Permiso para amar hasta medianoche

No creo que sea una película memorable, esa es la verdad, pero creo que dentro del lugar que ocupa en su tiempo está muy por encima de la media. Ha llegado al S.XXI sin que nadie le preste atención y así seguirá con toda seguridad, no creo que sea un título que vaya a ser rescatado de repente. Pero es buena, cuando empieza y ves el bigote de Caan no acabas de creértelo, al verlo con la pinta oficial de marinero dan ganas de apagar la tele. Es fácil pensar en principio que si se trata de una película olvidada es por méritos propios. Luego aparece la buscona, el hijo negro y un maravilloso Eli Walach. La película empieza a crecer y crecer, el bigote setentero de Caan ya no es síntoma de mediocridad, todo lo contrario, es símbolo de buena conducta, de ética personal envidiable, alguien sano de espíritu que choca y choca a su alrededor con el mal rollo.

La película no es una obra maestra, de acuerdo, y seguirá anclada en el olvido, pero gracias a Caan sí conocemos a alguien excepcional, alguien del que sería maravilloso ser amigo y de quien fiarte. La buscona, el hijo y sobre todo Eli Walach, acaban conformando una historia que vale mucho la pena. Los setenta tendrán la fama que sea, se hicieron películas buenas y pésimas, hay quien nació en tal año, o no, pero los bigotes de entonces como el de Caan no se han vuelto a ver.

Él, rodeado de mediocres, es el salvavidas real que no todos son capaces de reconocer. Llegar aquí puede que no sea fácil pero una vez vista y dado que a día de hoy nadie ha alzado la voz ni a su favor ni en contra, poco me cuesta a mí escribir cuatro líneas defendiéndola. Tres nominaciones a los premios Óscar poco significará para muchos, pero es que es buena (segunda vez que lo digo), palabra.

[En la sinopsis se lee que él tiene problemas con el alcohol... pues vaya, yo que la he visto de cabo a rabo no me he dado cuenta de eso.]

El amor desinteresado. De eso va esta película. De cómo un hombre ama sin pedir nada a cambio; sólo cariño igualmente. En realidad, la madre y el niño solo pueden causarle problemas, hacerle la vida menos fácil de lo que ha sido hasta entonces. Pero él lo tiene claro de principio a fin. El destino (o quizá la providencia, ya que en "Cincerella Liberty" hay apuntes relacionados con la religión) ha unido a tres personas; una serie de ¿casualidades? han hecho que se crucen sus vidas. Él les saca de la pobreza, y ellos quizá de otro tipo de pobreza. El final quizá sea demasiado optimista (¿cuánto tiempo tardará la marina en darse cuenta del engaño?), pero la película tiene valores humanos importantes, sin caer en la sensiblería, algo cada día más difícil de ver en el cine.

Cenicienta masculina en este caso con diversas incidencias en cuanto al tipo de permiso y su duración... Y solo por el trabajo de ellos tres, niño incorporado, ya valdría la pena verla pero también porque la historia es sublime y muy bien desarrollada. Bueno, quizás me he pasado un poco con el adjetivo pero sí transita por muy buen arco de situaciones, al hilo de sus personajes, unos personajes con fuste. James Caan se luce como ese marinero retenido en tierra por circunstancias ajenas y Marsha Mason demuestra que tiene un registro dramático potente más allá de haber sido la risueña ‘chica del adiós’ por obra y gracia de su consorte, Neil Simon.

“Permiso para amar…” se mantiene muy bien al cabo de los años -he vuelto a verla hoy después de casi cincuenta- y sigue conmoviendo sin recurrir a lo fácil, permite respirar y encajar. Lo he dicho en otras ocasiones, obvio: se nota que el guión parte de una novela porque el contenido suele ser mejor, bajo mi punto de vista, y en este caso el resultado es una obra estupenda de las que perduran en el tiempo. Bravo.

Estamos ante una película más que notable. En un género, el romántico, por cierto mal llamado así, en el que encontrar dosis de buen hacer a partes iguales, de ternura y desencanto y después reconocerse en dicho realismo es más que loable.
La película señala a dos films concretamente, la inolvidable Oficial y Caballero (1982) y Conocimiento carnal ( 1971) de Mike Nichols. Si la primera fue un éxito comercial y hablaba de la relación entre unos marines durante su curso académico, antes de licenciarse y cómo eran metódicamente "cazados" por bellas jovencitas del lugar que deseaban salir de la mediocridad y la pobreza a la que estaban predestinadas.La segunda, representaba la visión distinta de dos hombres ante el sexo y la vida.
El argumento de la que nos ocupa comparte similitudes. Aquí un marine solitario que se recupera de heridas de guerra, colea el fantasma de Vietnam. Nuestro marine recibe un permiso para divertirse. Buscaba solo diversión y aparece una prostituta hermosa y carismática de la que obtiene sus encantos al apostar contra ella en una partida de billar. La chica lleva una vida indeseable por sacar adelante a su hijo, fruto también de otrora díscolo marinero que la abandonó.
El resto es puro realismo del bueno. Cine de perdedores que aman y sobreviven en las calles sucias de Nueva York. Nuestro sórdido personaje que a pesar de todo es puro e inocente cae en las redes del amor. Asistimos impotentes al espectáculo...obstáculo tras obstáculo intenta salvar de la desgracia al hijo mulato de su compañera sentimental. Sufre los amantes de ella,la negligencia del ejército perdiendo su expediente. Parece que en el juego del amor hay alguien que siempre da más. Aquí no hay trampa.
Hay demasiadas verdades escondidas en las calles sucias, los neones, los clubs nocturnos dde streeptess, las cabinas x y los sex shop, la heroína, las colas de la burocracia y sobre todo el descarnado amor cuando lo das todo sin egoísmo.
Excelentes James Caan y Marsha Mason que por entonces en un quinquenio del 75 al 80 rozó gloria con varias nominaciones y gozó de reconocimiento con varias excelentes películas entre ellas "La chica del adiós".
Muy buena. No se la pierdan, y el final, mucho menos.
Verismo, el amor en los tiempos del yonki.

Diálogo entre James Caan y el hijo de su novia, de raza negra, refiriéndose al retoño que tendrán él y la mujer:

" El niño al hombre: - ¿Y cómo crees que será?
- ¿El niño?, pues como nosotros"

Buena película, elegantemente dirigida por Mark Rydell, un director técnicamente superior aunque, a veces, un tanto esquemático.
Aquí, hasta emociona, aunque mucho tenga que ver en ello la soberbio interpretación de James Caan en un papel hecho a su medida y, cómo no, a la siempre estupenda Marsha Mason.
Una bella película romántica que aboga por la falta de prejuicios de tdodo tipo, sobre todo raciales.

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