El mago

Si errar es humano, perdonar es divino. Eso dice uno de los personajes de este film en un momento dado. Como espectadores, podemos pasar por alto los errores de esta película mexicana del 49, siempre y cuando tengamos la suerte de volver a conectar el reproductor de vídeo y disfrutar de ese artista irrepetible que fue Mario Moreno "Cantinflas".

Y un Cantinflas en plenitud de sus facultades, bola de cristal incluida. Estamos en su etapa más entrañable, la de un pelado que se deja arrastrar por cuanto equívocos sucedan, siendo siempre un espectador privilegiado de la historia que se monta a su alrededor. Entre los guionistas, debe destacarse a Jaime Salvador, quien fue un nombre muy importante en esta etapa que consagró a la celebridad.

Don Mario se encuentra en la cumbre de su desparpajo hablando y con ese punto de anarquía que perdió en la fase de color, más catequizador a la hora de abordar sus proyectos. Aquí, no duda en burlarse de un faquir que presume de las jornadas que lleva sin beber o comer. "¿De qué parte de México me dijo que era, hermano?".

Ahí están los detalles que hacen a uno esbozar una sonrisa de complicidad ante este portento que creó un personaje único e irrepetible, algo solamente a la altura de Charlot, los Marx y unas pocas personas escogidas.

El auténtico mago tenía bigote.

Antes de que Mario Moreno se apoderase de Cantinflas y reconvirtiese el personaje en una plétora de buenos sentimientos, Cantinflas se apoderó de Mario Moreno. Y ofreció la mejor versión del cómico. Un pico de oro a la altura de Groucho Marx y una falta de respeto por todo y todos y una lívido sexual a la altura de Harpo. Eso lo podemos ver en las películas de los años cuarenta y algunas de los cincuenta. Puede que otros disfruten más con el más elaborado y medido Cantinflas de los sesenta y setenta, pero a ese le falta una frescura que el de "El mago" derrocha.
En la pelicula que nos ocupa hay chistes para todo y todos. Se ríe de su país, de la pobreza, de las élites, del hambre y del hombre. Sin embargo no es de sus mejores films. Fracasa en la síntesis, como solía ocurrir en la mayoría de sus films. Miguel M. Delgado, artesano fácilmente manipulado por Mario Moreno -que dirigía realmente en la sombra- hacía sus películas muy largas teniendo argumentos muy endebles. Hay películas de Cantinflas que superan las dos horas. Esta supera los 100 minutos con un argumento que no da para más de 70. En eso sí supieron otros cómicos actuar: menos es más. Las películas de los años 30 de los Marx apenas superan los 80 minutos, condensando en menos tiempo más humor. Y ganando con ello.

En todo caso en "El mago" van a encontrar un divertido Cantinflas en su mejor momento. Merece la pena aunque sea una obra menor.