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Viva la clase media

Comedia. Drama Drama basado en la vida real de un grupo de personas de clase media y afiliadas al Partido Comunista de España, que estuvieron involucradas en actividades políticas clandestinas durante los años 60. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2011
26 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una crítica de cine cabe de todo, porque el cine es la vida y, a veces, puede ser más interesante e importante. Este film ejemplifica perfectamente como la Partitocracia parida en la Transición, con los acuerdos de la Moncloa y el esperpento constitucional del 78, sabía que su auténtico enemigo no eran los franquistas, sino la sociedad civil salida de la dictadura que era la que, tomando la calle a base de octavillas, pedía la democracia. Los clandestinos "oficiales", Isidoro y compañía, que no Vladimiro (José Luis Garci personaje), traicionaron las aspiraciones civiles, pactando con los franquistas a cambio de los despachos con moqueta y coche oficial. De haber prevalecido el sistema electoral inglés, hoy en día se habrían evitado las listas cerradas y el plegamiento total del legislativo al ejecutivo, lo que con gran probabilidad habría reforzado a la sociedad civil.

Finalmente prevaleció el sistema proporcional, la monarquía parlamentaria y la España de las autonomías, porque beneficiaba a la partitocracia y significaba pérdida total de influencia en política de la sociedad civil, que era reducida a un simple convidado de piedra, condenada a ratificar lo que la plutocracia de la banca y los partidos decidieran. Hay que ver el paisaje completo para captar la idea política subyacente, pues el exterminio industrial, la sucesivas reformas educativas, el Estado usado por los políticos como instrumento económico para crear lobbies y oligopolios privados no han tenido otro fin que cargarse la independencia del enemigo número uno de la partitocracia, que es la sociedad civil, corrompiéndola en lo ecónomico, confundiéndola en lo moral y acabando con su orgullo profesional, convirtiendo la educación en un estercolero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
astimegoesby
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1 de septiembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las amistades entre González Sinde y José Luis Garci son sobradamente conocidas y sus trabajos conjuntos forman parte de la historia del cine de la transición en la década de los setenta con películas que están en la mente de todos. Para algunos, entre los que me cuento, nos parece un cine testimonial aceptable, y para otros quizás se hayan quedado un tanto anticuado por los asuntos importantes para aquella generación de españoles de clase media, hoy afortunadamente superados. No se trata de una sátira política, más bien es la crónica nostálgica de unos sueños y expectativas que con el tiempo se fueron diluyendo en la memoria y el olvido, en cierto modo, un homenaje a aquellos modestos militantes de unas ideas demasiado ingenuas para convertirse en realidad. Unos jóvenes inquietos y el fondo soñadores de causas justas.

Con un cierto tono de “sainete cariñoso y amable”, en palabras textuales de su director, el cual había vivido en la clandestinidad algunas de las peripecias que aparecen en el film, por su declarada militancia, se trata de una comedia agridulce con situaciones entrañables, citas cinéfilas habitales en Garci y un discurso político, más intuido que explicitado, de rebeldía romántica y evocadora, “Viva la clase media” nos traslada a principios de los sesenta. La vida cotidiana y habitual de un grupo de jóvenes militantes de la izquierda política (una pequeña célula comunista), y su vidas clandestinas luchando desde la modestia por la libertad. La propaganda subversiva, la multicopista, las octavillas clandestinas, las carreras delante de los grises (la policía armada), en manifestaciones ilegales defendiendo la libertad y la democracia.

Excelente reparto de actores carismáticos para el cine de González Sinde y Garci, encabezado por un gran Emilio Gutiérrez Caba que es el propio “alter ego” del director. Película sin grandes pretensiones artísticas, tiene reminiscencias de la comedia italiana de los sesenta, un costumbrismo amargo y desencantado, la música de Federico Chueca le otorga un carácter especial de un Madrid castizo, así como “El cant dels Ocells”, una bella melodía del violonchelo que el maestro Pau Casals compuso y que le otorga al film un aire poético y recuerdo nostálgico. Finalmente, me quedo con dos frases lapidarias: “La puntualidad es una norma fundamental en la clandestinidad” y esta otra, “Seguir contando chistes de Franco, no es la solución”. Da buena cuenta del tono de la propuesta.
Antonio Morales
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2 de septiembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de grandes virtudes, entre las cuales no destacan por cierto las dotes interpretativas de José Luis Garci, y un tanto peculiar desde el punto de vista ideológico. Pareciera como si más que evocar la lucha del Partido Comunista contra la tiranía franquista se quisiera, desde la autocomplacencia nostálgica, resaltar el protagonismo de unas difusas “clases medias” (¡vaya usted a saber qué demonios es eso!) en el seno de dicha organización y de la lucha antifranquista, frente al oscuro papel de la supuesta clase obrera que, como dicen en el filme, sólo sueña con un futuro bienestar material desdeñando la batalla política. Más allá de la falsedad que encierra esta visión del combate político antifranquista, parece que, a la vista de la trayectoria personal de Garci, a los dirigentes del partido que aparecen en pantalla no les faltaba razón al desconfiar de esos pequeño-burgueses, que de comunistas no tenían mucho, y que llenaron los archivadores del PCE con sus fichas de afiliación desdibujando el perfil marxista y obrero del mismo y empujándolo hacia la socialdemocracia pro-capitalista. Pero más allá de los perfiles ideológicos “Viva la clase media” resulta un retrato muy atinado de ese tipo de militante, de sus anhelos y sus miedos, de sus motivaciones y sus orígenes sociológicos, así como un reflejo nítido de la represión fría y eficaz del régimen de Patascortas. A destacar la “declaración de amor” que María Casanova (esta sí, perteneciente al parecer a las clases bajas; su personaje, claro está), le hace a Garci; declaración no exenta además de una crítica (en este caso autocrítica) hacia la soberbia intelectual de esa clase media frente a los proletarios “ignorantes”; y la espléndida actuación de Emilio Gutiérrez Caba en la escena de la declaración ante el juez: pone los pelos de punta; trabajo interpretativo que encuentra su perfecto contrapunto en el de Enriqueta Carballeira.
jokinr
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25 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apología nostálgica mitológica de los años en la lucha, en el Partido, con mayúsculas. Primeros sesenta, años de cambio, de esperanza, de pequeñas revueltas, de cierta apertura y relajo.
Podría haber sido carne de tópico y cursilería, de autobombo y gesta heroica. Y lo es solo de pasada. Ya que acierta en el tono, mucho, casi como sorpresa inesperada y regalo sonado.
Contada en sordina, en voz baja, con bastante gusto y buena educación, es un prodigio de economía narrativa y saber hacer formal, una delicia visual y un jugoso entretenimiento. Tantas virtudes humildes y atributos generosos para hablarnos del lado débil, no muy llamativo ni rimbombante, de la "resistencia", ese sector campechano que procedía de la parte supuestamente reaccionaria de la sociedad y que apenas contaba, los pequeños comerciantes y empresarios, los no proletarios o parias del pueblo.
Buena definición de personajes, sutil y gradual, escalonada y muy interesante. Los dos protagonistas como agentes comerciales, uno tarambana y diletante (Garci-Vladimiro. Callado no está mal, bien; su voz imposible, nasal y acelerada, hacia dentro, hace polvo su interpretación), el otro es más responsable y convencional (Caba está correcto); más la chica de origen humilde (la Casanova está estupenda), el de la Renault y el lechero (jefe y héroe verdadero) forman el grupo de los cinco magníficos. Se centran más en Emilio y su familia (fabulosa la madre) y algo menos en Garci (de pensión entrañable), el resto queda un tanto en la sombra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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2 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Modesta peli escrita por Garci y dirigida por su amigo González Sinde. Trata de la propaganda clandestina de una célula comunista en el Madrid de principios de los años sesenta. Con sus más y sus menos y con un final no demasiado lucido. Lo mejor es el episodio del proyectado reparto de octavillas en el partido Real Madrid Manchester.
Se deja ver, gracias a un Emilio Gutiérrez Caba siempre tan buen actor. Garci, que también sale, y recuerda demasiado a Garci, con sus constantes referencias culturales.Muy bien también Irene Gutiérrez Caba.
Lo bueno: ver una vez más el Madrid de aquellos años y oír la maravillosa música de Chueca. La película gana mucho con esa banda sonora.
yoparam
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