El diario de los muertos

Un año esperando esta película, tenía muchas expectativas, aunque ya el trailer no anticipaba nada bueno. Que me gusten las películas de zombies, de hecho soy fanático, no significa que deba ponerme una venda en los ojos porque aparece un nombre como el de Romero en los créditos. No entiendo por qué la gente tiende a encontrarle todo bueno a ciertos personajes, un par de ejemplos aparte del que nos ocupa hoy: John Carpenter y Woody Allen. Me imagino que es simple esnobismo.
La historia de este filme es bastante simple, vale decir, el guión no es nada espectacular (ni nada novedoso), por lo menos mantiene cierto interés, pero se cae en todos los tópicos de las películas de Romero. La gente encerrada, los militares malos, la banda de inadaptados (por cierto, el jefe de la pandilla tenía más corazón que mi abuelita), el virus desconocido, los cazadores de zombies sin compasión, se vuelve al mismo tema de que los malos son los hombres y no los zombies, la verdad que explotar la misma fórmula después de 40 años me parece por lo menos reprochable. Pero la gran falencia de este filme no es el guión, sino los personajes y actores. Los personajes son irrisorios y los actores patéticos, ojo con la chica protagonista y el viejo del whisky, una sobresale por lo mal actriz que es (hay que escucharle los discursos en inglés, por cierto, no estoy de acuerdo de que opinen sobre actuaciones quienes ven las películas dobladas) y el otro porque realmente da risa, muy malo también (ni hablar del tipo disfrazado de momia y su persecución de la rubia, digno de sketch de Chaplin). Hay ciertos diálogos que pretenden ser profundos y críticos, pero se quedan en versos baratos en boca de estudiantes huecos por donde se los mire. El trabajo de cámara no es para nada realista, nunca te da la sensación de que es una película casual lo que estás viendo, en ese aspecto REC, Redapted y Cloverfield son muy superiores, y qué diablos, en todo aspecto son inmensamente superiores. Romero debió jubilarse después de la mediocre Land of the Dead, porque este Diario de los Muertos no da miedo, da risa.

Recapitulemos: George A. Romero, un tipo muy listo que esconde bajo sus cintas de zombies un mensaje político bastante claro, que critica a todo cristo camuflándolo en tramas a priori utópicas pero con un alto contenido que busca remover mierda. "Diary of the Dead", quinta película de su saga de zombies, vuelve a intentar repetir esta tendencia. Pero la caga. Y lo hace por que parece una cinta rodada por un tipo amateur y no por él, por que tiene fallos de novatillo y se equivoca en lo que nunca le había pasado.

Montones de incoherencias, como que los zombies pasen al lado del cámara y no le ataquen nunca -en cambio a las personas que están a su lado, si-, que toda la película sea cámara en mano y la grabación sea profesional en lugar de improvisada, como ocurría con la magnífica [REC] e incluso la apestosa "El proyecto de la Bruja de Blair". O que la historia tenga agujeros. Esto en realidad es lo de menos. Lo peor es que la cinta no causa tensión ni causa apenas sustos.

Y yo, ciertamente, lo echo de menos. Me acojoné con "La noche de los muertos vivientes", una cinta tremendamente opresiva, al igual que la fallida "Zombi", que al menos contaba con una grandiosa ambientación. "El día de los muertos" tiene un tramo final que probablemente sea de lo más terrorífico filmado en el género, y "La tierra de los muertos" era un bodrio. Ok: "Diary of the Dead" no tiene nada. Y no me sirve el pretexto de que Romero quería crear una parodia. Eso lo hace 2-3 veces de forma decente, pero nada más.

La película es totalmente reiterativa, continuamente nos cuentan como el grupo va a una localización, son atacados por algún zombie, muere alguno de los chavales y vuelven a moverse. El ciclo se reinicia y así hasta el final. Parecen Willy Fog y sus amigos. Así, en total, la cinta me produce total indiferencia: no provoca nauseas, pero tampoco ninguna otra sensación. Una de esas que se olvidan en dos días, pese a contar con un secundario grandioso: Samuel, el mudito. Mi nuevo héroe. Si queréis una buena peli de zombies, buscad en otro sitio. En España mismamente: [REC] es la solución.

Que esta película te guste o no, no va a depender de su calidad técnica o sus virtudes estéticas. Ni siquiera de la coherencia o verisimilitud de su guión. En gran medida, el resultado que esta pieza de gore te cause estará condicionado por el aguante que consideres tener ante una nueva repetición del mismo tema, con todos sus tópicos y típicos.

Papá Romero, tras producir y guionizar la nueva y brillante versión de su Dawn of the Dead, y ulteriormente volver a la carga con La Tierra de los Muertos, arremete con una nueva producción de zombies hambrientos de carne humana. Un punto de arranque conocido hasta la saciedad por todo cinéfago y que supone a la vez el punto fuerte y débil de esta obra. Me explico: si te va el rollo zombie y eres de aquellos nictófilos que se tragan a las tantas de la madrugada cualquier proyección casposa de muertos vivientes sin protestar, esta película te gustará como para aprobarla. Buenos fx sangrientos, zombies torpones, caos postapocalíptico, pesimismo made in Romero, algo de moraleja política y un extenso etcétera de consabidos tópicos. Solo una cámara documental que suple al objetivo fijo intenta modernizar la cosa, en mi opinión, sin mucho éxito.

Pero todas estas características que al fiel seguidor complacerán hasta cierta medida son también el arma sin herrumbre del film. Y es que otro gran sector de los espectadores se sentirá estafado ante otra obra más de muertos caníbales, por mucho que sea George A. Romero quien se pone tras el objetivo y firma el guion. El pretexto de cámara documental, sin acabado profesional, no bastará para que esta obra se salve y, con seguridad, levantará irritabilidad entre muchos que la llegarán a tildar, seguramente, de fraude, imitación barata u oportunismo.

Mucho se ha rodado sobre difuntos que regresan a la vida para cometer tropelías antropófagas. Desde que en el año 68 La Noche de los Muertos Vivientes (de cuyos negativos se guarda copia en el Museo de Arte Moderno de New York) abriera el camino, cientos de cintas lo han seguido con mejores o peores resultados. Esta no va a ser la última, sin duda, ni tampoco la mejor. Pero habiendo visto decenas de ellas, en la soledad selénica o en la compañía de colegas descerebrados, hay que reconocer que esta no está tan mal. Solo hay que ver alguna de Fulci o Schnass para comprobarlo (me perdonen ambos autores, por favor, y quede claro que Fulci me encanta).
En fin, que nuevamente nos vemos en el brete de la subjetividad de cada cual como criterio y la imposibilidad de emitir juicios categóricos sobre una peli que te agradará solo si eres un irreductible del terror, el gore y, principalmente, los zombies. Obviamente, yo lo soy y de ahí mi seis para una película que no será del gusto de todos. ¡Advertidos estáis amigos!

Una vez más tenemos que realizar una crítica en contra de la mayoría de las que aparecen en las posiciones de cabecera. Y una vez más que no entiendo que le puede ver la gente a esta cinta, porque graciosa no es, y miedo tampoco da, entonces, ¿qué es?
La historia, un grupo de universitarios descerebrados (ríanse ustedes de los “Scream”, “Se lo que hicisteis…” y demás) se ponen a rodar una cutre cinta de terror, mal comienza la cosa. En esto que en lugar de tomarse unas birras en el catering, se ponen a escuchar la radio (y luego descubrimos que tienen TV, pero mejor la radio que es más "gráfica").
Y en la radio dicen que el mundo se ha vuelto loco, los muertos se levantan, y bla, bla, bla, lo que ya conocen de sobra cualquier persona que haya visto cualquier cinta "zombi". Y como se aburren, pues nada vámonos de juerga con la camioneta, porque de algo hay que llenar la hora y pico de sufrimiento (del espectador se entiende)
Además la cinta esta rodaba en plan cámara en mano, pero de una manera que uno piensa, ¿el director esta ebrio? Nadie en su sano juicio puede rodar un despropósito de tales proporciones, no hay hilo conductor, ni guión, ni los planos están planificados, ni parece existir un “storyboard” donde a cada uno se le explica lo que debe hacer, ni actores (bueno, los hay, pero hubiera sido mejor coger a unos universitarios).
Mala, mala, mala.

Cuando a raíz de su anterior trabajo (“La tierra de los muertos vivientes”, 2005) tuve los arrestos de afirmar que Romero se estaba quedando sin ideas… la cagué. Lo reconozco. En aquellos momentos pensé, con toda franqueza, que el género zombie estaba dando sus últimos coletazos. Que estaba definitivamente agotado. Que una nueva vuelta de tuerca a esas alturas iba a resultar poco menos que imposible.

“El diario de los muertos”, sin embargo, me ha constatado que a Romero aún le queda cuerda para rato. Fundamentalmente porque, desde su ya mítica “La noche de los muertos vivientes”, el rey de los zombies siempre ha sido capaz de reinventar y actualizar su discurso para adaptarlo a los nuevos tiempos. En este caso, no sólo haciendo especial hincapié en el trascendental papel de internet como fuente de comunicación inmediata sino agregándole a su peli, además, un trasfondo filosófico-existencial (“los muertos no son ellos, somos nosotros”) absolutamente acojonante. Y nunca mejor dicho.

Seis trabajadas estrellitas, pues, para una peli que constata que el subgénero zombie goza aún de un envidiable estado de salud y que —al margen de la proporción de látex, sangre y casquería empleadas— sigue teniendo mucho, pero que mucho, que decir.