Soltero en el paraíso

Ellas (casi con tutú), y ellos (repeinados) configuran una colorida (casi coloreada) comedia de enredos entre cuarentones de clase alta donde se pueden escuchar conversaciones de este estilo:

(Lana Turner) "Sé hacer muchas cosas: navegar en barco, escribir a máquina, guisar... y tocar el piano, entre otras cosas.

(Bob Hope) "Continúe hablándome de esas otras 'cosas'..."

Qué picarón el Bob...
Un diálogo demasiado picante para mis oídos. Me los tuve que tapar.

Soltero en el paraíso pertenece a un estilo de películas tontas declaradas así mismas con esa condición. A las claras. No es que uno se las vaya a tomar en serio porque se ven desde lejos de qué van. Ofrecen un estilo de humor muy suave para que uno no se escandalice.
Ellos aparecen con traje estrecho de solapa estrecha y corbata estrecha. Ellas con vestidos muy estrechos y sujetadores picudos. Y ahí se acaba lo estrecho porque USA al ser un país tan grande está construido a lo ancho, a lo grande, chalés inmensos y calles larguísimas.
Bob Hope está entonces en su salsa. Llega a una urbanización de lujo y allí con el rollo de ser escritor empieza a relacionarse con todas las vecinas con un éxito total. Aunque a alguna no le gusta lo que escribe y a alguno le piquen los celos.
Sobre la película flota un ambiente musical de gran categoría que invita a un duerme vela y a soñar en un mundo en el que también llegas a una urbanización de lujo y las mujeres se sienten encantadas de conocerte. Donde puedes ir al supermercado a comprar y a seguir viendo a encantadoras mujeres, donde todo es un país multicolor bajo el sol con enormes coches, enormes cócteles y amables enredos, y con juicio incluido para que tu felicidad sea una sentencia firme. Es el Paraíso.

Es una comedia agradable, fresca, divertida y entretenida. Un enredo que cuenta con muchas escenas de humor y diálogos muy ocurrentes. Tampoco podía ser de otra manera tratándose de un escritor de prestigio.

El guion tiene un fin, demostrar la vida de la clase media americana, cuando se puso de moda vivir en las periferias de las grandes ciudades, en urbanizaciones con casas individuales, con los maridos, todos trabajando, y las mujeres, todas, con sus hijos.

Cuando un soltero aterriza allí aquello se convierte en un guirigay absoluto, en una novedad, y en una revolución de este escritor que se hace pasar por otra cosa. Divertida y bien contada. Creo que está poco valorada y mal considerada, a mí me ha hecho pasar un rato muy agradable. Un 7.