Ejemplo concreto: entre una pléyade de actores en ebullición como la Ortega -o no-, surge una vieja gloria de los 90, Dermot Mulroney. Uno -si lleva cine visto- ya sabe que será el asesino. Porque si contratas un nombre es para usarlo, aunque ese nombre esté en horas bajas. Y claro... lo es. Pero lo es como si fuera un imbécil autómata, incluyendo un enfrentamiento final donde se enfrenta a su víctima desarmada... pero decide no usar su arma. Se puede hacer peor, pero ya entraría en el terreno de "Scary Movie".

Y poco mas, oigan, que no hay más tela que cortar. Esto es un bodrio en toda regla. Y esta saga cada vez se parece más a la de SAW, con un ilustre original enturbiado por su secuelas y destrozado por completo por sus reboots y secuelas tardías.

Ya no es una película Paramount, y se nos escamotea por eso el clásico encadenado del logo del estudio con el primer plano del film -ese honor le corresponde ahora directamente a Lucasfilm LTD-, y a partir de ahí llegan unos 25 minutos de prólogo bastante atractivo y conseguido con los estertores de la IIGM de fondo, para pasar después a un Indy en el día de su jubilación, viejo y hastiado, que acaba de perder a su hijo en la guerra de Vietnam y con ello su matrimonio con Marion. No acaban de funcionar todas las escenas que pretenden su retrato -los jóvenes ruidosos del apartamento de al lado- pero las que funcionan lo hacen estupendamente -el contraste entre los estudiantes rendidos al profesor de las primeras entregas frente al aburrimiento y la desidia imperante ahora en la clase del doctor Jones-.
Pero cuando aparecen los malos lo hacen bien: muerte, asesinatos, consecuencias. Le sigue a partir de ahí -como es usual en toda la saga- una concatenación de persecuciones y huídas hacia adelante de los héroes, destacando la galopada en metro y -por curiosa- la inmersión de buceo de la mano de nuestro Antonio Banderas. El resto están mas o menos vistas ya: tanto la de Tánger como la breve de Sicilia, pasando a territorio amistoso en esa Cueva de Dionisos que ofrece el típico momento-descubrimiento de cada película, aquí muy conseguido.

Y llega el tramo final, con el uso del Dial y el discutido desplazamiento temporal. Afortunado como McGuffin, pero algo fuera de lugar en sí mismo cuando vemos en pantalla el acoso a Siracusa o la propia figura de Arquímedes, que esta vez no funciona como sí lo hizo el anciano templario de la última cruzada.

Hasta aquí hay una película satisfactoria, bien llevada, más adulta y consciente de sí misma, pero que pierde la oportunidad de conseguir resultar redonda con Indy quedándose a vivir sus últimos días en ese lugar que tanto ama: La Historia.
En su lugar hay un prólogo postizo, con Marion (cameo) regresando para volver a iniciar una historia de amor que comenzó hace 42 años, y un sombrero tendido al sol que hace mutis por el foro.

...esta película es la peor de la nueva trilogía, repitiendo los mismos esquemas de Rocky III. En esta, Adonis Creed se ha acomodado, se dedica a hacer fotografías de modelo para Giorgio Armani (algo así hacía Rocky, pero con más gracia en su película), y un tipo grandote y malencarado le retaba en público a pelear (Mr. T), pero naturalmente la película también hablaba de conflictos familiares, como en esta... y uno de los personajes principales, el viejo entrenador Mikey moría. Aquí también fallece un personaje principal, la vieja madre de Adonis.

Lo que han hecho es mezclar cosas de Rocky III, y alguna incluso de la IV, de la que replican alguna escena concreta del entrenamiento. Pero aquí no suena el Gonna Fly Now para que se nos pongan los pelos como escarpias. Y se nota.

En fin, como en Creed II ya se inspiraron en Rocky IV, espero que para Credd 4 no se inspiren en Rocky 5....

Hulk apaleando de un lado a otro al hermano de Thor que no me acuerdo ni como se llamaba? Está aquí.
Todos los pueblos de la galaxia uniéndose en el último momento contra el Imperio en el Episodio IX? Está aquí.
Bruce Campbell clonándose sin fin y peleándose consigo mismos con sus yo? Está aquí.

Y no sigo porque no les quiero aburrir, oigan. Ya lo hace la película por sí misma.