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Las lágrimas de África

5,4
47
Documental Retrato sobre el flujo de los refugiados que esperan el momento de “saltar la valla” o arriesgar su vida en el mar para encontrar una vida mejor en el viejo continente. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
23 de octubre de 2015
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las Lágrimas de África es un documental hecho con más ganas de opinar que de documentar las vivencias de los retratados. En un primer momento parece estar en una emisión de la noche temática de la 2, pero luego incluso eso se va desdibujando, principalmente por dos componentes usados con total desacierto: La voz en off de la autora y una música que satura, busca un pretendido efecto y no acompaña el relato.

Las palabras de Climent están presente casi todo el tiempo y las usa sobre todo para adjetivar con comentarios pomposos y una pretendida "poeticidad" que resultan agobiantes y terminan sacando al espectador de la historia. Esta necesidad de completar, de engrandecer las imágenes logra el efecto contrario, hacerlas palidecer sepultadas por sus frases grandilocuentes que en ocasiones son opuestas a lo que estamos viendo.

La banda sonora también excesiva, a veces con pretendido sentido épico, tiene un aspecto pueril, que desaprovecha la inmensa riqueza de ritmos y melodías de la África subsahariana.
Las canciones son de unas letras tan obvias y melodías facilonas que remiten más a un show de televisión o una presentación de fin de curso de instituto.

Los pocos momentos realmente conmovedores vienen cuando la autora calla y deja hablar a "los clandestinos". Escuchar el testimonio de la mujer con ocho meses de embarazo esperando a embarcarse en una patera, golpea por la epopeya que encierra y por la liviandad exenta de drama con la que lo cuenta. Pero rápidamente volvemos a la voz en off y todo se marchita.

La autora cae en idealizaciones pueriles, como definir el campamento en el monte Gurugú como un lugar compuesto como una sociedad igualitaria y llena de buenos sentimientos, cuando quien se haya informado, leído o escuchado sobre este sitio sabe que, si bien hay vínculos fuertes y solidarios a nivel personal y de las familias que se crean, se construye una micro sociedad vertical, organizada en guetos con rígidos controles internos ejercidos por otros subsaharianos llegados con anterioridad.

La incursión final de Climent en el parlamento Europeo contado en tercera persona (antes siempre ha hablado en primera) resulta innecesaria y una exhibición de ego y de sus buenas intenciones, desaprovechando la oportunidad de mostrar en imágenes el contraste entre las condiciones de vida en el monte y las impecables instalaciones de Bruselas.

Las Lágrimas de África hubiera sido una obra mucho más poderosa sin la voz en off y la música, dejando que el relato lo hicieran los que debieran ser los verdaderos protagonistas del relato, los subsaharianos que esperan su oportunidad para saltar al "Dorado Europeo".
donbelfel
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30 de noviembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi por primera vez "Las lágrimas de África" en el preestreno que tuvo lugar en AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión). Francamente, salí conmovido, después de haberme pasado gran parte de la proyección secándome disimuladamente las lágrimas con un pañuelito de papel. Cuando acabó, pude constatar que no habían sido mis lágrimas las únicas lágrimas de "Las lágrimas de África". Había más, muchas más. Un amigo talludo, grande y corpulento como un oso, también tenía en los ojos las huellas de una congoja reciente.Y el silencio sobrecogedor de la emoción tardó varios minutos en liberar las lenguas para que tuviera lugar el coloquio.Fue eso que llaman "nudo en la garganta"; y que para mí fue un uppercut al corazón, ese golpe curvo y contundente que lanzan los boxeadores y que a mí me noqueó el alma.
Volví a ver "Las lágrimas de África" en el Artistic Metropol. Quería saber si la primera vez me había dejado llevar por los sentimientos y la emoción me había incapacitado para el análisis.
La película narra la vida de los subsaharianos que esperan en los montes de Marruecos el momento de llegar a Europa a través de España. UNos lo harán saltando una valla guarnecida de cuchillas subvencionadas por la democrática Europa. Lo harán desde el monte Gurugú. Otros intentarán su propósito a través del mar. Estos se reúnen en los campamentos de Bolingo, y allí esperan el momento de embarcarse; a veces, por desgracia, en pateras y cayucos que no alcanzarán ninguna costa.
Bien. Esto es más que sabido. Hay muchos reportajes que nos lo cuentan a diario. El hallazgo de Climent es sublimar la comunicación, elevar lo puramente informativo de un reportaje a lo expresivo del arte. Eso convierte la tragedia de los emigrantes subsaharianos en la tragedia de la emigración universal: sirios y africanos hacia europa, sudamericanos hacia Norteamérica, todos buscando "Eldorado paraíso".
La estructura narrativa es un hallazgo en un crescendo paulatino: empieza con la inevitable servidumbre de la información y llega a los sublimes ámbitos del arte. Narrado con discreción y eficacia por la propia autora, las imágenes crecen y se acentúan con la banda musical, en la que hay tres canciones sobrecogedoras.
Climent no se deja llevar por el morbo ni por el sentimentalismo. Deja que sean las imágenes las que denuncien y hablen; y hablan ellos, los hombres y mujeres que sienten como nosotros y deberían vivir como nosotros; hablan de dignidad la ropa y los pañales lavados y tendidos en el campamento de Bolingo; habla de cotidianeidad la mujer que lava los platos y los cubiertos; habla de hogar y de familia la mujer que pela patatas; habla de futuro la embarazada de gemelos que quiere dar a luz en España. No hay reproches, solo esperanza.
En este segundo pase, también tuve que usar algún pañuelito de papel. Y al terminar la película, cuando varios inmigrantes -tan emocionados o más que yo- se acercaron a Climent para darle las gracias, pensé que me había equivocado la primera vez que vi "Las lágrimas de África". No me había noqueado el alma con un uppercut. Había sido un golpe más contundente: un directo al corazón.
Andi Hoyas
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23 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver Las lágrimas de África y todavía me duele el alma. Este duro relato sobre los hombres y mujeres que esperan en Marruecos la hora de saltar la valla o de embarcarse en el mar, está contado desde la sencillez más absoluta, por eso duele tanto, porque ellos hacen lo que todos hacemos con nuestros hijos y con nuestras ilusiones. Climent nos muestra cómo es la vida de estos subsaharianos y las condiciones infrahumanas con que transcurre el tiempo de espera.

Había leído la crítica de Orbita Diversa y me parecía tan potente que tenía que ver ese documental.
https://orbitadiversa.wordpress.com/2015/10/02/lagrimas-africa/
Efectivamente, es impresionante, sobre todo porque está contada desde la vida cotidiana de los que viven en los montes de Gurugú y Bolingo.
Personas que se convierten en meros números en el vergonzoso día a día de los medios de comunicación, pero que son mujeres, hombres y niño/as con nombres propios y voces que merecen ser escuchadas.
La directora, Amparo Climent armada con su cámara se adentro en esos pinares, sola, con la confianza y la seguridad de que era lo que tenía que hacer.
Gracias por este hermoso relato con un texto bellísimo y una voz cálida y amable.
La música es muy adecuada, y Macu Sanz canta una canción maravillosa con fuerza. Pero también las otras cantantes, Gloria Vega y Edith Salazar, que con voces muy distintas imprimen emoción y cercanía.
Gracias.
Sandra
Sandra
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25 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias, Amparo, por haber hecho realidad mi sueño de viajar a África a través de tu trabajo. Tengo el cuerpo encogido y el alma rota de dolor, sintiéndome al tiempo orgullosa de que en mi país haya artistas y creadoras de tu talla y calidad humana.Me faltó meterme por la pantalla en determinados momentos en el Monte Gurugú, me faltó poder cortar esa valla plena de represión y cargada de historias, me faltó lanzar un grito desesperado en medio de la noche. Totalmente desgarrada por el quejido que me impactó en el minuto 59,17 de la secuencia en un horizonte lleno de tumbas que sólo buscaban esa victoria y libertad cuya letra me hace sentirme aún más orgullosa de haberme atrevido a iniciar esta comunicación contigo en un primer momento, llevada por el sueño de pisar alguna vez África. Valoro mucho tu trabajo y mi respeto es aún mayor . Me quedo con tu expresión: " Gotas de un pasado lleno de luz". Así memoricé este dato en medio de tu narración. Infinita gratitud y espero que se tenga muy en cuenta tu trabajo porque es justo y necesario. Lágrimas de África es algo más que un documental, es el retrato de un grupo humano que vive al margen de los derechos que le corresponden. Representa una lámina cargada de color en el que sus protagonistas van cobrando vida y se dejan acompañar por la cámara con la que hablan y comparten sus experiencias .Lo hacen con sensibilidad, con cercanía y sin rencor hacia quienes niegan su libertad.La sonrisa de los africanos se convierte en la seña de identidad de un pueblo que muestra su lucha en medio de la nada y sin prácticamente medios para sobrevivir a su pesadillas de cruzar la valla. Es un documento perfectamente en conexión con los ejes transversales a trabajar en algunas áreas del sector educativo y que bien merece ser tenida en cuenta por los diferentes medios de comunicación con el fin de ampliar el debate y que llegue a todos.
Recomiendo este documental porque te permite adentrarte a través del mismo en la vida de tantas personas que huyen de un lugar a otro de África persiguiendo su único anhelo: la libertad, realidad que permite al espectador vivenciar y valorar lo que realmente está sucediendo muy cerca de nosotros.
Mis felicitaciones a su directora por su extrema sensibilidad y cercanía , por su generosidad y por el tiempo dedicado. África tiene voz en este documental y es la voz de la propia directora cuya cámara son los ojos de una Africa que habla , que se expresa y muestra sus necesidades sin rencor a quienes niegan su posibilidad de ir más allá de la valla.
BEGOÑA CRESPO
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8 de septiembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La activista y artista Amparo Climent da voz, usando la suya propia como narradora de este documental, a los refugiados subsaharianos que sobreviven en la frontera de Melilla en unas condiciones vergonzosas y realizando labores inhumanas. Una situación que muchos no quieren que conozcamos y que quienes la sufren viven con resignación, pena pero también esperanza.

Estos hechos se nos muestran tal y como son, sin alardes, y con escenas que nos pondrán la piel de gallina y activando la alarma de nuestras conciencias. Un multipremiado documento cinematográfico, necesario y único, que merece y debe ser visto para conocer una realidad que no debería existir ni ahora ni nunca.

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