20-N: Los últimos días de Franco (TV)

Lo recuerdo vagamente, muy vagamente. Tenía tan sólo siete añitos y adolecía, lógicamente, de cualquier atisbo de conciencia política.

Paquito se resistía a estirar la pata y su lenta agonía mantenía en vilo a todo un país. Bajo una tensa calma, hasta los más pequeños percibíamos un ambiente enrarecido. El miedo, la incertidumbre y la esperanza se entremezclaban furtivamente mientras demócratas y acólitos del régimen se miraban de soslayo. Tal vez esa imagen sesgada y nebulosa sea precisamente la gran responsable de haber alimentado durante mucho tiempo, en mis recuerdos más recónditos, una fascinación casi absoluta por todo lo que tiene que ver con ese crepuscular y raído período de la historia del estado español: los últimos coletazos del franquismo.

Huelga decir, por consiguiente, que precisamente por ello abordé “20-N” con esa aquiescencia y morbillo que me embarga cada vez que tengo ocasión de paladear las crónicas, testimonios y pormenores de esos días en los que todo el mundo estaba pendiente de qué sucedería inmediatamente después de que el caudillo exhalara su último estertor.

“20-N” constituye, en este sentido, un documento histórico interesante gracias a la eficaz recreación del dramón médico, a la verosimilitud con la que se tratan los acontecimientos, a una adecuada puesta en escena y a la correctísima interpretación de sus protagonistas. De todas maneras, pese a la truculenta satisfacción que siempre me reporta olfatear el tufillo a cadáver de infames personajes como el que nos ocupa, he de reconocer que la TV-movie de Bodegas no obtiene mayor número de estrellitas por mi parte debido a determinados lastres narrativos que le restan envergadura y que lo convierten en un producto ‘únicamente’ interesante. Me refiero a cierta lentitud en algunos tramos, a cierta rigidez y excesivo didactismo en los diálogos y a cierto tufillo panegírico hacia la figura de Juan Carlos que no acaba de colar del todo. Aún así, productos como éste contribuyen a refrescar la cacareada memoria histórica y constatan evidencias tan palmarias como que ‘nuestro’ Jefe de Estado actual lo es por expreso deseo del mismísimo Francisco Franco Bahamonde. Y es que hay herencias que matan. Palabra de republicano.

No conozco tanto la historia real de los últimos días de Franco como para saber si lo han respetado o no, pero la película está bien, es correcta. Los actores salen bastante bien parados, aunque se ve a todas luces que Fernanco Cayo se encuentra un poco raro imitando la manera de hablar del Rey. La mejor, por supuesto, es Vicky Peña, que sigue con su festival de voces diferentes para cada personaje que hace (una vez más, recomiendo ir a verla actuar en Sweeney Todd en Madrid). El problema principal de la producción es que es muy repetitiva. Todo el rato ocurre lo mismo y acaba por hacerse un poco pesada. Pero vamos, que tampoco me ha parecido tan pésima como he leído por ahí que es.

Lo mejor: Vicky Peña
Lo peor: Es demasiado larga y repetitiva

Este largometraje nos cuenta, tal como indica el título; los últimos días del general Franco. Es una historia que muchos españoles nos sabemos de memoria. La película plantea muchos temas que preocupaban a la sociedad española de 1975. La cuestión no está tanto en que Franco muera o no muera, la historia nos muestra la preocupación de sus allegados, los ministros y el príncipe Juan Carlos. Aunque doña Carmen Polo y su hija se preocupen por la muerte del padre de familia, también temen por su futuro, sabiendo que su vida de privilegios está a punto de acabar. Algunos planean una mayor represión contra los partidos políticos ilegales, otros ansían una ordenada transición que lleve a España a la democracia. Hay tensión en el ambiente, unos quieren que el dictador viva eternamente, otros valoran su vida como ser humano queriendo que muera con dignidad, otros quieren prolongar su vida el máximo tiempo posible, algunos ya están hartos y quieren que termine la dictadura.

El problema es que se me hace larga para lo poco que cuenta. Hay demasiadas falsas alarmas, durante toda la película parece que el dictador va a morir y no muere hasta que queda menos de un minuto de metraje.
Todas las actuaciones son muy buenas, especialmente la de Manuel Alexandre y aunque todo el largometraje tiene aire de documental hay un error histórico como la copa de un pino. Nada más empezar, el presidente Arias y un militar mantienen una conversación en la que dicen: "Es normal que esté así, cumplió 84 la semana pasada".
A ver, no hace falta ser un experto en historia de España. A mí personalmente, la figura del general Franco me repugna y me parece el personaje histórico más detestable de la historia de mi país, pero me guste más o menos, fue el jefe del Estado durante 36 años (39 si contamos su gobierno durante la Guerra Civil). 36 años es mucho tiempo, así que yo, que he estudiado historia reciente de España conozco algunos detalles de su vida. Y sin ser un experto en dicha biografía, sé algo tan básico como que el general Franco no llegó a cumplir 83 años. No hace falta leer grandes libros, ni estudiarse su biografía, basta con mirar en wikipedia.
Si este es un documental sobre los últimos días del dictador, lo lógico es intentar ser un poco fiel a la realidad. Que no es una historia ficticia, se basa en hechos reales, que los españoles no sepamos contar la historia de otros países pase, pero que no sepamos ni retratar nuestra propia historia tiene delito.

Es una queja menor, pillé algún gazapo más, pero este es el que más me llamó la atención. Por lo demás es un documental interesante que muestra los días que precedieron a la transición democrática española.
Esta historia de la muerte de Franco la conocemos todos del derecho y del revés, la recomiendo a aquellos interesados en la historia de este país, pero que la vean un poco informados. Aún así considero que los más sensibles se alejen de este documental, ya que contiene numerosas escenas de hospital que pueden resultar desagradables para algunos.

Cuando imaginamos a un escritor frente a una página en blanco, es porque tiene una gran idea que transmitirnos, un motivo, un destello de algo que es importante y no se puede perder entre los tortuosos vericuetos de la mente.

Igual nos pasa con un director, algo tiene que haber en su cabeza, alguna idea que transmitir, un nuevo argumento que narrar, un punto de vista original, un nuevo posicionamiento ante algo… Y con esas premisas te pones a ver la televisión ¿y?, te encuentras con una película descafeinadísima, que nada nuevo aporta a aquellos que hayan visto el archiconocido reportaje emitido por la “uno”, donde hablan allegados, médicos y demás patulea.

La película, en mi opinión, es un completo desatino, es un maridaje desaliñado que poco, o nada, aporta al personaje o al espectador. Rodado casi completamen-te en interiores, se echa de menos el latir popular ante la muerte de Franco, un algo que nos diferencie que quien estaba agonizando en esa cama, no era un abuelo anónimo, sino el conocido dictador.

La elección de los actores tampoco ha estado, para mi gusto, muy acertada; siendo el papel más sangrante el de Fernando Cayo, un futuro rey de España más que ambigüo, del todo inexpresivo y para nada crucial en la trama a tratar.

La película no convence y se queda con poco que decir en el panorama político, social y hasta personal del dictador… Lo siento mi queridísimo Don Manuel, pero esta vez no me convenció.

Me parece que esta película realiza un tratamiento muy correcto, al menos desde el punto de vista histórico, del tema tratado. Las críticas contrarias que veo en la página parece que echan de menos la falta de agresividad de la película en contra de la figura del General Franco pero creo que la intención del director es más reflejar un momento histórico de este país que mucha gente todavía recuerda que vilipendiar a un personaje.La película no omite circunstancias que dejan en mal lugar al régimen y a la familia Franco-Polo y pone de manifiesto la situación política en aquellos días vísperas de la transición. A mí me ha gustado, me ha parecido fiel a la realidad tal como la recuerdo y como la he estudiado y es muy de agradecer que no sea gratuitamente injuriosa contra un personaje que ya es historia y nada más, aunque comprendo que esto último que a mí me gusta puede resultar muy molesto para muchas personas que no quieren más que les repitan, una y otra vez, los mismos topicazos de siempre