Huella (Masters of Horror Series) (TV)

Mick Garris afirmó sin pudor que en “Masters of Horror” los directores tendrían una completa libertad al margen de las trabas que les ponían los estudios.
¿Habría visto este hombre “Ichi the Killer” o “Visitor Q”? ¿Tendría cojons de dar el enfant terrible del cine japonés 60 minutos para rodar lo que quisiese?
“Imprint” es la respuesta. El pudor y los cojons de Garris no es la otra.
Episodio no emitido (ni por cable) por su contenido de alto voltaje y misteriosamente Miike no repetirá en la segunda temporada.
Sí, sí, Garris, vete a venderle a otro la moto sobre tu supuesta “carta libre”, “libertad” y demás memeces que salen de tu boca.

En “Imprint”, una de las cumbres de “Masters of Horror”, Miike dibuja un cuento malsano, deforme y cruel sobre el viaje a los infiernos de Christopher, un americano que busca al amor del que se tuvo que separar e interpretado penosamente por Billy Drago.
No encuentra a Komomo, es oscuro objeto del deseo, pero sí a una prostituta freak que le empezará a contar su propia vida y revelarle detalles…

“Imprint” revive los fantasmas de “Audition” utilizando a esa extraña mujer como narradora de los hechos, donde cada nueva explicación hunde todavía más a la anterior en un fango de dolor, horror y crueldad.
Donde se inicia un viaje a la locura y venganza bajo la tutela cercana de Lynch y Cronenberg, y esta vez el conjunto sí funciona sin caer en el descalabro habitual (“Gozu” o “Izo”).
Donde Miike muestra todas las cartas de su baraja: ¿Boca abajo? ¿Boca arriba? ¿Había realmente cartas en juego?

Puntuación: 6,75 / 10

Al fín lo han conseguido. Por fín una película de "Masters of Horror" que me ha obligado literalmente a apartar la mirada de la pantalla. Lo auténticamente penoso es que no significa que nos hallemos ante un buen producto.

Porque de acuerdo, Takashi Miike sabe manejar como nadie los ambientes grimosos, sabe como impresionar al público con imágenes pertubadoras y repugnantes. Pero eso no es hacer una buena película de terror, eso es sencillamente tratar de revolver el estomago ajeno.

Porque detrás de toda esta explosión de torturas visuales no hay nada, una historia floja (aunque ciertamente turbadora), una repetición del esquema de "Audition", y sobre todo, unas actuaciones pésimas. En especial la de Billy Drago, que se limita a recitar sus frases como si fuera un drama victoriano, en lugar de una película de terror.

Lo mejor: Que consigue sus objetivos....
Lo peor:....que no es dar miedo sino asco.

Lo primero que hay que decir en "su favor" es que es una película de Takashi Miike. Si alguien ha visto una obra anterior de este director, especialmente Dead or Alive, sabrá que al tío se le va la pinza MUCHO a la hora de poner final a sus películas. Dicho y hecho. Imprint sufre el mismo "mal", poniéndonos en escena la situación más ridícula y casi insultante que recuerdo haber visto en el género en mucho, mucho tiempo.

Pese a todo, salvando esos últimos 10 minutos, la historia es aceptable y va de menos a más, llegando a un climax "final" notable. La trama básicamente se resume en una prostituta y cómo le cuenta a un hombre una historia. Este hombre tenía algo en común con su historia, y es una bella joven que amó tiempo atrás y ahora quiere recuperar. Desgraciadamente está muerta, y aquí empieza la prostituta, antigua compañera suya, a contarle el tema.

Total, el guión es notable, con varios giros. Pero terror... en absoluto. Hacia los 20 minutos la película se torna a desagradable con una determinada escena de tortuta -explícita, lo más cruel que he visto en mucho tiempo-, y acaba siendo algo macabra con lo que continua, con el lanzamiento al río de fetos abortados. En resumen, Miike está mal de la cabeza. Su obra sería redonda si en lugar de optar por provocar asco, hubiese intentao algo diferente. Aterrar al espectador por ejemplo. Pero no... para qué... Interesante y siendo generoso, ya que al menos es la única película de la serie -que yo haya visto- medianamente curiosa.

Masters of Horror es una serie que me gusta mucho, ya que no hay ningún capítulo que no sea aburrido o no tenga interés (excepto "Sensaciones extremas" de Mick Garris, quizá un poco insulso), y este es con diferencia el mejor, incluso superando a "El fin del mundo en 35 mm" que era muy bueno. Éste es diferente al resto de los capítulos, original, atípico (como muchos filmes de su director Takashi Miike) y por momentos bastante desagradable, como los 5-6 minutos que dura la tortura de la prostituta o las escenas de los fetos. La fotografía es increíble, muy colorida en ciertos momentos y muy cuidada; los actores cumplen y hacia el final hay una sorpresita bastante original e inesperada totalmente. La última escena es algo floja y no me gustó mucho, por eso no le doy un 10, pero no le queda mucho para merecérselo. Aún me quedan por ver 3 capítulos de la primera temporada ("Esculturas Humanas", "Metamorfosis" y "El cuento de Haeckel"), pero seguramente este es el mejor de todos.

Huella = 9/10
El fin del mundo en 35 mm = 7,5/10
El ejército de los muertos = 7/10
El baile de los muertos = 7/10
Salvaje instinto animal = 7/10
En el sótano = 7/10
Jenifer = 7/10
Tras las paredes = 7/10
Trayecto al infierno = 6/10
Sensaciones extremas = 5/10

Muy recomendable, pero aviso que es bastante fuerte.

El siempre extraño Takashi Miike dirige el episodio más bestia de "Masters of Horror". Crea un ambiente enfermizo en torno a un Billy Drago sin idea de actuar, buscando al amor de su vida en un burdel. Ya desde la llegada al lugar, con cadáveres flotando, te imaginas que los tiros irán por lo grimoso (también es que de Miike algo así te tienes que imaginar). Una historia contada por una prostituta de aspecto deforme sobre su pasado y la relación con el amor de Billy.

Una historia macabra y gore, con momentos de casi tener que apartar los ojos por lo insano que resulta lo que estás viendo (a pesar de ello, me parece ridículo que no lo emitieran... es gore y cumple su objetivo de escandalizar...). La escena de la tortura es mucho más fuerte que la de "Audition", aunque marca un mismo contraste con el ritmo general, es decir, de una historia más o menos convencional, saltar a un momento de enorme crueldad y violencia gráfica.

Es una historia llena de mentiras, y quizá por ello, muy lenta, siendo este uno de sus puntos flacos, ya que la historia acaba por resultar pesada, con tanta repetición con ligeras variaciones. Su otro punto flaco es el final, ridículo entre los ridículos, te deja boquiabierto de lo penosamente finiquitado que está.

Aun así, es una buena forma de acabar la primera temporada de forma efectiva, con una historia no apta para sensibles (como todo lo que hace Miike).