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Kurt Cobain: Montage of Heck

Kurt Cobain: Montage of Heck
2015 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Nirvana, Kurt Cobain, Courtney Love ...
7,0
4.137
Documental El documental autorizado del malogrado músico Kurt Cobain, desde su primera época en Aberdeen Washington hasta su éxito con la banda grunge Nirvana. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2015
48 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco o nada que no se haya dicho ya del bueno de Kurt podemos añadir a estas alturas. A no ser, y aquí llegan las buenas noticias, que te llames Brett Morgen y tengas entre manos decenas de grabaciones caseras, centenares de dibujos y tropecientos garabateos y anotaciones privadas que realizó nuestro atormentado protagonista a lo largo de sus días. En tal caso, y con la posibilidad de entrevistar a sus más allegados, debes concentrarte en subrayar lo esencial, estar excelso en el montaje y sumergir al espectador hasta las cloacas del microcosmos de Cobain para que, una vez allí, sea el propio músico quien nos narre sus vivencias invitándonos a pasear de la mano de sus demonios. Un muy buen trabajo, sí señor. El director aprueba con nota y el resultado es brutal y desolador, adjetivos que definen al milímetro la efímera e intensísima existencia del prematuramente extinto líder de Nirvana. Lógicamente el documental se convertirá para sus incondicionales en una joya imprescindible que revisitar con asiduidad, pero no es requisito obligatorio ser un acérrimo fan del de Washington para concluir el visionado impactado, conmovido y por supuesto satisfecho con el film.

No seré yo el que se extenga divagando sobre el personaje en sí, o sobre filosofías vitales, o sobre lo aislados e indefensos que podemos llegar a sentirnos, o sobre el papel de los medios de comunicación en el mundo moderno, o sobre la importancia de una plena educación infantil, o sobre si las drogas son el enemigo o más bien el problema radica en otras direcciones, etcétera, etcétera. El que sí voy a ser yo es ese entrometido que os invite a no juzgar con ligereza y a intentar empatizar y entender a los demás. Porque amigos, un día fue el estandarte del grunge, otro día puede ser el vecino y algún día podría ser un familiar el que sufra una profunda crisis vital, y aprender a observar, a comprender y a tender una mano es toneladas más útil y enriquecedor que pensarse superior, porfiar y enjuiciar.
Vic
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18 de julio de 2015
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la mente del, probablemente, mayor mito popular, romántico (en la ya larga y famosa tradición de los malditos que vivieron deprisa y dejaron un bonito y joven cadáver para ser inmediatamente profanado, agujereado eternamente por todos los infectos tornillos de la industria pesada, la especializada en perpetrar/fabricar sueños-pesadillas) y musical de los últimos veinticinco años.
En las tripas, literalmente, de su arte (no solo de sus canciones, también de sus numerosos dibujos y escritos), de su dolor, de su herida.
Narración fragmentada, como los trozos rotos de un espejo después de un horrible naufragio, para mostrarnos el peregrinaje, como un Cristo posmoderno y grunge, hacia la inevitable autodestrucción.
Si todo viene de la infancia, todo lo bueno y lo malo, lo que somos, indeleble, irremediablemente, nuestro carácter y destino, en el caso de Kurt se podría decir que quedó marcado por el rechazo constante, por la triste costumbre de ser echado de todas las casas familiares, por su penoso vagabundeo tras el traumático divorcio de sus padres.
Un niño hiperactivo y enfadado, un adolescente desbaratado y frenético, y una persona que se convirtió en un problema para todos, para él mismo el primero, en un completo desastre que nadie quería tener cerca. Su sensibilidad e inteligencia transformaron su fragilidad e incomprensión de las cosas en ira y ansiosa necesidad de buscar su sitio. Lo encontró en la marihuana, la música y con su primer novia, con la que se fue a vivir. Más tarde, llegarían el grupo, el éxito fulgurante, apabullante, la heroína y Courtney Love. Finalmente, la hija, Frances.
El centro de su desconsuelo quizás se podría rastrear en la tensión insoportable entre las ganas de ser aceptado, querido y admirado, y el deseo desesperado al mismo tiempo de huir de todo y recluirse en su salvífica y rota soledad; o de cómo los esfuerzos que hacía para estar con la gente, para ser alguien, eran tan gigantescos y desequilibrantes que rápidamente trataba, para compensar, de refugiarse/escaparse con dos versiones de la misma necesidad y pérdida, los dos reversos de la misma difícil cara, las dos drogas duras por antonomasia: el "amor" y el "chute".
La bruja mala del cuento, la tan odiada Courtney Love, aquí (salen varios vídeos de la pareja) queda bien parada, lista, fuerte, con sentido del humor, aunque también un poco bruta y vanidosa.
Él más parece un ser desvalido, enfermizo y calamitoso; incapaz de "negociar" con la parte más desagradable de la vida (su compañero, Novoselic, apunta que, a diferencia de él mismo que no sufría demasiado por eso, Kurt no podía soportar las críticas, ya que se sentía humillado, era algo superior a sus fuerzas) y de asumir su debilidad, egoísmo y falta de autocontrol.
Los dolores estomacales como amarga realidad y cruda metáfora de su eterna desconexión y mala vida (sus hábitos no eran precisamente la mejor idea para paliar ese gran problema), de ese estar siempre "desenchufado".
Es interesante y hasta admirable la opción elegida por Morgen, el director, a la hora de contar la vida del santo caído en combate; intenta reflejar su pensamiento y su yo más interior y acierta en algunos aspectos, por ejemplo en los momentos de animación, cuando se recrean los dibujos de Kurt, pero, en mi opinión, el resultado es escuálido, una visión microscópica de asuntos que hubieran requerido de un contexto iluminador y de mayor alcance en la mirada; por lo que, en verdad, la sensación que produce es que sobran muchas frases de diario intrascendentes y banales, muchos recortes de revistas y titulares estúpidos, trozos de entrevistas inanes y ratos de vídeos caseros que nada aportan salvo que seas un fanático completista del mito y todo te valga o te venga bien, y también lo contrario, que falta información, riesgo interpretativo y otras voces más distanciadas y objetivas, más críticas y sagaces, que pudieran presentar una perspectiva más exhaustiva y profunda del ídolo muerto tan triste y prematuramente.
Y también se echa de menos una mayor incisión (solo se habla someramente sobre los turbios rumores respecto de las posibles adicciones materno filiales) en esa máquina de picar carne humana que es la industria del entretenimiento, que cuando consigue una gallina de los huevos de oro trata de exprimirla con atroz ahínco, sometiendo a la más o menos inocente presa a un ritmo productivo, a una exposición mediática y a una tontería comercial que pulverizarían el buen ánimo del más pintado, ni hablar si además no tienes la inmensa suerte de pertenecer precisamente al grupo de los más "sanos ciudadanos".
P.D.: Aviso para navegantes: después de los títulos de crédito hay una interesante entrevista de unos diez minutos con el artífice de este documental; ahí da las claves de su valiente, apasionada y original, aunque para mí finalmente fallida, propuesta.
Ferdydurke
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15 de septiembre de 2016
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurt llegó a tanta gente por su espontaneidad, su honestidad en sus canciones y en el trato, lo que transmitía era genuíno, no hablaba de lo que no sabía. Tenía unos principios éticos basados en su propia experiencia, en el asco que le producían ciertos comportamientos sociales y él predicaba con el ejemplo, vivía de acuerdo a sus principios, cosa que Courtney tanto como su hija no parecen haber compartido ni continuado su legado ético. Era misántropo, pero respetaba al prójimo, tenía un trato exquisito para la gente sensible y más frágil que él.

Como dice Kris Novoselic, el único que creo que le llegó a conocer al 200%, su compañero más duradero en el tiempo, Kurt odiaba ser pisoteado, no lo toleraba. Todo lo que construyó lo hizo con la energía imparable y la rabia de sentirse rechazado y con el objetivo de desquitarse de humillaciones sociales. Y cuando alguien tiene un objetivo clarísimo en mente (convertirse en el más famoso y admirado rock star) y confía en su talento perfeccionado a base de años sin hacer otra cosa que ser espectador de la escena musical y social del momento, pensar, escribir y tocar… surge la clarividencia y el ingenio para encontrar la fórmula que responda a ese ideal. En ese sentido, sabía qué rollo tenía que transmitir, sabía qué tenía que contestar en las entrevistas, sabía qué letras quería corear el público, cómo de desgarrada tenía que ser su voz… con una precisión milimétrica. Y le llegó el éxito, pudiendo finalmente realizar la vida de rock star arquetípica de sexo, drogas y rock'n roll. Sí quería ser la voz de una generación, y lo consiguió con sus letras estandarte, pero no podía admitir un ápice de frivolidad calculada que podía desmontar su fresco "je ne sais quoi". En ese sentido fue una contradicción; era un control freak pero aparentaba cierta despreocupación, quería drogas pero no la esclavitud y otros problemas de la adicción, quería ser famoso pero no ser el foco de rumores negativos sobre él, rechazaba a su familia pero le preocupaba lo que pensaran de él, quería tener dinero y vivir cómodamente pero no en la ostentación material, valoraba las cosas por lo que eran, por cómo le hacían sentir y no por lo que aparentaban socialmente, no quería una vida de lujos, sino sentir y experimentar al máximo. Huía de la frivolidad del mundo consumista, de lo destructivo del capitalismo… pero su hija Frances tiene una colección infinita de artículos con el logo de Chanel. Comprados con el dinero grunge y póstumo de papá y mal-educada por la aprovechada de mamá que tiene diferentes morales para usar a conveniencia.

No se si le asesinaron por encargo, pero él dejó patente que quería morir a los 27 como su compatriota Jimmy Hendrix. Quería ser un mito y eso era parte del plan. "Frances and Courtney, I'll be at your altar".

Respecto al documental en sí, me hubiese gustado que no enseñase tanto vídeo, actualmente más que extendido, y fotos y notas no-inéditas (se hace aburrido, te pasas media peli leyendo letra) y hubiese preferido que explicara mejor la personalidad y los valores de Kurt basados en anécdotas personales, esas que no encuentras en youtube ni escaneadas en imágenes de google. Eso es lo que creo que le habría gustado al mismo Kurt, oir atentamente y con una gran sonrisa lo que sus colegas recuerdan de él, cosas graciosas… Me hubiese gustado oir a todas sus otras novias, y estando Tracy Marander y Kris, podrían haber explicado mucho mejor que la madre de Kurt o la destructiva de Courtney, su incipiente personalidad y primeras anécdotas de adulto y como músico, antes de que se atrofiara las neuronas y se pasara los días drogado y al borde del coma.

Aunque en este docu, la oportunista de Courtney haya manipulado la historia acaparando casi toda la vida sentimental de Kurt (solo estuvieron 3 años, con un reconocido propósito comercial y el último estuvieron distanciados) y tan solo deje un brevísimo espacio a su ex más duradera que le empujó al éxito… y aunque haya sugerido (mentido?) que Kurt se intentó suicidar en Roma por celos de ella, aunque haya ocultado que Kurt le pidió el divorcio meses antes del episodio en Roma, aunque haya omitido que en su casi-muerte en Roma, Kurt ingirió unas pastillas muy fuertes que habían sido recetadas a Courtney, que ella no tenía que estar allí a petición de Kurt y que ella se autoinvitó por sorpresa, que haya literalmente borrado parte de la famosa carta de Kurt que empieza: "Courtney, when I say I love you…" la parte donde dice metafóricamente que se ha convertido en alguien tan artificial como el cemento y que el anillo de casado que lleva es igual de artificial y que Courtney le ha enseñado a que no hay nada malo en serlo… a pesar de que Courtney tenía sospechas de otros ligues de Kurt y estaba rabiosa, a pesar de todo eso, imaginemos que no lo mandó matar ella (cuesta no imaginarlo). Pero de todas formas fue quien le degradó, quien le permitió destruirse, quien le puso la droga en bandeja, quien no solo no lo nutrió, tampoco hizo nada para cambiar sus planes de morir joven, ni le dio motivos para vivir, ni siquiera su supuesto amor, ni la hija que le dio. Por supuesto, el tema no es abordado en el documental, tampoco los intentos de Kurt por rehabilitarse y vivir… y de hecho, nunca vamos a oir una sola verdad de boca de Courtney, menos todavía en este tema. No entiendo por qué Frances puede defender a su madre, la persona que ayudó a destruir a su padre, su particular gallina de los huevos de oro, y luego se quedó con todos los privilegios de la herencia. Pero me da la impresión de que la heroína que Courtney consumió embarazada afectó a esa niña y pronto superará la edad de su padre y seguirá sin entender la mitad de la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
is86
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20 de julio de 2015
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
LO MEJOR:
- La estructura del documental, como plasma y complementa las entrevistas con los trozos animados.
- El acceso a material inédito y personal de la vida de Kurt Cobain.
- Su forma de tratar el fatalismo interno en la mente del artista.

LO PEOR:
- Quiere centrarse tanto en el interior de Kurt Cobain que pasa por alto algo importante como contextualizar el nacimiento de su género musical.
- Su primera parte me gustó más que la segunda, posiblemente porque se centra más en él y su música que en su vida personal.
- Algunos de los vídeos de su vida con Courtney, posiblemente innecesarios. En cambio, me faltan algunos de su faceta más musical.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lady R
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25 de agosto de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encaré este documental con cierto recelo porque a lo largo del último cuarto de siglo se ha removido hasta el hastío todo lo referente a Kurt Cobain y Nirvana: biografías, teorías conspiranoicas sobre asesinato/suicidio, grunge, generación X... Entre tanto refrito y ensalzamiento de la figura del cantante, pues me esperaba otro documental más. Pero no, me he llevado una grata sorpresa. La familia Cobain guardaba tanto material del fallecido músico como para parar un convoy.

Entre dibujitos, frases sueltas y animaciones se meten en la personalidad de un chico sensible de innatas cualidades artísticas que vive en una deprimente zona del noroeste de Estados Unidos creciendo en una familia desestructurada. Todo lo que representa en el documental encaja con los mejores libros sobre Kurt Cobain donde nos describen su atormentado interior, pero con imágenes inéditas que le otorgan un valor añadido al relato.

En esta historia que comienza en Olympia y cuyo final acaba, como todos sabemos, en algún momento de la primavera de 1994, le ponemos cara y voz al progenitor de los Cobain y a su primera novia entre un selecto elenco de personajes donde destacan, como no, Krist Novoselic (¡qué mal le han tratado los años!), Dave Grohl (no hay bancos suficientes para guardar todo el dinero con lo bien que ha llevado la herencia de Nirvana) y la viuda, Courtney Love, a la que vemos en escenas domésticas de alto nivel de voyerismo.

Este documental es magnífico. No necesita hablar de Subpop, sonido del noroeste, Mudhoney, Pearl Jam, The Vaselines o la MTV para que con unos cuantos garabatos iniciemos un viaje hacia la mente del líder de un trío de desconocidos melenudos que, bebiendo del punk, hardcore y potentes melodías pop, crearon un sonido que enloqueció a una generación.
Zydrunas
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