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T-34

Bélico. Acción En 1944, un valiente grupo de soldados rusos logra escapar de sus captores alemanes en un tanque T-34 medio destruido.
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2019
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí hay muy buenas escenas de acción bélica en una catarata de chovinisimo. Para quienes gustamos del género bélico he aquí una película muy entretenida, bien hecha, con acción sin pausas y, al igual que las producciones yanquis sobre la II Guerra Mundial, un medio de propaganda patriótico pero de signo contario. Teniendo en claro esto último y si uno está buscando puro entretenimiento, en esta producción rusa se encontrará con excelentes efectos visuales, muy buena reconstrucción de época, fotografía luminosa, música acorde a la trama, un elenco desparejo pero en general creíble, pero para ello hay que estar dispuesto a ser benévolo con la historia y su credibilidad.

Hay que tener en cuenta que las partes habladas en alemán aquí se presentan como todas las producciones extranjeras en Rusia, sobre el diálogo original (sin bajar su volumen) se superpone una especie de doblaje al ruso que al principio desconcierta un poco, pero todo es bastante comprensible por la subtitulación al español.

Si no estás buscando una obra maestra y tienes ganas de pasar un buen rato me permito recomendarla
Atilio
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30 de diciembre de 2019
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que a parte de catalogarla como bélica, también podríamos definiría como fantástica o de aventuras. Como puede un grupo de prisioneros escaparse con un tanque soviético en medio de Alemania y llegar a la frontera de Checoslovaquia, sin ser descubiertos? Por otra parte es entretenida, buena fotografía, fidelidad en los uniformes militares, vistas de dron de los tanques, buenos efectos especiales. Entretenida.
Racsos
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30 de marzo de 2019
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
T-34 es una notable película rusa que retrata el escape de algunos soldados del ejercito rojo prisioneros en los campos de concentración nazis. El protagonista principal de la historia es el famoso tanque T-34, con el cual los prisioneros se abren camino por los territorios alemanes, mismo tanque que hoy en día es conocido en la historia por estar presente en el triunfo del ejercito rojo en la segunda guerra mundial.

El guión es bueno a pesar de que algunos diálogos no sean aprovechados del todo, las actuaciones son aceptables y la fotografía es buena y acorde con el intento de recrear la atmósfera de la segunda guerra mundial.

La recomiendo al que guste del cine fuera de los estándares impuestos por Hollywood y más cuando se trata de recrear hechos históricos.
DUVAN
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20 de febrero de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
T-34 se trata de una película que arrasó en taquilla en su país de origen, Rusia, colocándose en un TOP-3 de películas más vistas en toda la Historia del cine de dicho país. Con una producción magnífica, diseño impecable y un reparto de estrellas rusas en las que destaca el omnipresente Aleksander Petrov, la película resulta un espectáculo pirotécnico tan entretenido como carente de profundidad. Una película que podría colar perfectamente como la adaptación del videojuego World of Tanks, por lo estúpida que es.

La película arrasó en su momento en taquilla, llegando a convertirse no solo en una de las más vista en el 2018, sino en toda la historia rusa. Actualmente, en febrero de 2020, la película se encuentra en el top 3 de películas más taquilleras de toda la historia de Rusia (sin contar obviamente la URSS), llegando a recaudar más de 33 millones de dólares en todo el país (tengamos en cuenta la devaluación actual del rublo). Sí bien el público respondió favorablemente a la película, no se puede decir lo mismo de la crítica, que no la acogió de manera tan ferviente.

Podríamos citar a Anton Dolin, uno de los críticos que más prestigio tienen en Rusia, cercano a posturas ideológicas contrarias a la Rusia de Putin (no en vano escribe en uno de los pocos periódicos auténticamente opositores, Medusa) y que ha visto en la película un entretenimiento bien conseguido, a pesar de la escasa profundidad ideológica de la película. Dolin también celebra que la película carezca de propaganda.  En Kinopoisk nos encontramos con un resultado de 55 críticas positivas y 51 negativas. Una mezcla de críticas variadas.

A diferencia de otras películas bélicas rusas, especialmente la mayoría que se realizaron en la primera década del siglo XXI, T-34 es una película que puede mirar de tú a tú a cualquiera película realizada como superproducción en Hollywood. La factura es impresionante. La película dispone de medios, y a pesar de que el propio argumento de la película limita de manera inteligente la capacidad logística de la guerra (siempre es un despliegue de tanques a escala menor, de 1vs1), siempre da la sensación de una sumersión total, en cuanto a referencias históricas se refiere. 

omentado todo lo anterior, lo cierto es que nos encontramos ante una película que no deja de ser un reflejo de lo que pretende mostrar la actual Rusia en su visión simplista de la guerra. Al querer contentar a todo tipo de público ruso (tanto defensores como detractores del papel de la URSS y de Stalin en la Segunda guerra mundial) la película ha dejado cualquier ideología y mensaje de lado, para dedicarse simplemente a mostrar secuencias de acción. Esto conlleva cosas positivas y negativas:

Por un lado, nos ahorramos la patriotería barata, que en lugar de un mensaje profundo es lo que últimamente nos han dejado las películas rusas más taquilleras del género bélico, pongamos por ejemplo Los 28 hombres de Panfilov (2016). En T-34 más que algún gesto totalmente vacío no hay tiempo para ello. Ni siquiera la película se detiene a contarnos la miseria de nuestros personajes mientras viven en el campo de concentración. Otra vez, no hay tiempo para ello. En contraposición, nos ofrece acción. Adrenalítica, al más puro estilo Hardcore Henry.

Por otro, nos encontramos ante una película que es estúpida se mire por donde se mire. O por lo menos, podría decirse que solo puede llegar a disfrutarse si tenemos en cuenta que la película se ajusta totalmente al género de acción y que roza el fantástico. El guión no tiene ningún sentido: Es imposible que un grupo de prisioneros de un campo de concentración tenga la más mínima posibilidad de salir de la manera en la que escapan. Es imposible que además, se de un combate como el que se da en el final de la película, que repetimos, parece más un videojuego que una película bélica.

Los personajes son planos, y no existe ninguna motivación en ellos más allá de seguir luchando. Incluso se llega a meter una subtrama romántica entre el personaje que interpreta Aleksander Petrov y una traductora prisionera del campo de concentración, interpretada por. Irina Starshenbaum, que no encaja para nada con el resto de la película.

Siguiendo con lo comentado anteriormente, hay algún que otro gesto que ha sido señalado y duramente criticado. Por ejemplo, el final de la película, donde finalmente, el enemigo nazi, justo antes de morir, da la mano en señal de camadarería con el personaje principal de la película. Algunos críticos han visto este gesto como una traición a los combatientes muertos en el campo de batalla. Más que un gesto totalmente absurdo, lo que parece evidente es que desde el momento de producción ya pensaron en la posible exportación del filme a otros mercados, así que probablemente lo mejor era no enfadar a uno de estos hipotéticos mercados.

Conclusión

Estamos ante la típica película que de ser americana habría triunfado y arrasado en taquilla. Para el espectador amante del cine de acción se trata de una cinta indispensable. Para el cinéfilo que busque una película más profunda, mejor que se vaya a los clásicos soviéticos de la Segunda guerra mundial.

Crítica escrita para https://cinemagavia.es/
Kyrios
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10 de junio de 2020
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “T-34” (Rusia, 2018), bajo la dirección y guion de Aleksei Sidorov [1968-], quien cuenta con una modesta carrera en el cine, y que ahora incursiona con este filme en el género bélico, sin mucho éxito en lo artístico, pero mucho en lo político (pues se aprovecha del discurso patriótico tan exaltado hoy día por la dirigencia política rusa) y lo comercial (ha sido, hasta el momento, la segunda película más taquillera en su país). El reparto está integrado por Alexander Petrov, Vinzenz Kiefer, Viktor Dobronravov e Irina Starshenbaum, entre otros. La cinta narra las peripecias de un grupo de prisioneros rusos durante la Segunda Guerra Mundial que logran escapar de sus captores nazis en un tanque T-34. Ahora bien, la película, claramente, es un negocio que centra su emprendimiento en apelar al nacionalismo ruso mostrando a un imparable grupo de soldados rusos que, si hubieran querido, habrían destruido por sí solo el Tercer Reich.
Estéticamente los efectos visuales son tan desproporcionados que más que una obra bélica parece un videojuego. Claro está que algunos méritos tienen las escenas bélicas de los primeros momentos, pero luego, las del escape son, sencillamente, ridículas.
Además, no podía funcionar la apuesta de negocio sin un romance de por medio, como si esto estuviese en el orden del día de un campo de prisioneros nazi. Pero ni siquiera se toman el esfuerzo de plantear un romance dramático, pues el amor florece de forma tan sencilla, para el filme, como lo es destruir media docena de tanques alemanes con muy poca munición y teniendo todo en contra.
Agrego que hay demasiados vacíos entre las escenas. No hay desenlaces coherentes que le den credibilidad a la narración y esto tiene una explicación sencilla: no era necesaria para la apuesta política y comercial que hay detrás. VER SPOILER. En fin, la narración poco importa; la apuesta era captar aplausos (y dinero) con las imágenes del mítico tanque T-34 destruyendo, como si nada, tanques nazis Pantera, con un insípido romance de por medio. Los vacíos son tales que, en ciertos momentos de la cinta, sentí que estaba ante la versión rusa de esas cintas gringas de la Guerra Fría, de bajo presupuesto, donde un soldado yanqui con seis balas y dos granadas destruía un batallón entero de comunistas.
Remato con esta perla: la cinta no narra lo que un historiador sabe que habría sido el destino de esos prisioneros que escaparon: el Gulag. Sí, los pocos prisioneros sobrevivientes fueron tratados, en su gran mayoría, como traidores a la Madre Rusia y a Stalin.
Pero no hablemos más de una película que no merece más que lo acabado de decir. Que el cine pueda ser negocio no es ningún problema; antes bien, esto garantizaría de cierta manera la continuidad de un arte que es muy costoso en su realización. Pero lo que sí me parece decente es que ofrezca algo más que la típica apuesta de negocio: un héroe que puede contra todo el mundo con muy pocos recursos y que se queda con la chica linda del baile. No pensemos siquiera en el machismo que hay detrás de líneas argumentales como esta, ni en el círculo vicioso de fundarse y alentar un nacionalismo que, siempre, es peligroso, pues a fin de cuentas las naciones son inventos políticos y en nombre de ellas se ha matado tanto o más gente que en nombre de la religión.
Quiero centrarme, eso sí, en dos aspectos. El primero, es el merecido tributo que debería darse a los que vivieron la guerra, el que se daría al tratar con respeto el drama y la tragedia (que no son lo mismo) de la guerra; y el segundo, es el deber estético de ofrecer un producto que cumpla con la regla de oro para un espectador que ama al cine: credibilidad. Veamos.
Frente al primer punto, la guerra es, ante todo, un drama y una tragedia que padecen especialmente los que están en los primeros escalones de esa pirámide mortal. Ese carácter dramático y trágico que padecieron seres humanos termina siendo un límite ético en la forma como debería narrarse la guerra por parte del cine, por lo que este debe intentar reflejarlos en las escenas, con credibilidad claro está, para generar la empatía que exige un espectador precavido.
Frente al segundo punto, la guerra, como cualquier otra historia, debe ser creíble y coherente al espectador, lo que supone que corresponda con los presaberes del auditorio, que haya una conexión interna sólida en lo narrado y que los desenlaces que dan impulso a la historia sean convincentes y claros. Además, uno de los elementos de dicha credibilidad está justo en que se pueda retratar el miedo, la angustia, el dolor, etc., que siente un soldado o un civil en un conflicto como ese.
Esta cinta, entonces, queda en el listado de las obras para ver como ejemplos negativos de lo que no debe ser el cine bélico; es decir, de una cinta que no respeta la memoria de los que padecieron la guerra, que no logra cohesión interna y que no contribuye a un género que, poco a poco, se desvanece por sus altos costos. Estamos pues ante una apuesta comercial y política, pero no ante una obra cinematográfica en sentido estricto. 2020-06-09.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Andres Botero
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