado consolidar una buena y variada carrera a lo largo de veinte años, desde Furia (2002) hasta Întregalde (2021), su último filme.

En su filmografía abunda una diversidad de temas: policiacos, romance, dramas familiares, thrillers, el documental o rescatando la memoria histórica como hace en Hîrtia va fi albastrã (El papel será azul), por lo general con algunos toques de comedia que enriquecen el relato de forma constante.

Muntean ha colaborado en el guion de sus ocho largometrajes junto a Alexandru Baciu y Razvan Radulescu, lo que hacían al menos en sus primeros trabajos era tomar como base una argumento genérico, dividiendo la estructura de un guion en tres partes, cada uno trabaja una de forma independiente para luego juntar todo y terminar de pulirlo en los ensayos iniciales.

Hîrtia va fi albastrã (El papel será azul) es valiosa porque aborda un momento histórico trascendental en la historia rumana, formando parte de los trabajos que rescatan la memoria, se acerca a este movimiento por su interés documentalista donde la cámara funciona como un testigo en medio de las acciones.

Muntean toma a personajes anónimos para su historia, héroes que trascienden el papel de figuras dando énfasis a la colectividad tan dañada por medio siglo de represión social, donde una serie de sucesos desafortunados y mala suerte van a degenerar en el fallecimiento del protagonista.

Pero como se hizo mención, esto se muestra en la primera secuencia del largometraje, porque el interés de Muntean era el camino lleno de incongruencias que va a terminar llevando al personaje a su muerte, inconstancias que también se ve en su actitud sobre el cierre, más forzado que otra cosa.
10P24H
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