Haz click aquí para copiar la URL

How I Ended This Summer

Drama. Aventuras En una remota estación metereológica en el Ártico pasan los meses solos Sergei, un veterano meteorólogo, y Pavel, un joven recién graduado. Un día Pavel recibe un importante mensaje por radio... (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
26 de noviembre de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una "cosa" en esto del cine llamada el ritmo. Es invisible, pero al mismo tiempo se percibe. Cuando una película de tres horas se pasa volando, es porque está contada de forma dinámica, o porque su montaje ayuda a evitar el aburrimiento. También pasa a la inversa: la carencia de ritmo puede hacer que un trabajo de hora y cuarto sea interminable. Luego hay ejemplos de trabajos que se pasan el ritmo por el forro: les da igual aburrir si tienen un propósito. O usan la carencia de éste para crear emociones. Aleksei Popogrebsky se acoge a esta definición con su densa "Kak ya provel etim letom", un film pausado, de esos en los que "puede verse crecer la hierba", en el que pasan muchas cosas pero lo hacen bajo la superficie. No quedándose en lo obvio, yendo más allá.

Presentada en la Berlinale de este año, donde los dos únicos intérpretes del film ganaron el premio al mejor actor, llega ahora a Gijón en su sección oficial dispuesta no a romper el hielo, ni a ganarse al público. No le hace falta, está por encima de ello. Popogrebsky nos cuenta una historia de forma premeditadamente fría, aleja a los personajes de la civilización y nos obliga a sentir en nuestras carnes el ambiente de tensión, de opresión, que se crea con unos fantásticos escenarios naturales y una habilidad sorprendente para mover la cámara, seleccionando encuadres, llevando al límite las situaciones.

Con una primera mitad atractiva, pero algo mecánica, es en su segunda parte donde todo cambia con un giro argumental que escapa de lo esperado. No parece haber justificación posible más allá de la representación del miedo: la barrera entre los límites humano y lo natural desaparece, todo se funde. Inicia la aventura, se presentan bellísimas secuencias (la de la niebla y la bengala, el oso), y finalmente se llega a la única conclusión posible. Fría, si. Bella, también. Cine que firmaría Herzog, que devuelve al género de la aventura la emoción y convierte al paisaje en un protagonista esencial. Mucho más que postales: esto es cine.
Caith_Sith
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de noviembre de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los personajes de esta película se miran y no se ven. La falta de comunicación complica una situación que es de por sí bien sencilla. La imposibilidad de expresar los propios sentimientos genera inseguridad, después miedo, un miedo que conduce a la paranoya. Es necesario conocer algo de la sociedad y carácter rusos para entender las relaciones que se establecen entre los dos protagonistas de la cinta, de lo contrario todo parece absurdo. Los rusos de verdad son así... entiendo que nadie me crea, pero es verdad.
la simpática canalla
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de septiembre de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, señores, para mí ha sido un logro acabar esta película. Con un principio que promete, pero que el interés de la película y el ritmo va cayendo hasta el más completo aburrimiento. ¿Qué interés puede tener una película que trata sobre dos trabajadores en una estación meteorológica en medio de la nada? Pues eso, nada es lo que aporta este film.

Giros sin sentido alguno, demasiado larga, estática y un supuesto drama psicológico que se convierte más bien en un monólogo, y en ruso, ni más ni menos.

Lo único salvable, la fotografía con los magníficos y desolados paisajes del Ártico. No pierdas el tiempo en verla.
Adrián
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico largometraje que extraña lo entrañable en una atmósfera hostil para el encuentro tosco de dos soledades, oscilando entre la pugna de saberes, y el dominio del más fuerte... rigores dominado expresiones de miedo, miedos presentándose ante la muerte para no morir sin afrontarla, sin enrostrarle la verdad debida y no dicha en su momento… truchas contaminadas para un nuevo y tácito pacto de amistad.
Hielos que el navío académico no pudo romper, cincelado por el saber rústico, por el artesano; vaivenes de dos almas esculpidas en cristales antárticos, biseladas a mano, con rudeza, a manos duras golpeando temores, azotando a Danilov, para forjar su nueva piel, más resistente al invierno, a los inviernos que deberá encarar.... Es Sergei y su disciplina innecesaria, la que contrasta con la elegancia de ensayos académicos, que quieren controlar el tiempo, nuestro tiempo, todos los tiempos fallidamente frente a los rastros históricos, ante la rutina, ante los artificios de madera, testigos de locuras solitarias, de trampas proyectadas sobre la intemperie, sobre los nortes inhóspitos que enredan los caminos, que emborronan los mapas, que desorientan cuando se cree que , serenamente ya se ha logrado el control sobre los elementos, sobre lo elemental que resulta obtener conocimientos para figurarse no-niño, sin arrogancia empero....
El temperamento dócil del recién graduado Danilov no informa de pretensiones abisales; en cambio su maestro se insufla con aires de suficiencia, de gélido desprecio a lo débil , a lo sofisticado y frágil del discurso universitario. Con su rigor militarista no llega a precisar qué pretende, qué quiere forjar en su joven compañero de trabajo, a quien trata como subalterno, sometiéndolo, reduciéndolo, gobernándolo ¿como a un incapaz? ¿cómo a un hijo? ¿Cómo a un sirviente? En la película los personajes posan en su inexpresividad, no se dilapidan gestos, se ahorran palabras; no se desbordan miradas, sólo los golpes y empujones al joven principiante delatarían un signo de ese algo que aunque flota en el hielo, no escarcha la mirada expectante de quien sigue los pasos de los personajes. No hay camaradería, no hay una convivencia en planos equitativos, no hay mayores ganas de efectuar reclamos…sólo instantes de ciertos reflejos de discreta ira, y el temor reverencial que da luces tenues, atravesando la bruma de los silencios habituales, para acercarse al otro, -al Otro- , para lanzarle un hilo, de la red que se niegan a tejer, así Serguei sea muy hábil pescando...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LEONDELPLATA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de diciembre de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La incomunicación y la soledad se hacen patentes en esta película rusa dónde los dos actores protagonistas apenas se dirigen unas palabras y la mayor parte de los diálogos se desarrollan a través de una radio y mediante códigos de mediciones.

El miedo que envuelve la incomunicación hace que los personajes se embarquen en dos viajes diferentes: mientras Grigoriy Dobrygin prefiere mantenerse ajeno a todo lo que ocurre en la estación climatológica y a las noticias que le llegan del exterior, Sergei Puskepalis lo hace de forma más física con una barcaza en busca de peces árticos.

El drama que vive cada uno de ellos se ve atenuado cuando encuentran un punto de conexión y comprenden y aceptan el destino de cada uno.

Crítica: Aunque la película es de metraje largo, no se te llega a hacer pesada porque se establece una atmósfera rara en la vida diaría de los personajes y una tensión que te incita a seguir con el visionado de la misma.
Wellington
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow