Asalto al tren del dinero

No voy a negar que este filme se deja ver bastante bien y que no llega a aburrir durante su visionado, pero lo cierto es que la historia que se cuenta no es precisamente de las que te llaman la atención. De hecho, es tan insustancial como las de cualquier otro filme banal, de esos de ver y olvidar, que hayas visto con anterioridad. Hay veces que la proposición de un guión simple es sinónimo de un entretenimiento de cierto nivel, y quiero repetir que la película entretendrá seguramente a los que les guste la acción, pero la simpleza en su planteamiento cercena la posibilidad de que emocione en algún momento. En definitiva, le voy a dar un aprobado a este filme, pero me parece que soy demasiado generoso por ello.

“Asalto al tren del dinero” es la clásica película, mezcla de acción y comedia, que resulta tan liviana como fácil de ver. No obstante, tengo que señalar que no es una trepidante cinta de acción. Sí, tiene escenas de acción, pero tampoco tantas como cabría esperar en un producto de estas características. Por otro lado, las pinceladas de humor no funcionan (apenas esbocé un par de sonrisitas a lo largo de todo el metraje). No soy una persona de risa fácil, tampoco soy un tronco que se lleve con los brazos cruzados durante toda la película sin reírse por nada, pero lo cierto es que de carcajadas nada de nada. Y para mi sorpresa, la parte dramática, la cual tocan sólo de pasada, es lo que me resultó más interesante (estuvo bastante bien la relación problemática entre los dos hermanos). Lástima que no hicieran un drama de acción en vez de una comedia de acción, ya que tenía su miga esos problemas entre el hermano triunfador en la vida y el hermano perdedor que malvive a su sombra.

En cuanto a las interpretaciones bastaría con decir que son mediocres en su totalidad, pero me enrollaré un poco describiendo las de sus protagonistas principales: Wesley Snipes está en su línea, o sea, hace el papel de siempre, el del tipo duro que machaca los cráneos de los malos y que triunfa con las mujeres. Woody Harrelson interpreta a un perdedor, a un fracasado, pero sin mucha chicha ni profundidad que digamos. Jennifer López, que prácticamente debutaba en la gran pantalla con esta cinta, pues tiene un papel de poco peso (es la chica guapa de relleno que tiene que haber en toda película). Y por último, Robert Blake es un descafeinado malo malísimo que en ningún momento transmite nada (ni siquiera sabes de qué va, vamos). Lo mejor que puedo decir de las interpretaciones es que Wesley Snipes y Woody Harrelson no hacen mala pareja, eso es todo.

Todos los tópicos. Todos los estereotipos. Todas las previsiones. El malo, muy malo; el bueno, muy bueno. La chica..., bueno en este caso, sólo un pretexto para la aparición de JLo.

Por contra, la dirección no existe. La fotografía inapropiada. El desarrollo del guión pobre hasta el punto de confundir al espectador. Los actores... -creo que lo mejor es ver la escena del andén donde Wesley Snipes hace de borracho y, para rematar, la buena de JLo se incorpora a la acción; no, no se trata de una actuación de circo, al parecer es cine-.

Floja, floja.

Típico "buddy film" o película de colegas donde la pareja Harrelson-Snipes, que ya funcionó perfectamente en la deportiva de título ambiguo "Los blancos no la saben meter", vuelven a colaborar en este atraco a un metro, y en concreto, al vagón que dentro de la red metropolitana se hace cargo de recaudar el dinero de todas y cada una de las taquillas.

Aunque la idea no es nueva, y ahí tenemos las dos entregas de "Pelham, uno, dos, tres", la cinta funciona por la evidente complicidad y química de los actores protagonistas, por sus diálogos barrio bajeros e incoherentes la mayoría de las veces, por su evidente buen humor y también, cómo no, con la aparición de la siempre sexy Jennifer López en una de sus primeras aportaciones a la gran pantalla.

Entretenida y sugerente. Interesante, un 6.

Curiosa y pintoresca historia de un par de hermanos adoptivos (blanco y negro) que, en su trabajo de policía, deciden joderle la marrana al mamón de su jefe y, por la perra de firmar a lo grande, deciden tinglarle el tren que transporta el efectivo necesario para el subidón de precios tras la Nochebuena.

"Charlie, Charlie... Mira, no vamos a robar el tren del dinero. ¿Por qué...? ¡Pues porque somos polis, coño! ¡Servir, proteger y cuello romper!"

Ello se mezcla con los conflictos entre el hermano negro y la mafia, así como los malos rollos entre ambos que compiten por la chica guapa de turno, en este caso nada menos que Jennifer López. El hermano blanco es el paleto pringado que decide convertirse en ganador, y el negro tratará de lidiar con él y con el resto.

Una película violenta, adrenalínica y muy, muy entretenida. La verdad es que la ví siendo un chavalín sinla edad apta, y quizá por ello guardo tan buen recuerdo de ella. Pero créanme, tiene escenas muy memorables. Destacan la persecución del asesino misógino y la persecución en moto del tren por parte de Wesley Snipes, que forma una pareja estupenda con Woody Harrelson.

¡Son hermanos! ¡Son jodidos hermanos! Hasta eso, que es básico en la historia (y en principio un tanto trivial), es original. Que sea la madre negra quien adopta al niño blanco que se encontraron en la basura es algo fabuloso. Años después, joyas del cine copiaron estas mismas ideas y ya se sabe... unos cardan la lana... Por supuesto, nombrar por ejemplificar a las Chicas guepardo no es necesario, pero siempre puede haber algún despistado. No se puede haber visto todo el cine del mundo.

Pues eso; un negro, un blanco y un florero. En este caso, que el florero sea latino solo le da un puntillo tropical, pero es meramente anecdótico. Está claro que había que lanzarla a la fama, y haciendo un papelito sin demasiada complicación, donde todo el peso recayera en otros, era un buen punto de partida. Que viva Jennifer Lopez y su seguro del culo.

Total, que todos, policías ellos, de los de Proteger & Servir, deciden (la parte machuna del grupo... ella es casta y pura hasta que entra al camerino) que robar un tren repleto de dinero contante y sonante debe ser buena idea. Al fin y al cabo, ellos controlan la seguridad porque ellos son la seguridad. Saben de lo que hablan.

Si mezclamos todo esto, con un guión lleno de tiros, brincos, coñas marineras y garruladas varias, tenemos un cóctel de los de disfrutar a tiempo completo. Menos con los créditos claro, que solo molan en las películas de Jackie Chan. Mejor resultado que este es difícil, y más con estos ingredientes, donde acción y humor no siempre están bien remezclados. Aquí, en su justa medida: a raudales y al cincuenta por ciento.