CBGB

La historia que hay aquí es bastante interesante. Es la vida, nada más y nada menos, de uno de los lugares que más fomentó la vida del rock y del punk desde lo años ochenta, el funambulesco bar CBGB de New York.
Alan Rickman protagonizó aquí un filme que, a pesar del asunto que iba a tratar, se quedó a gatas para brindarnos una historia más atractiva con una trama mucho más punzante. Él es Hilly Kristal, el hombre que quiso hacer de ese pequeño espacio de la ciudad un sitio para la música. ¡Y vaya si lo logró! Más de cincuenta mil bandas y solistas pasaron por la pequeña tarima en un trayecto de treinta y tres años (1973 - 2006). La noche de cierre, un 15 de octubre de 2006, Patti Smith acompañó la clausura de un lugar emblemático para constituir las bandas sonoras de muchos melómanos del planeta.
El filme se detiene en la exploración de lo que fue el inicio de este lugar y cómo salió a flote gracias a la perseverancia de Hilly Kristal. Se pueden apreciar allí lo que fueron los inicios de las carreras de Ramones, Talking Head, Blondie, The Dead Boys, The Police. Y de hecho un quisiera que la sola mención de este grandes músicos hace que la película sea muy buena, pero, la mención de estos músicos solo logró que amaramos más la historia del rock and roll.

Sí, está Alan Rickman (dos puntos de la película son por él solamente). Está Rupert Grint. Está la siempre muy interesante Malin Akerman en la piel de Deborah Harry. Hay buena música. La intención es apreciable.
Pero CBGB es aburrida. Sin más. Y contra eso poco se puede hacer. No tiene historia, no tiene profundización en los personajes y no emociona ni fascina ni crea ningún interés por conocer la historia de este famoso club neoyorquino.
No perdçais el tiempo.

Lo mejor: Alan Rickman y la música
Lo peor: Lo pesada que es

Yo (también) prefiero a Rachmaninov, la duda ofende.
Una visión muy bob pop del punk, de amable pocholada guardería, es una forma de verlo quizás la más cercana y acertada de entre todas, críos, nenes, criaturitas, bebés, mascotas, sonajeros, papilla, chupetes, berridos, gritar para que tú mamá te de teta leche, andar a gatas y todo el día estar tirado por el suelo, no saber/poder hablar/pensar etcétera, dependiente, de todo, casi ni humanos, proyecto a lo sumo, si hay (mucha) suerte, estado preevolutivo de la especie o simplemente potencial, jamás como acto, no da peras el olmo. Música. Contracultura. Paura.
Bueno, es simpática, no le mires el diente de oro, no se toma muy en serio (ni a sí misma ni a nada, gracias) a pesar de intentarlo de veras, de querer ser formularia, graciosa, impactante, desenfreno, brava vida en vena, a las duras y a las maduras, y nada, vano intento, es una chufla que se desinfla, vacía, estupendamente tonta.
Cagadas, el dinero no importa, nada importa, solo pasar el rato, matar el día, agonía, ruido y poca furia, más mugre.
Ellos son parodias, memes, artefactos, cabestros, cenutrios, juguetes, analfabetos, poco más o menos, hologramas, tu cara me suena, concurso de la tele (Televisión), los Ramones, teletubis, te partes los feos/pobres y Debbie está/estaba to güena, sí futuro.
Y al final se quieren mucho como en las mejores familias, todos, en volandas, de homenaje en homenaje hasta la final/sepultura total, aquellos maravillosos años, quién los pillara, quién fuera un bate de béisbol una cuchara, unas maracas, una navaja, una motosierra, una guitarra, para destrozarla, una tómbola, la tamborrada, de Calanda, sonotone, audífono, del silencio los sonidos.

Para los que nos gusta la música rock, es una película muy interesante y divertida. Buenas interpretaciones y es muy buena su banda sonora con temas de grupos de los setenta de gente como Lou Reed, Television, Johnny Thunders, Ramones, The Dead Boys, Blondie, Mink De Vile,... CBGB fue un local mítico para la música rock y es un homenaje a quien lo fundó.

La película es realmente un biopic de Hilly Kristal, el dueño del mítico CBGB, que se centra en los primeros años de vida del legendario club. La excéntrica personalidad y forma de vida de este personaje nos regala una historia plagada de anécdotas que, para el que le interese lo que estaba ocurriendo en el CBGB en aquella época le resultará interesante además de entretenida. Los que no están interesados en las raíces del movimiento Punk ni en la historia del bar, podrán disfrutar de la historia de un hombre que quería abrir un club de música country y terminó siendo, sin quererlo ni buscarlo, el padrino del movimiento Punk. Las personas que conecten con el personaje, a los que les divierta o aprueben su terco carácter, pasota hasta llegar a ser irritante por momentos, pasarán un buen rato. Es una película cálida, tranquila y humana que se pasea por el gueto sin victimizar a nadie.

La he puesto un diez porque me lo he pasado genial y en mi opinión la película cumple con todos sus objetivos perfectamente. No es pretenciosa, documenta unos hechos y una época que a mi me interesan particularmente, y lo hace de una manera enormemente entretenida. Gracias por esta pequeña joya. Hay historias sencillas que merecen ser bien contadas