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Abraham Lincoln

Drama La primera película hablada del maestro D.W. Griffith hace un repaso a la vida del famoso presidente norteamericano. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
20 de abril de 2010
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No seré yo quién vaya a estas alturas a discutir que fue Griffith uno de los pilares -para muchos, el pilar - sobre los que la criatura ideada por los Lumière adaptó sus señas de identidad. Ahí quedan obras monumentales de la relevancia de "Intolerancia", "El nacimiento de una nación" o "Las dos tormentas". Pero que no nos hablen de esta biografía de Lincoln como de obra extraordinaria ni mucho menos, porque mal que nos pese hoy resulta envejecida, torpe y envarada, olorosa a anacronismo, y muy poco agraciada en ningún aspecto. Quizás Griffith -y no sería extraño- no supo adaptarse a la transición que supuso pasar del cine mudo al hablado. Con todo, lo que sí se sigue notando, es la influencia sobre gran parte del posterior cine de John Ford.
kafka
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3 de enero de 2007
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Griffith avanza con los tiempos y lega al cine su primera película hablada. Una especie de biopic de uno de los iconos por excelencia de la corta historia norteamericana: Abraham Lincoln.
El director se libera de la suntuosidad de muchos de los films que preceden a este, para relatarnos de una manera sobria, la historia del más famoso presidente de los EEUU (tras George Washington), comenzando desde su nacimiento, incluyendo la guerra de secesión, que lo haría entrar en los anales de la historia, y acabando con su asesinato en el teatro.
En definitiva todo un homenaje patriótico a los EEUU-
o0_oscar_0o
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5 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista en VOSE

Esta película está dividida en tres partes:

En la primera parte, gasta 30 minutos para narrar la vida sentimental de uno de los personajes más influyentes en la historia del país más poderoso del planeta. Un tercio de la película para contarnos dos historias de amor sin ningún ápice de sentimiento, y además mal contadas. Esto hace que el resto de la película cojée, y se limite a ir asalto de mata contando el resto, sin lugar a dudas, mucho más sustancioso en términos biográficos.

La segunda parte es el ascenso al poder deL viejo Abe, siendo de una pobreza espantosa, y haciendo un refrito de frases que en algún momento dijo este hombre.

La última parte es el fin de la guerra, el perdón a los vencidos y la muerte final. Sin duda, todo muy pobre y poco sustancioso.

Además, dudo mucho que Lincolm fuera un personaje tan caricaturizado como aquí lo muestra Griffin. Para más Inri, el sonido era espantoso en esta versión original que he visto.
CHIRU
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17 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
270/30(16/08/20) Muy envejecido film que cumple este mes 90 años desde su estreno (25/08/1930), el pionero del cine David Wark Griffith estaba en plena transición del cine mudo al sonoro, y aquí se nota muy anquilosado en una filmación muy estático y poco dinámica. Es la primera biografía del decimosexto presidente USA Abraham Lincoln, personaje secundario en su más famosa (y polémica) película “El nacimiento de una nación” (1915), tres lustros después el reconocido partidario confederado (descendiente de militantes de este de la Guerra de Secesión), se encarga de contarnos la vida del encargado de luchar con el Sur y su hediondo esclavismo, aunque Griffith pone más empeño en hacernos ver que Lincoln quería más la Unión que el terminar con esta lacra.

El guión es coescrito por Stephen Vincent Benét (creador de la historia “Siete novias para siete hermanos”), autor del poema en prosa de la Guerra Civil “John Brown's Body”, y Gerrit Lloyd (“Su mayor victoria”), para un relato que en solo 90 minutos cubre la vida desde su nacimiento (lo primero que vemos es como la cámara recorre bucólicamente un bosque brumoso, hasta llegar a una cabaña de troncos, de ella sale la matrona y dice que ha nacido un niño, Abe), tras ellos sus insustanciales devaneos amorosos (la trágica [nunca nos enteramos porque muere]relación con Ann encarnada por Una Merkel, y sus tiranteces hasta que se casó con Mary), la presidencia, Guerra, hasta su asesinato (esto no puede ser spoiler) del más famoso POTUS (con permiso de JFK), extraño que alguien tan dado a lo largo de su carrera a realizar films de extenso metraje, aquí para cubrir 56 años se torpedee a sí mismo con un minutaje exiguo, derivando esto en una estructura episódica que anula cualquier posibilidad de tensión dramática, todo se siente como una acumulación de set pieces con la que pasamos a la velocidad de flash (colándonos una estrafalaria escena en que vemos a Abe beber tumbado de un barril de whisky), donde se pasa demasiado tiempo en la primera parte de su vida con su romance con Ann Rutledge, se pasa de modo superficial por su escalada política al Casablanca en medio de un batiburrillo de momentos metidos a toda prisa, donde ni siquiera sabemos nada de sus ideas políticas más allá de querer la Unión, y para la parte del león de su presidencia y con ello la Guerra Civil transcurre a modo tren-bala, atropellándose una situación a otra, donde la mayor parte del conflicto discurre mediante mensajes y telegramas que recibe Lincoln. Súmese una realización muy vetusta, donde las tomas resulta fijas, seguramente para no tener problemas con los micros, y lo peor todo avanza sin pasión o emoción alguna.

Estos problemas de carácter de avance en modo viñetas las dos posteriores biopic sobre el presidente (“El joven Lincoln” y “Lincoln”) lo subsanaron centrándose solo en un pequeño arco de tiempo, para definir más sólidamente al Icono, con lo que teniendo un núcleo central todo es más sólido y emociónate, no como aquí que todo es disperso, y llega a parecer una clase para niños de historia hagiográfica

Walter Huston interpreta a Lincoln durante su edad adulta, derrochando bonhomía y empatía en su carácter bonachón y comprensivo, al que parece la guerra le llega cual tsunami. El padre de John Huston lo encarna con vitalidad, con continuos chascarrillos alegóricos, con constantes puntadas a su esposa Mary, el actor le aporta hidalguía y presencia potente, incluso parece que los dos posteriores Lincoln de la historia del cine, como Henry Fonda (“El joven Lincoln”), y Daniel Day Lewis (“Lincoln”) están influenciados en su porte y oratoria.

Se pasa por la Guerra Civil a modo de episodios rápidos, dotando a Lincoln de dotes cuasi mesiánicas para ganar una guerra que se perdía, ejemplificadas cual si fuera Arquímedes, lo vemos deambulando descalzo por un gran salón en solitario, la mujer le lleva las zapatillas, el sigue dando vueltas, y de pronto tiene una epifanía, escogerá a Ulises S. Grant (E. Alwyn Warren, que también da vida al rival político de Abe, Stephen A. Douglas) como líder militar contra el Sur, no basándose en informes o consejos de sus asesores, simplemente ‘Eureka!’ (¿?). Por qué no se sabe, no oímos que sea un gran estratega o tenga una gran personalidad, pues hasta entonces no había salido su nombre, con lo que queda muy metido con calzador esto. Vemos la zozobra de Lincoln a la espera de noticias, vemos como unos oficiales tras una derrota (de Sheridan) emprenden una galopada a caballo entre sus tropas par alentarlos (tiene efluvios al clímax de “El nacimiento de una nación”, pero aquí no desprende emoción alguna). El final de la guerra se nos muestra a través del general confederado Robert E. Lee (Hobart Bosworth), al que vemos compasivo y afligido tras darse cuenta de su debacle, y lo vemos llorar sobre su almohada (por cierto defendía un modo de vida de ‘caballeros’ blancos que tenían el derecho a tener a negros de esclavos). Tras esto vemos una cena donde de buenas a primeras nos enteramos que ha habido unas elecciones y Abe ha sido reelegido como presidente. Tras ello vemos otra recreación del magnicidio (ya lo había rodado Griffith en “El nacimiento de una nación”), donde en la previa de comenzar (14/04/1865) la infame obra de teatro “Our American Cousin” en el Teatro Ford en Washington D.C., hace a petición del público un discurso (no fue así), donde se mezclan citas del famoso discurso de Gettysburg y el segundo discurso de toma del poder. Ello para dar más trascendencia a su asesinato.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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15 de enero de 2012
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas, cuando van a cumplirse cien años de "El Nacimiento de una nación" (1915), resulta que todo lo que nos han contado de este genio no es cierto, o sólo lo es en una pequeña parte.
Así que resulta que hay que volver a ponerle al día.
Cuesta bastante trabajo al día de hoy no dejar a medias sus obras teóricamente más famosas, que a pesar de sus preciosos hallazgos parciales no han logrado atravesar intactas los túneles del tiempo.
"El nacimiento de una nación", por ejemplo, posee joyitas, no cabe duda, pero demasiado dispersas. Ahora es una película que siempre estamos a punto de dejar de verla y si logramos acabarla no apetece nada revisarla de nuevo. La ampulosidad de la interpretación con esa cosa de pasarse del todo que tenía el cine mudo envejece excesivamente el cine primero de Griffith. También a base de hacer cine entonces se aprendía a hacerlo mucho mejor.
Porque en cambio la gran sorpresa nos llega con esta última joya. Para mí "Abraham Lincoln", su anteúltima película, y la primera sonora, es lo mejor de todo lo que he visto de Griffith. No la había visto antes porque la critica al uso decía que con la llegada del sonido Griffith dejó de tener interés.
Pues no es cierto. Es justo al revés. Esta maravilla está contada con todo lujo de riquezas técnicas increíbles. Unos diálogos a hachazos modernísimos. Travellings inolvidables de gritar bravo y aplaudir en plena proyección. Se nota que Griffith estaba encantado de rodar esta obra colaborando con la genialidad de un joven Walter Huston, nada menos que el padre de John, que está espléndido e inolvidable.
"Abraham Lincoln" viene a decirnos que antes de 1930 hay muy poco cine todavía vivo. Existe toda una historia del cine maravilloso que se inicia en esta obra. Y David W. Griffith sigue siendo genial pero no por las obras que nos dijeron que eran las geniales sino por otras como esta.
Una sorpresa milagrosa.
Si podeis, a disfrutarla.
Qué cosa más preciosa.
Por dentro de "El nacimiento de una nación" ya andaba el "trailer" o semilla de esta obra maestra que al mostrárnosla ahora en plano corto adquiere nuevos destellos que afectan a todos cuantos la hicieron en su día.
Bendito sea el cine bueno.
Gonzalobombay
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