El loco, loco asalto a un banco

No sé si George C. Scott en sus tiempo tuvo esas pedazo de cejas o fue cosa del peluquero del camerino que le hizo extensiones. Clifton James es el sheriff que persiguió al James Bond más majete, Roger Moore. Aquí sigue de sheriff y persigue al ladrón Ballantines hasta en un carrito de campo de golf.

Es una tontada como un piano con ruedas pero tiene algunos sketch de categoría. Aunque hay tramos en los que baja el ritmo, tiene el encanto de las comedias americanas de los 70, tomas desenfocadas, colores apagados y hecha a trompicones (sin perder el hilo argumental), y además a Clifton James, como he dicho. Tan disparatada que creo que George C. Scott no se lo tomó en serio.......... pero la hizo.

"El loco, loco asalto a un banco" es una discreta comedia heredera directa de "La pantera rosa" de Blake Edwards y de "Fantomas" de Hunebelle. Gira en torno a la figura de Walter Upjohn Ballantine (George C. Scott) mezclando elementos típicos de este tipo de cine: humor blanco, delincuentes desenvueltos y policías bastante inútiles.
Sencilla y sin pretensiones.

Floja, endeble, pobre, irregular, atrevida, pausada, insulsa y decepcionante producción que intenta mezclar acción y comedia, en un relato que se antoja insostenible y demasiado alocado.
Basada en una novela de Donald E. Westlake, la película es una secuela de "Un diamante al rojo vivo", también basada en otra novela del mismo escritor, que fue protagonizada por Robert Redford en el papel que ahora interpreta George C. Scott.
Los responsables de la película no saben darle buen ritmo al desarrollo de una historia que resulta más pesada a medida que avanza el desarrollo de la misma. Cuenta con numerosos momentos rellenados con música de los años 70, convirtiéndose en un producto que encaja con las características del cine de su tiempo, en el que la calidad de imagen y las interpretaciones, llegan a ser deplorables.
Todo queda en un mal y decepcionante recuerdo de una historia que intenta resultar graciosa en pocos momentos y que no consigue ser nada creíble, quedando en un trabajo para el olvido. Todo un robo y desperdicio de tiempo que no resulta gracioso.