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Sueño en otro idioma

Drama Martin, un joven lingüista, llega a un pueblo en la selva para estudiar el zikril, un idioma que está a punto de extinguirse, ya que sólo quedan dos hablantes nativos con vida, Evaristo e Isauro. Para su desgracia, estos dos hombres se odian y llevan cincuenta años sin dirigirse la palabra. Martin entonces buscará su reconciliación y con ello intentar rescatar su lengua y evitar que desaparezca. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
27 de abril de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su tercera película de ficción, el director Ernesto Contreras cambia de paisaje, mudándose de la ciudad a la costa veracruzana de Los Tuxtlas, pero se mantiene narrando historias de personajes que deben sobreponerse a sus decisiones, en otra colaboración con su hermano y guionista Carlos Contreras.

Martín (Fernando Álvarez Rebeil) es un joven lingüista que llega a la región de los Tuxtlas, en Veracruz, con la intención de documentar y guardar registro de una lengua a punto de morir, el zikril, la cual es hablada por solo dos personas, Isauro (José Manuel Poncelis) y Evaristo (Eligio Meléndez), quienes tienen mucho tiempo enemistado y sin dirigirse la palabra.

Martín pretende unir a los dos hombres para grabar una conversación y para ello cuenta con la complicidad de Lluvia (Fátima Molina), la nieta de Evaristo, quien buscará persuadirlo para encontrar con Isauro, pero viejos rencores y secretos del pasado se interponen en su decisión.

Tomando como pretexto el narrar el intento de un joven por evitar que una lengua indígena, el zikril (lengua ficcional creada para la película), muera en el desuso y el olvido, ‘Sueño en otro idioma’ es una película que aborda con solidez diferentes y variadas temáticas, donde el tema del lenguaje y el idioma cobran vital importancia.

Pero lo que en realidad quiere narrar la película de Contreras es la historia de Isauro y Evaristo, una historia enclavada en el pasado, llena de secretos, rencores, pasiones, una mujer en el medio y el lenguaje como barrera y al mismo tiempo como puente, una relación rota a través de los años que podría, precisamente gracias a la lengua zikril, tener un reencuentro público, pero manteniendo el secreto guardado en las palabras que nadie más entenderá.

La película transita por diversos estados donde el sonido y la atmósfera de la montaña, los bosques y las playas, bañados en una espesa neblina, enmarcan una historia contada con nobleza, emotiva y conmovedora, lejos de la solemnidad propia del cine mexicano.

http://tantocine.com/sueno-en-otro-idioma-de-ernesto-contreras/
Quique Mex
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9 de septiembre de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En medio del boom de filmes de superhéroes y cintas mexicanas que parecen melodramas de televisa, el director Ernesto Contreras, (quién es ahora presidente del AMACC y quien en 2010 hiciera el documental seguir siendo de Café Tacvba), nos presenta una película con una apariencia sencilla pero con diversas temáticas de mucho interés actual para México y el mundo.
La historia, anudada a partir del rescate de la lengua zikril, trata de dos grandes amigos que se enemistaron hace 50 años por un aparente pleito de faldas que esconde en realidad algo mucho más delicado y profundo, y que además, nos hace cuestionarnos sobre los juicios generalizados de la sociedad y lo mucho que pesan en nuestras decisiones.
Con una fotografía llena de paisajes y contrastes, el filme que se desarrolla en alguna comunidad indígena de Veracruz (puede ser de cualquier parte), hace un cameo hacia el pasado de los personajes principales y sin tanto rebuscarse, nos enseña la vida "de antes" en una comunidad rural, sin duda, algo con lo que todos estamos muy familiarizados.
Cabe destacar que cuando vi la proyección, la chica que estaba detrás de mí no paraba de llorar; y, aunque la película es muy emotiva en todo sentido, no es la típica que se vale del lagrimómetro para gustar.
Con un realismo mágico auténtico, la cinta llega a un clímax de odio y confusión entre los personajes principales, resaltando la gran actuación de Eligio Meléndez como Don Evaristo.
El final es sublime y es el único momento en el que se traduce subtitulado lo que se dice en zikril. Nos deja muchas preguntas abiertas sobre cómo vivimos supeditados a lo que piensan los demás; a su vez, esta idea deja entrever el destierro y la incomprensión hacia las comunidades indígenas y a toda nuestra riqueza cultural.
Como lo reiteran los premios Ariel y el público del festival de Sundance, esta es, en efecto, la mejor película mexicana del año.
Luis Bolio
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14 de mayo de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pequeño paraíso al interior de la selva veracruzana sirve de escenario para que el director Ernesto Contreras —Párpados azules, 2007 y Las oscuras primaveras, 2014— narre la historia de un par de corazones separados por el miedo en una comunidad indígena tradicionalista.

Presentada en la edición 32 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, Sueño en otro idioma fue parte de la selección del Festival de Sundance 2017, donde ganó el Premio del Público para película extranjera de drama; y estuvo nominada al Premio del Jurado. El relato escrito por Carlos Contreras, hermano de Ernesto, aspira a 16 premios Ariel; sin embargo, no figura en la categoría a Mejor director, dado que Ernesto Contreras es presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), que otorga dicho reconocimiento. Hecho por el cual renunció a votar por sí mismo, para no negar la posibilidad a sus demás compañeros de equipo de obtener el máximo galardón de esa noche.

El filme cuenta la odisea que tiene que pasar Martín —interpretado por el prometedor actor Fernando Álvarez Rebeil—, un joven lingüista de la Ciudad de México que llega a la comunidad enclavada en la selva para buscar a los dos últimos hablantes de zikril para grabarla, estudiarla y contribuir así a su conservación. Lo que no se imagina es que los dos viejos gruñones que hablan esta milenario lenguaje, Isauro y Evaristo —José Manuel Poncelis y Eligio Meléndez respectivamente—, están peleados a muerte por viejas rencillas de su juventud. Las malas lenguas dicen que por el amor de una mujer, María —Nicolasa Ortíz Monasterio—, pero el problema rebasa los cánones de la época.

Aunque parece sencilla, la premisa de los hermanos Contreras encierra mucho más de trasfondo; la férrea tarea de reunir y convencer a los enemigos para que vuelvan a hablar después de más de 50 años nos revela sorpresivos secretos, enmarcados bajo una perspectiva diferente en el remanso de la selva.

A manera de vívidos flashbacks, el espectador es testigo de la estrecha relación entre Isauro y Evaristo en su juventud —a quienes dan vida Hoze Meléndez y Juan Pablo de Santiago—; y de las pláticas de ambos en zikril, que no entendemos pero sí llegamos a imaginar el sentido de sus frases. Aquí hace su aparición Lluvia —interpretada por Fátima Molina—, la nieta de Evaristo, que ayuda a Martín y convence a su abuelo para participar en las grabaciones. Cuando los rencores parecen haberse disuelto, y los viejos retoman su amistad, la historia da un inesperado giro hacia las entrañas de la jungla.

El drama poco a poco se convierte en relato fantástico, la invención de la mágica lengua sirve para contextualizar a sus personajes en la narración, y contagiar a las nuevas generaciones con la idea de que aprender una lengua desconocida es volver a nacer, reconociendo la simbiosis entre vida y madre naturaleza.

Al final, el objetivo de la herencia lingüística de Martín en Sueño en otro idioma cambia de dirección y fija su objetivo en reparar la relación de Isauro y Evaristo. Nos queda claro que los une mucho más que una amistad. La retrospectiva a la que recurre el director revitaliza la idea de que el amor es un lenguaje universal; mostrándonos que no sólo agoniza una lengua indígena, sino la figura de los adultos mayores, olvidados y rezagados, aún con todas sus memorias y frases tan veraces que nos comparten.

El deseo de Isauro y Evaristo no sustenta su valor en la falta de amor, sino en la incapacidad para verbalizarlo. ¿De qué sirve perpetuar una lengua si su más puro sentido es satanizado por falsos prejuicios que subsisten hasta nuestros días? La libertad de sentir en Sueño en otro idioma es suficiente para que el corazón del zikril lata eternamente.
Wilmer Ogaz
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12 de marzo de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nosotros entendemos el alcance que debe tener el estudio y rescate de las lenguas indígenas de nuestro país (en este caso, México) porque solo así conservaremos el mosaico cultural que tanto nos caracteriza. Entendemos que debemos quitarnos de la mente prejuicios tontos acerca de la homosexualidad y la transgresión de experiencias sexuales. Entendemos que El Amor nos define como personas y que jamás deberíamos permitir a nuestros miedos dominar nuestros sentimientos. Entendemos que el arrepentimiento duele más que escuchar a la cordura, la religión y a la moral.

Entendemos las razones y móviles de cada personaje en esta historia.

Podemos no entender el sikril, podemos no entender los motivos del amor, podemos no entender los juegos del destino... Pero lo demás sí y, con que entendamos que no estamos aquí para ´entender´ nada sino para vivir, entonces ya vivimos.
Efrén Angel
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17 de septiembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sueño en otro idioma aborda numerosos temas tan ricos e imponentes como su historia. Por un lado, trata la recuperación de lenguas olvidadas (en este caso indígenas) que cuando mueren no solo se llevan consigo gran parte de nuestra riqueza cultural, sino que también sepultan y condenan al olvido las sorprendentes historias que encierra cada vida del que las ha empuñado.

Martin, llega a un pueblo en la selva dispuesto a estudiar el zikril, una antigua lengua que esta languideciendo y de la cual solo quedan apenas dos hablantes. Pero su empeño por recuperar esta valiosa lengua, que promete una unión entre el hombre, los dioses y la naturaleza se irá al traste cuando descubra que sus dos únicos hablantes llevan cincuenta años sin dirigirse la palabra.
Con el propósito de recuperar esta antigua lengua, intentara unir a Evaristo e Isauro. Dos hombres a los que separo un abismo de incomprensión que resulta tan difícil de explicar cómo las palabras prohibidas de una lengua que ya no conoce nadie. Antiguas historias de amor, celos, pasión, duelo y tragedia volverán a renacer en mitad de la selva.

Ernesto Contreras une el cine social con el realismo mágico en una película de una belleza sublime y una emotividad contenida que sabe desbordarse en los momentos indicados.
El final es sorprendente y solo será en sus últimos minutos cuando veamos una traducción al español para una conversación zikril. Y es que las palabras que se dicen desde el corazón siempre traspasan la incomprensión del idioma y del juicio ajeno, llegando a expresarse a pesar de no ser comprendidas.
Nadja
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