Fuera de control (Outlaw)

A priori la historia de estos tipos que se aglutinan en torno al duro soldado, (Sean Bean), para vengarse de las afrentas del imperio del mal, (unas peores que otras), parecía interesante, máxime contando también con Bob Hoskins y Danny Dyer, pero desgraciadamente queda lastrada por las ínfulas de autor de Nick Love, (director de la poderosa Football Factory 2004, también con Danny Dyer). Buena historia de venganzas, destrozada por pretencioso y modernillo director.

Yo a esto jugaba en las maquinitas de debajo del bar de mi casa: cogía a un tipo con el pelo de punta y empezaba a pegarme con yonkis, hippies, gordos con barba que se lanzaban en plancha, ¡e incluso dinosaurios!; sí, adoraba Cadillacs 'n Dinosaurs. Qué tiempos, ¿eh? Para los más nostálgicos de los videojuegos estos de avanzar y pegar hostias a todos los que se ponían delante (Double Dragon, Final Fight...) parece estar hecha esta tontería de Nick Love que nos muestra a un grupo de cinco personas que, hartas de la ley, de la corrupción del cuerpo de policía, etcétera, deciden formar una pandilla de chungos de barrio y ajustarle las tuercas a los que les negaron un helado cuando eran críos. O algo así.

Sean Bean encabeza un reparto formado por caras desconocidas -y seguramente no den el salto aquí-, a excepción de Bob Hoskins, que no estaba tan perdido desde que firmó para protagonizar Super Mario Bros. Las interpretaciones son, pese a las muecas que ponen los actores, bastante tristonas y simples, muy de patio de colegio, en plan "a ver quien pone la cara más Clint Eastwood" (sí, eso exactamente). Y el guión... ¿guión?... ""guión"" no es mucho mejor. Todos están jodidos por equis motivos y todos hacen piña a la hora de repartir candela al personal: policías, mafiosos, etc. El desenlace es malísimo, pero bueno, la película es tan flipada que pasa de ser mala a ser absurda y, por tanto, gana enteros ver como Sean Bean sobreactúa (¡Qué raro!), cómo Hoskins juega a ser infiltrado, etcétera etcétera. Es un telefilme cutre del sábado, pero eh: entretiene. Y mucho. Hay 1000 cosas mejores, pero esta en el fondo no está tan, tan mal.

Se trata de cómo un conjunto de británicos que se consideran traicionados por su gobierno, deciden formar un grupo revolucionario que comenzará a tomarse la justicia por su cuenta. Cansados de soportar la ineficiencia de una mal llamada justicia que, no sólo tarda, sino que es poco eficaz a la hora de aplicar castigo.

A diario, el pueblo reclama justicia sin que ésta jamás llegue por las variadas razones que siempre, argumentan las autoridades, dejando a la intemperie a la gente honesta que debe vivir entre rejas, mientras que, lo que siembran terror, viven en la impunidad.

La película nos muestra lo viciado y corrupto que esta el sistema de justicia criminal, policías, jueces, fiscales que se venden al mejor postor y aquellos que no pueden ser comprados se les margina o se les mata. Los personajes de la película pudieran ser gente común y corriente, pero tienen ciertos detalles que los llevan hacer lo que hacen, ¿Juzgue usted?

Sean Bean (Danny Bryant) es un excombatiente de la Guerra de Irak, que al regresar espera que se le trate con dignidad y respeto, pero en su lugar su esposa le es infiel en su propia casa y una serie de delincuentes se burlan de el.

Danny Dyer (Gene Dekker ) tiene tanto miedo de ser victima de la violencia, que sueña con ella, además tiene un compañero de empleo que lo extorsiona.

Sean Harris (Simon Hillier) es un oficial de seguridad de un Hotel, que vigila a través de las cámaras la intimidad de los huéspedes y puede apreciar el sinnúmero de delitos que se cometen impunemente.

Rupert Friend (Sandy Mardell) es también un excombatiente de la Guerra de Irak, fue agredido y desfigurado por una pandilla de delincuentes, Lennie James (Cedric Munroe) joven fiscal a quien la asesinan la esposa en estado de embarazo y Bob Hoskins (Walter Lewis) veterano policía que diariamente ve la corrupción como se propaga en sus filas.

Es debido a esto que Hollywood se aprovecha para explotar el tema de “tomar la justicia por nuestras manos”, un tema que atrae al espectador por identificarse hasta cierto grado con el.

En el pasado hemos visto este tema en varias películas como lo son: " Magnum Force” (1973) combatiendo la corrupción en la policía, “Death Wish” (1974) tras sufrir su hija y su esposa un brutal ataque, decide vengarse de todos los delincuentes, “The Outlaw Josey Wales” (1976) tras el asesinato de su familia toma la justicia en sus manos y “The Star Chamber” (1983) un grupo de jueces, deciden ejecutar sentencias al margen de la ley, entre otras.

La película tuvo un presupuesto $3,6 millones y genero por venta de taquillas la cantidad de $1,1 millones en el Reino Unido solamente.

El director británico Nick Love, bajo mi discutible opinión, parece obtener ideas de otros cineastas, transformando sus películas en réplicas argumentales, en muchos casos, carentes de originalidad.

Fuera de Control, cuenta la historia de los abusos a los que han sido sometidas diferentes contribuyentes, que no se han sentido protegidos por sus gobiernos, cuando lo han necesitado. Plantea un inicio impactante, que a los pocos minutos va generando situaciones sin aparente lógica.

Tras el motivo y la excusa, llega el resultado, y es en ese momento cuando se transforman en vengadores justicieros cuyo recurso final, es pasar a la acción por su cuenta.

Un producto que toma derroteros sin aportar nada nuevo; calidad limitada, continuos movimientos de cámara, que alejan al espectador de la narración visual produciendo un rotundo agotamiento.

Pocas críticas y poca nota global.

Dos actores en principio interesantes como Bean y Hoskins; un inicio, no diré que apasionante, pero sí con la suficiente fuerza como para esperar, como mínimo, un rato entretenido. Pero en veinte minutos comprendes que cualquier esperanza es vana. Cinco anormales, desairados por un sistema judicial corrupto e inoperante, deciden ponerse en manos de un soldado recién venido de Iraq con el petate lleno de automáticas. La película es patética y, lo que es peor, profundamente aburrida. Convierte cualquier episodio de “El comisario” en una obra de Dreyer. Es tan mala, que ni siquiera te ríes.