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The Little Stranger

Intriga. Drama En la Gran Bretaña posterior a la Segunda Guerra Mundial, un médico visita una mansión llamada Hundreds Halls, donde su madre trabajó una vez como enfermera. Los propietarios están a punto de perder la casa porque no pueden pagar los impuestos, y dicen que el fantasma de la primera hija de su madre habita la casa. El médico se obsesiona con casarse con una de las hijas de los dueños... (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
10 de enero de 2019
54 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he decidido a escribir esta crítica al leer las anteriores y darme cuenta de que ninguno de los autores parece haber entendido la trama estructural de la película, que se mantiene en todo momento bajo la superficie y que, sin embargo, construye y ordena toda la secuencia de hechos que se da en la misma. Sin entender esta trama, la historia queda inevitablemente vacía de contenido. Por ello y sin más preámbulo, ya que realmente las críticas anteriores han hecho un excelente trabajo en ese sentido, paso directamente al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Litz el farero
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20 de noviembre de 2019
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una película de fantasmas que vende secuencias terroríficas. Si el espectador espera ver algo similar a “Expediente Warren” se va a llevar una decepción. Realmente es un drama, muy bien interpretado, amargo y siniestro. Es verdad que la historia incluye un fantasma, pero su misión no es dar un recital de sustos.
A destacar esa gran mansión decadente y sus estupendos personajes: el joven médico que recuerda la fascinación que le produjo la gran casa en su momento de esplendor, cuando tuvo la ocasión de visitarla de niño, la mujer todavía joven que se consume entre aquellos muros, la anciana nostálgica por un pasado feliz, y el veterano de guerra, con el cuerpo destruido, dedicado a administrar como puede una finca tan enorme como ruinosa.
La narración, pausada, parece llevarte de la mano hacia lo convencional, cuando un desenlace magistral te hace replantearte todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feng Lanzhí
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20 de noviembre de 2018
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto no es una película. O más bien, no nació con la intención de serlo.
Guarda más similitudes con un ensayo, con un modesto experimento literario, y por lo tanto no sorprende que en su origen sea un relato de la autora Sarah Waters.
Lenny Abrahamson podría haber jugado con él para hacerlo más cinematográfico, pero al conservarlo sin apenas cambios desde su fuente original consigue una pieza curiosa, más cuidada en sus detalles de lo que aparenta.

Precisamente en ‘The Little Stranger’ no existe, a priori, ningún detalle que destaque por encima de los demás.
La llamada interrumpiendo la gris mañana del Doctor Faraday aparece como otro encargo similar a tantos, del pueblecito natal en que eligió quedarse tras la muerte de sus padres. Nada rompe la rutina, nada la altera demasiado, como si la mortaja llamada 2º Guerra Mundial hubiera cubierto todo el campo.
Pero entonces, al entrar en la mansión llamada Hundreds Hall propiedad de la familia Ayres, recuerda una época de esplendor en la que él y su madre tenían permiso para formar mínima parte de ese cuento de hadas que era la aristocracia inglesa, en la cima de su poder cuando no tenían dificultades económicas de las que encargarse.

Poco queda de esa ilusión en la familia que se encuentra, con el piloto de guerra Roderick tristemente desfigurado, junto a su hermana Caroline y su madre Mrs. Ayres viviendo en la sombra del legado que tenían, malvendiéndolo pieza a pieza porque hasta ellos no se pueden resistir demasiado a los tiempos que están cambiando.
La tristeza se ha instalado en la casa, una callada desesperación anida en sus paredes, y la prosperidad ha quedado enterrada en el jardín trasero. Casi como si el niño Faraday, al arrancar discretamente un yeso ornamental la tarde de la celebración, fuera responsable de precipitar un futuro en que cada humilde volvería a reclamar su parte.
Sin embargo, idealizada aquella impresión infantil, Faraday encuentra excusas para quedarse, al principio apoyado por un vago sentido del deber, y más tarde aferrándose a la fantasía increíble de que Hundreds Hall podrá reconvertirse en el hogar que soñó alguna vez. Hace de Roderick un sujeto de trabajo, de Mrs. Ayres su confidente de paseo, de Caroline su objeto de deseo… pero olvida que la casa tiene sus propios planes para ellos.

La clave fascinante en esta historia, hasta admirable por lo bien tratada, es la sensación de que existe un “algo” inquietante, un no-sé-qué constante, apagando la llama de felicidad cada vez que esta empieza a avivarse.
Lo menciona Roderick casi al principio, clamando que una presencia le odia y le observa desde los pasillos, pero no hay por qué prestarle atención a los delirios de un enfermo torturado por la medicación. Es poco después, cuando Mrs. Ayers empieza a creer que su tristemente fallecida hijita Susan ha venido a visitarla de nuevo, y Caroline muda su aire taciturno por otro más extrovertido, que Faraday empieza a tener miedo de verdad: esa presencia, aunque temible, es bienvenida por ambas mujeres, y las va alejando de su vida.
Las esperanzas de acercarse a la clase dirigente, parecía que al alcance de su mano, dan paso a una serie de brumosos inciertos mostrando su propio fondo de mediocridad vital e inseguridad social, como si realmente solo hubiera esperado el momento adecuado para acercarse, y la presa malherida se estuviera resistiendo más de lo pensado.

Waters (o Abrahamson, por defecto) no querían hablar de un terror inmediato, oscuro, monstruoso.
Sino de una desesperación lenta, acusada, confundida con un leve escalofrío, que se vuelve agobio con cada campanilla que suena tocada por nadie, o con cada cuarto vacío donde anida una conciencia del pasado resistiéndose a marcharse.
Quizá entre todos, público y habitantes de la propiedad, hemos dado vida a una criatura pesadillesca, extendiendo sus tentáculos por cada recoveco de la casa, y nos olvidamos de que las desgracias ocurren, o se posan suavemente justo cuando tienen todos los motivos para marcharse.

Al final, la anticipación se vuelve insoportable, como si se viera una persona que poco a poco se ha ido desangrando.
Y, en ese caso, lo que me provoca un terror espeluznante es que del pobre doctor depende salvar su moribundo agonizante: porque hay recuerdos marcados tan a fuego, que la triste perspectiva de rozarlos y nunca tenerlos puede dejarte inválido de por vida.

No ha dejado de ser un experimento, como digo, de esencia literaria.
Pero igualmente te quedas en Hundreds Hall, rumiando todos los caminos equivocados que tú también habrías tomado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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2 de mayo de 2019
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un de los críticos profesionales comentaba que las capas que añaden director y guionista requieren paciencia. Cuando voy a cine no busco paciencia; lo que necesito es disfrutar de una historia, no posicionarme a la espera.

Creo que hemos perdido el norte y nos encontramos ante una sequía creativa. En esta misma página respecto a la película BELLEZA OCULTA, escribí hace años:

"Al final, te vas dando cuenta lo complicado de realizar películas sencillas, porque resultan difíciles al ser muy fáciles. Y esa misma facilidad, cobra su precio en complicación"

Aquella reflexión sirve para "The Little Stranger" y una gran parte del cine que intentando renovarse desvía su trayectoria por caminos absurdos de recorrido incierto.
LEUGIM
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3 de diciembre de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso y esto no es spoiler, si esperan ver una película de terror sobrenatural llena de sobresaltos, gritos, fantasmas, etc, pasen de largo, porque ésta les va a resultar lenta, insulsa, aburrida, y pretenciosa. Ahora que si están abiertos y esperan ver un drama de época ingles que analiza las secuelas socio-económicas que dejó la segunda guerra mundial, denle una oportunidad.
De verdad que es muy interesante y logrado el retrato de esa época, sin caer en concesiones al presente como las que suelen hacer casi todas las historias actuales que transcurren en otros períodos, que es adaptar la psicología de los personajes a nuestra época haciendo que lo que se cuenta pierda sentido y realismo, al tener reacciones modernas siendo gente que se crió y educó con otros valores. Acá detallan con rigurosidad y elegancia la decadencia de una aristocrática familia británica caída en desgracia, y un médico de pasado humilde que de forma obsesiva quiere entrar en ella y ayudarlos a que tengan el antiguo esplendor, y de paso escalar socialmente.
Muy interesante y bien construida la relación entre los personajes interpretados por Domhnall Gleeson y Ruth Wilson, tal cuál se podría haber dado en la época, igual que los diálogos y situaciones tanto de ellos como de los demás personajes, reflejan el período de transformaciones que se estaba dando.
Excelentes interpretaciones, sobre todo la de Domhnall Gleeson.
Manuel
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