Tres estaciones

Ya desde las primeras escenas las imágenes nos llenan por completo, un lago salpicado de flores de loto, pequeñas barcas con mujeres recolectándolas, una pagoda.....típicas escenas vietnamitas que nos transportan más allá, a otro mundo, que sin embargo es muy real.

Distintas historias se entrecruzan en lo que podría ser el actual Hanoi, con sus miles de bicicletas, motos, las calles repletas de gente y de lluvia, lluvia continua, lluvia al atardecer y al anochecer que contrasta con el calor supremo que inunda las horas de sol.

Personajes sumidos en situaciones duras, en existencias monótonas, pero que luchan por darle un poco de sentido a sus vidas.

Al final una pequeña sonrisa se despierta en sus rostros.....

Un cine verdaderamente recomendable, delicado y suave, impactante en sus imágenes, en sus silencios, en los gestos de los que hacen esta pequeña historia, en la pobreza y sobre todo, en la esperanza, de que aunque sea mínimamente, las cosas pueden mejorar.

Película coral de cuatro pequeñas y un tanto agridulces historias entrecruzadas, una magnífica fotografia y una cámara que se desplaza lentamente para acerarse a los personajes y sus historias en un Vietnam deprimido. Y como suele pasar en el buen cine oriental hablan más las imagénes que los personajes

Cine contemplativo, que habla con las imágenes; que logra lo que pretende, mostrar fuera de todo tabú y desinformación a la Vietnam de posguerra; reflejando impactantes retratos de este exótico país, la belleza natural que lo rodea, su constante lluvia, su cultura, sus carencias e idiosincrasia.
La historia se desarrolla en una típica ciudad Vietnamita, donde la vida de un viejo poeta leproso, su joven ayudante recolectora de flores de loto, una prostituta, un ciclo taxista enamorado de ésta, un niño de la calle y un soldado misterioso entrecruzan sus vidas en busca de amor, aprendizaje, compresión y consuelo.
Con el típico sello del cine oriental, Las Tres Estaciones de Tony Bui, es sin duda una película mayúscula, al apegarse a la realidad sin pretensiones, donde la fotografía y el manejo de cámara te atrapan, respaldado por la honestidad en el desarrollo de sus historias.

El hermoso silencio de los lotos vietnamitas contemplan el devenir de los días mientras van confluyendo diversas historias de seres que luchan contra sus desdichas diarias intentando encontar el horizonte de su vida.
La recolectora de lotos auxilia al poeta leproso en su quehacer literario pues la enfermedad le ha impedido redactar, el taxista a pedales ayuda sin saber por qué a la prostituta desarraigada , sólo quiere su compañía y mitigar su soledad, un niño busca en medio de la lluvia copiosa su maleta perdida en una auténtica odisea homérica y un ex-combatiente americano intenta conocer a la hija que tuvo a consecuencia de una historia de amor durante la Guerra de Vietnam. Son seres solitarios y taciturnos que buscan la comprensión del prójimo. No les hace falta hablar, en la contemplación de su rostro transmiten un profundo sentimiento de melancolía, y así pasan sus estaciones bajo la atenta compañía de la fragancia de los lotos, que son los atentos vigilantes de sus vidas.

Agradezco enormemente los gestos de esta película vietnamita, que nos planta delante de nosotros, acomodados occidentales, una existencia tan distinta a la que estamos acostumbrados. No es poca como espectador confesar que la fotografía es excelente, "Tres estaciones" explota con toda lógica el hecho de jugar en casa y de esta manera lo que le ofrece al espectador es único, propio sólo de Vietnam. Hablamos de cine, hablamos de imágenes en movimiento, cuestión que aquí es impecable, no se le puede reprochar nada. Siendo un poco puntilloso diré que he echado de menos la potencia visual de los arrozales vietnamitas, esencia económica y cultural del país asiático, pero también es cierto que aparecen, y de qué manera, otros tantos elementos que definen la vida de este país: incesante lluvia, aglomeraciones urbanas con tráfico caótico, flores de loto, pasado bélico, miseria...

"Tres estaciones" es un ejercicio sincero y emotivo que nace de alguien que es de allí, que conoce el suelo que pisa y que le quiere enseñar al planeta lo que se cuece en un país que progresa a trompicones como puede. Vietnam va dejando atrás tiempos peores y hay esperanza real para sus habitantes. Hay prostitución, lacra terrible y recurso obligado para muchas mujeres. También hay desarraigo infantil, los niños se ven obligados a buscarse la vida. Es la realidad, las historias que Tony Bui nos enseña son tan reales como el agua del Mekong. No le reprocho a la película la disposición de entrelazar las historias que maneja, con delicadeza todo va encajando y sobre todo, ahora voy a lo mejor, el regusto final es sorprendentemente optimista. Lástima que haya muchos tramos de una lentitud exagerada, el sosiego y la calma adornan tanto al enamorado que se dedica al transporte como al niño que ha perdido la maleta con sus objetos de venta. Esa calma sólo se entiende cuando se ha sentido el calor y la lluvia de Vietnam en primera persona.

Para mí es un viaje más que acertado al corazón de los habitantes de Vietnam, con "Tres estaciones" es posible hacer nuestros los problemas de sus personajes, sus emociones, sus inquietudes. Están lejos y son muy diferentes a nosotros, es cierto, de ahí que el mérito de la película sea finalmente sentirlos próximos. Y aparece Harvey Keitel de secundario, no es poca cosa...